Zaragoza se viste de rojo para recibir a miles de turistas por la festividad de la Virgen del Pilar
MADRID 11 Oct. (EUROPA PRESS) –
La Virgen del Pilar es un símbolo de devoción, unión y tradición en la ciudad Zaragoza. Este año, el aumento en las ventas de flores y la participación activa de la comunidad, así como de miles de turistas llegados de todos los puntos de España subrayan la importancia de esta celebración.
A medida que los zaragozanos se preparan para rendir homenaje a la Virgen, la ciudad se transforma en un jardín vibrante de color y alegría. Al final del día, cada flor ofrecida es un reflejo del amor y la devoción que los zaragozanos sienten por su Virgen, haciendo de esta festividad una experiencia inolvidable para todos los que participan.
Este año, las ventas de flores han aumentado un 5% en comparación con las cifras de antes de la pandemia, marcando una tendencia positiva que muestra la resiliencia de esta tradición zaragozana. Este incremento se debe, en parte, al hecho de que la festividad cae en sábado, lo que favorece la participación de grupos y familias, quienes se preparan para rendir homenaje a la Virgen con flores y trajes tradicionales.
El presidente de la Asociación de Floristas de Aragón, Rubén Cebollero, señala que este año se han inscrito 1.059 grupos, lo que representa un aumento del 21% respecto al año anterior, sumando unas 14.400 personas. Este renovado entusiasmo no solo se refleja en el número de participantes, sino también en la elección de las flores.
El clavel rojo se ha consolidado como el favorito, dado que el manto que cubre a la Cruz de Lorena es rojo en años pares. Sin embargo, las opciones no se limitan a un solo tipo de flor. Aunque el clavel es el más demandado, también hay quienes optan por otras variedades como rosas, girasoles y margaritas.
La Ofrenda de Flores es más que un simple acto floral; es una celebración que conecta a los zaragozanos con sus raíces culturales y su devoción religiosa. Desde sus inicios en el siglo XVII, este evento ha crecido en magnitud y popularidad. Las primeras ofrendas se remontan a 1640, pero fue en 1958 cuando se formalizó como un gran evento, gracias al esfuerzo de visionarios como Manuel Rodeles. Desde entonces, el acto se ha convertido en una de las tradiciones más emblemáticas de Zaragoza, con miles de participantes vestidos con trajes regionales.
A pesar de la alegría y el colorido de la Ofrenda, también existen ciertas normas y recomendaciones que los oferentes deben seguir para mantener la tradición viva. La vestimenta es un aspecto fundamental, y hay errores comunes que deben evitarse. Por ejemplo, los hombres deben llevar el pañuelo de cabeza correctamente colocado, y tanto hombres como mujeres deben asegurarse de que su calzado sea acorde con el traje. Los relojes, teléfonos móviles y otros accesorios modernos están prohibidos, ya que se busca preservar la estética tradicional del baturro.
Las mujeres deben tener especial cuidado con su peinado, ya que el cabello debe ir recogido en un moño, adornado con peineta, evitando mechas californianas y flequillos. Además, el uso de maquillaje debe ser mínimo; no se permite el eyeliner o la raya de ojo. La elección de la vestimenta y los accesorios debe ser meticulosa, para que la Ofrenda se mantenga fiel a sus raíces y tradición.
La ofrenda se desarrolla en un entorno que resuena con el fervor y la emoción de los participantes. En 2024, los puntos de acceso para los grupos son la plaza Aragón, la plaza Santa Engracia y el paseo Echegaray y Caballero, con dos recorridos establecidos. Los oferentes se preparan para recorrer las calles, llevando en sus manos los ramos que ofrecen a la Virgen, llenos de colores y simbolismo.
LA BELLEZA DE LOS RAMOS.
Uno de los aspectos más destacados de la Ofrenda es la variedad de ramos que los participantes llevan a la Virgen. Aunque el ramo de doce claveles rojos es el más popular, también hay quienes eligen opciones más variadas y personalizadas.
La tradición dicta que los ramos deben ser presentados en forma de bastón, atados con rafia biodegradable y sin envolturas plásticas, lo que refleja un compromiso con la sostenibilidad. Además, la estética del ramo es esencial, ya que muchos participantes se preparan para un concurso en el que se premia tanto el atuendo como la calidad del ramo.
El precio de un ramo de claveles suele oscilar entre 22 y 25 euros, lo que lo hace accesible para muchos zaragozanos. Sin embargo, no es necesario gastar una fortuna; incluso los ramos más modestos pueden ser igual de significativos. La Ofrenda es un acto de fe y conexión con la comunidad, y cada flor cuenta una historia.
MILES DE TURISTAS EN LA CIUDAD.
La festividad de la Virgen del Pilar es uno de los momentos más importantes del calendario turístico en Zaragoza. Miles de turistas llegan a la ciudad cada mes octubre, lo que provoca que los hoteles se llenen rápidamente y las reservas se agoten semanas antes. Según la Asociación de Hoteleros de Zaragoza, la ocupación hotelera durante las Fiestas del Pilar alcanza habitualmente el 90%, y en muchas ocasiones, cuelga el cartel de «completo».
Esto no solo es un alivio para el sector hotelero tras los años difíciles de la pandemia, sino también un impulso para otros sectores como la restauración, el comercio y el transporte.
Los visitantes aprovechan su estancia en la ciudad no solo para participar en la Ofrenda, sino para explorar la rica oferta cultural e histórica que Zaragoza ofrece. La imponente Basílica del Pilar, el Palacio de la Aljafería y el Casco Histórico se llenan de turistas que recorren sus calles, llenas de animación y eventos durante las fiestas. Además, la oferta de actividades es muy variada, desde conciertos hasta eventos familiares, lo que convierte a Zaragoza en un destino idóneo para todo tipo de públicos durante las Fiestas del Pilar.
Los turistas también son parte fundamental del paisaje de la Ofrenda. Muchos de ellos llegan para vivir en primera persona una de las celebraciones más tradicionales de España, fascinados por la belleza y el simbolismo del evento. No solo se dedican a observar: algunos incluso se unen a los grupos de oferentes, llevando su propio ramo de flores y sintiéndose parte de la comunidad zaragozana por un día.
Zaragoza es también famosa por su rica gastronomía, que juega un papel importante durante las Fiestas del Pilar. Los turistas que visitan la ciudad aprovechan para disfrutar de la cocina aragonesa en los restaurantes tradicionales que se encuentran en todo el centro histórico. Los establecimientos más emblemáticos de la ciudad, como Casa Lac, El Tubo o Los Cabezudos, ven cómo sus mesas se llenan de comensales que buscan saborear platos típicos de la región como el ternasco de Aragón, migas a la pastora, borrajas con almejas, o las deliciosas chilindrón.
La gastronomía zaragozana es rica en productos de la huerta, carnes de primera calidad y recetas transmitidas de generación en generación. Uno de los platos estrella es el ternasco asado, una carne tierna y jugosa que se sirve con patatas y que es un clásico en cualquier celebración aragonesa. Los embutidos locales, como la longaniza de Graus, también tienen un protagonismo especial en las cartas de los restaurantes durante estas fechas.
Para quienes prefieren un recorrido más informal, la zona de El Tubo, famosa por sus bares de tapas, es el lugar perfecto para disfrutar de una ruta gastronómica. Allí, los turistas pueden degustar una amplia variedad de tapas acompañadas de buenos vinos de la Denominación de Origen Cariñena. Tapas como el jamón de Teruel, las cocochas de bacalao o las albóndigas caseras son opciones que hacen las delicias de los visitantes.