Wolfgang Schäuble se despide de Finanzas
Wofgang Schäuble, el todopoderoso ministro de Finanzas alemán, vigilante de la austeridad en Europa durante los años más duros de la crisis económica, deja su puesto este martes para convertirse en el nuevo presidente del Bundestag, la Cámara baja del Parlamento germano, donde aplicará su inmenso conocimiento de la vida parlamentaria alemana y su conocida mano dura para arrinconar a la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán).
Schäuble se despidió el pasado día 10 de sus colegas europeos en la reunión del Ecofin en Luxemburgo, y el lunes hizo lo mismo con los trabajadores de su Ministerio antes de ser elegido para su nueva tarea, para lo que cuenta ya con una clara mayoría.
Un maestro de los mecanismos parlamentarios
La Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido de la canciller Angela Merkel, y su partido hermano, la Unión Socialcristiana (CSU) de Baviera -que forman grupo parlamentario conjunto- ha presentado a Schäuble como candidato, ya que en Alemania existe la tradición de que el grupo parlamentario más fuerte disfruta del derecho a escoger el presidente del Parlamento.
Además, aunque las negociaciones para formar un nuevo gobierno tardarán varios meses, es de esperar que Schäuble reciba los votos del Partido Liberal (FDP) y de Los Verdes, socios potenciales del próximo gabinete de Merkel.
Casi con toda probabilidad, Alternativa para Alemania se quedará sola en el rechazo a Schäuble, con lo que se abrirá el enfrentamiento entre la formación de extrema derecha y el veterano político conservador.
Su profundo conocimiento de las normas parlamentarias le permitirá emplearse a fondo para paralizar las iniciativas de los ultras, mientras su brillante oratoria le puede ayudar a movilizar al resto de partidos y conseguir el aislamiento político de la AfD.
Como aperitivo de esa batalla, el Bundestag aprobó un cambio de reglamento sobre la sesión constitutiva de la Cámara para evitar que uno de los líderes de AfD, Alexander Gauland, presidiera la apertura de la legislatura alemana al ser el diputado de mayor edad. Con ese cambio normativo, el presidente de la sesión constitutiva debe ser el diputado más antiguo, condición que recae en el propio Wolfgang Schäuble.
El negociador del tratado de la reunificación
Schäuble nació en septiembre de 1942 en Friburgo, capital del distrito electoral de Baden-Württemberg por el que ha sido elegido desde 1972 como diputado y donde sufrió también un atentado en 1990 que le dejó paralítico.
Un enajenado con manía persecutoria hacia el político le disparó tres tiros durante un mítin en una pequeña localidad de la Selva Negra. Una de las balas le atravesó la mejilla y le rozó el cerebro, mientras otro proyectil quedó alojado en la columna vertebral. La tercera bala dió al guardaespaldas que intentó protegerle interponiéndose entre Schäuble y el agresor.
En el momento de ese ataque era el ministro del Interior del canciller Helmut Kohl y se perfilaba como su principal heredero para pilotar la reunificación alemana, ya que él fue el encargado de negociar el tratado de unidad.
Pero cuando Kohl perdió las elecciones de 1998 ante el socialista Schroeder y llegó el turno de Schäuble, un escándalo de la financiación ilegal de la CDU de la época de su antecesor lo forzó a ceder la jefatura del partido a Angela Merkel, de la que -contra todo pronóstico- se convirtió en mano derecha.
Obsesión por la austeridad
Schäuble ha ocupado el Ministerio de Finanzas durante la peor crisis económica de la UE, durante la cual los medios de comunicación alemanes le han apodado «el señor del cero», en alusión a su insistencia en lograr un presupuesto equilibrado en Alemania, un objetivo que alcanzó en 2014.
Esa obsesión se trasladó también al escenario europeo. En medio de la crisis del euro, el ministro germano se convirtió en adalid de la austeridad y actuó como un interlocutor severo y difícil, sobre todo con Grecia y su exministro de Finanzas, Yanis Varufakis, con quien libró un permanente duelo dialéctico.
Muchos de los críticos de esa austeridad en Europa tienen la esperanza de que algo cambie con la salida de Schäuble del Ministerio de Finanzas. Sin embargo, el propio Varufakis no se hace ilusiones y ya ha dicho que, aunque haya un cambio, Alemania continuará la misma política o, incluso peor, si el Partido Liberal (FDP) ocupa la cartera que ahora deja Schäuble.
«Schäuble se marcha del Eurogrupo, pero el schäublismo seguirá presente y, si es con el FDP, sin el espíritu europeo de Wolfgang Schäuble«, ha advertido recientemente Varufakis, durante la presentación de un libro en Atenas.
Esa actuación severa de Schäuble en Europa le ha valido el título de ‘salvador del euro’ dentro de su país, donde su rigor a la hora de negociar ha servido para acallar una parte de los críticos con la política de rescates europeos, que consideraban que la canciller, Angela Merkel, actuaba con un exceso de generosidad hacia el «derrochador» sur de Europa.
Ahora, este magnífico negociador y equilibrista en los juegos de poder se enfrenta a un nuevo reto: pilotar el Bundestag más complicado desde la República de Weimar, con seis formaciones políticas -una de ellas de extrema derecha- y un Gobierno federal con una combinación tricolor inédita en la política nacional.