Viaje gastronómico al Nápoles más tradicional en el restaurante Capú
Gennaro di Fiore y Francesca Capuano, chef y directora de sala, respectivamente, son socios del restaurante Capú de la calle Atenas, 42, y también matrimonio en la vida privada. Proceden de Nápoles y, aunque llevan 9 años en Españan, afortunadamente conservan el característico acento napolitano que contribuye a que el comensal se sumerja también acústicamente en ese rincón de Italia.
El 80% de los productos que utiliza Di Fiore son italianos, menos los frescos, la verdura y el pescado. Todo lo demás, la pasta, el aceite, la harina, el vino, etcétera, procede de Nápoles, de modo que un ágape en Capú supone viajar a la tercera ciudad italiana sin salir de Barcelona. El local tiene dos plantas, es luminoso y está agradablemente decorado con fotografías napolitanas y presidido por una enorme foto de Sofia Loren.
El restaurante lo inauguraron hace catorce meses y cualquier plato de su carta supone degustar la gastronomia napolitana más auténtica, sin artificios, donde el producto y la elaboración tradicional no es enmascarado. Di Fiore, que cuando el cronista visitó el establecimiento cumplía 39 años de edad, demuestra con unos macarrones XXL rellenos de crema de bacalao sobre un bizcocho napolitano, hasta dónde puede llegar una buena combinación de pasta y pescado. Maridado con un blanco I Muri de Pugglia, de Salento, el tacón de Italia, también resulta espléndida la croqueta Napoli a base de butifarra friarielli y queso ahumado, una de las propuestas de Napoli Street Food ideales para empezar a hacer boca.
A’Parmigian, el milhojas de berenjena con salsa de tomate, queso mozzarella y albahana, no puede faltar en un menú napolitano. Pero también están exquisitos los espaguetis con erizo de mar, coronados con un tartar de gambas, o el bacalao con tomate, orégano y aceitunas negras, otro de los hitos de la gastronomía del país, al igual que los fagottini rellenos de calabacín y mantega de búfala.
Pero Di Fiore también se permite pequeñas fusiones, como el bao japonés con salsa de ternera que Francesca denomina «salsa antigua de la abuela». Completan la carta platos del mar, las pastas, los rellenos de la abuela, risottos, carnes y postres, donde destaca el tiramisú y el babba borracho de ron, pero también el cannolo siciliano hecho a la manera del chef.
Y qué decir de la carbonara de Capú, que pasa por ser «la mejor del mundo». Al menos eso es lo que dicen quienes prueban esta receta elaborada por Gennaro di Fiore, que es parco en palabras porque se expresa mucho mejor en la elaboración personal de cada plato para que los comensales disfruten de la buena cocina italiana «como debe ser» y de forma tan sencilla, como también lo es la pareja al frente del establecimiento.
El chef se preocupa de que cada plato salga a la sala impecable y lo más natural posible. Porque cocinar de forma simple no es lo más fácil, puesto que «no hay posibilidad de enmascarar, hacer trampas o engañar». Desde la técnica a la selección del producto, que en este caso es de la máxima calidad, tanto los frescos como los importados de italia, son impecables. El chef pone un ejemplo con las almejas, que en su casa, afirma, no saben a eneldo, sino a almejas.