Un antiguo viaje del agua bajo un hotel cinco estrellas de Madrid

Un antiguo viaje del agua bajo un hotel cinco estrellas de Madrid




En una sala diáfana y bajo un suelo acristalado en el interior de un hotel de lujo en pleno barrio de Las Letras, se esconde una joya más del abundante patrimonio de la ciudad. Los restos de un antiguo viaje del agua, pertenecientes al de la Castellana y que datan de los siglos XVII y XVIII, esperan la llegada tanto de madrileños como de turistas que buscan empaparse de la historia de la Villa.

A través de estos conductos se buscaba garantizar el abastecimiento de recursos hídricos a un área urbana en vías de crecimiento, pues entonces no existía ninguna técnica parecida a la actual ni embalses. A pesar de estar localizada en las proximidades del Manzanares, no fue esta su principal fuente de agua, pues el núcleo de población se encontraba a gran altura respecto al río. Además, no eran aptas para el consumo. Por ello, resultó esencial la labor de los fontaneros municipales y reales en los trabajos de creación de esta red, que se mantuvo en funcionamiento hasta que el Canal de Isabel II comenzó a operar.

Hasta ese momento, coexistieron decenas de estos viajes como un sistema de captación y distribución de aguas subterráneas. En la actual M-30, había uno de estos conductos, el de Abroñigal Bajo; la fuente de Cibeles se alimentaba de otro viaje de agua situado bajo el monumento; también el sistema de seguridad de las cajas fuertes del Banco de España y el destinado a abastecer al Palacio Real, el denominado viaje de agua de Amaniel.

Los restos ubicados bajo los cimientos del actual NH Collection, lo que fue el palacio ordenado a construir por el primer Conde de Tepa, bebían de un riachuelo en el norte de la capital que se utilizaba para alimentar a todo el barrio de Las Letras, el primigenio Madrid.

Entre los elementos que se pueden distinguir en este viaje del agua se encuentran un aljibe, un pilón de granito, unas galerías y un pozo. Sin embargo, lo más llamativo de la exposición es quizás una fuente que formó parte del solar de la Fonda de San Sebastián antes de que el palacio fuera mandado levantar a principios del siglo XVII. «La Fonda fue representativa porque albergó una de las primeras tertulias literarias de Madrid, el café de San Sebastián», apunta Juan José González, gerente de relaciones con invitados del NH Collection Palacio de Tepa.

El edificio fue levantado al regreso de este conde, Francisco Leandro de Viana, tras su labor en ultramar y su importante papel en el virreinato de España en México. Sin embargo, al igual que el resto de residencias de la aristocracia madrileña, fue vendido a mediados del siglo XX para crear viviendas y locales comerciales.

Hace poco más de veinte años, esta firma hotelera se hizo con el complejo, descubriendo durante sus labores de transformación los restos de esta joya patrimonial de la ciudad.

Tesoros de la ciudad

«Este hallazgo generó un parón en las obras del hotel hasta que se catalogaron los restos y se decidió qué hacer con los mismos», determina González a este periódico. Hoy, estos testigos del viaje del agua se presentan en una sala con las paredes oscuras y un suelo de cristal para que tanto huéspedes como todos aquellos quieran acercarse al lugar puedan descubrirlos.

En el resto del edificio las obras también fueron largas, justamente por la existencia de estos conductos subterráneos. Esta visita, además, forma parte de las propuestas culturales del Madrid Hotel Week, que en esta edición -que tiene lugar del 8 añ 17 de noviembre- rendirá homenaje a los tesoros Patrimonio de la Humanidad que alberga la ciudad, junto a flamenco y a la dieta mediterránea.

Fuente: www.abc.es