Trump y Harris, dos discursos enfrentados y un objetivo común

Trump y Harris, dos discursos enfrentados y un objetivo común







La escalada en Oriente Próximo continúa y se ha colado en las elecciones de Estados Unidos. Washington es el principal aliado de Tel Aviv y un apoyo incondicional en una guerra que cada vez tiene más frentes y que ha sido uno de los temas de una campaña en la que los dos candidatos a la Presidencia han reflejado, al menos en sus discursos, dos posturas contrapuestas. La demócrata Kamala Harris reconoce el derecho a defensa de Israel, pero recalca el sufrimiento de los palestinos; el republicano Donald Trump culpa al Gobierno de la situación y defiende que si él hubiera seguido en el poder, no habría empezado ninguna guerra. 

El conflicto entre Hamás y el Ejército israelí continúa, aumentan las víctimas en Gaza — la ofensiva ya ha matado a más de 43.000 personas — y disminuyen las posibilidades de alcanzar un acuerdo de tregua. Mientras tanto, Israel ha iniciado una guerra abierta en Líbano que deja más de 2.780 muertes y ha aumentado la tensión con Irán, que en octubre respondió al asesinato de los líderes de Hamás e Hizbulá con un ataque con misiles balísticos del que Washington ayudó a Tel Aviv a defenderse. Israel, por su parte, volvió a responder bombardeando «objetivos militares» — tal y como confirmó Washington — en una acción que provocó daños «limitados», según Teherán.

La política exterior no suele ser determinante en los resultados electorales, aunque con ambos candidatos tan cercanos en las encuestas (a unos dos puntos de diferencia), este año podría ser distinto. Sin embargo, pese a que en sus discursos planteen visiones enfrentadas, tanto Trump como Harris persiguen un objetivo común: poner fin a un conflicto en el que EE.UU. es también protagonista.

Trump pronostica el fin de Israel si ganan los demócratas

En el único debate que se ha celebrado entre Harris y Trump, el exmandatario republicano insistió en algo que lleva meses repitiendo: si él no hubiera abandonado la Casa Blanca, la guerra en Gaza — al igual que la de Ucrania — no habría comenzado. El candidato republicano acusa a su contrincante de «odiar a Israel» y ha defendido que, si no gana él el 5 de noviembre, el Estado hebreo «estará condenado» y desaparecerá «en un año o dos». 

Trump se enorgullece, además, de ser respetado por líderes internacionales como Vladímir Putin o como el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, con el que presume de tener una «muy buena relación». Lo dijo después de reunirse con él en la última visita del mandatario a Estados Unidos, a finales de julio, durante la que también se entrevistó con Joe Biden y con la vicepresidenta Kamala Harris y se dirigió a la Cámara de Representantes.  

«La afirmación de Trump de que puede poner fin a las guerras con solo llegar y hacer una llamada se basa en su idea de que es a la vez un maestro negociador y tan impredecible que los demás le temen a él y a sus respuestas si no hacen lo que él quiere», explica a este medio el profesor de Asuntos Internacionales de la Escuela de Gobierno Bush, F. Gregory Gause, que asegura que es «una tontería» creer que Putin, Hamás o el ayatolá Jamenei — el líder supremo de Irán — «tienen más miedo de Trump que de Biden y que harán lo que diga».

Las palabras de Trump son parte de un discurso «claramente electoralista» expone a RTVE.es el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Burgos Juan Tovar Ruiz, quien recuerda que el expresidente republicano estuvo cerca de provocar un conflicto en Oriente Próximo cuando EE.UU. mató en 2020 al general iraní Qasem Soleimani, al que Washington acusó de la muerte de cientos de ciudadanos estadounidenses.

De hecho, Trump llegó a reconocer en una entrevista concedida a Time en abril que su relación con Netanyahu, que gozaba de una muy buena salud durante su primera etapa en la Casa Blanca, se enfrió cuando el líder israelí «abandonó», en palabras del exmandatario republicano, «justo antes del ataque» que mató a Soleimani.

«Las declaraciones de que Israel va a desaparecer hay que entenderlas en el marco electoral, entre otras cosas porque es difícil dar un apoyo más incondicional y destacado a Israel que el que ha dado la Administración de Joe Biden», añade Tovar. El profesor asegura que, más allá de los discursos, «no hay mucha diferencia entre lo que plantearía Trump y lo que plantean dirigentes como Biden o incluso como la propia Kamala Harris». 

Harris inclina su discurso hacia la causa palestina

Desde que se postuló como candidata, Harris ha buscado diferenciarse de Biden y, por supuesto, de Trump, haciendo más hincapié en el sufrimiento del pueblo gazatí. La actual vicepresidenta ha subrayado el «derecho a la defensa» de Israel, pero, como hizo durante el debate, también destaca que «han sido asesinados demasiados palestinos» y defiende una solución de dos Estados que aporte seguridad «a ambas partes». 

La politóloga de la Northwestern University Elizabeth Shakman asegura que, si llega a la Presidencia, las diferencias en la política de Harris con respecto a Biden se basarán en la adopción de «un tono diferente y más conciliador hacia los palestinos, incluido el reconocimiento de su sufrimiento bajo las bombas israelíes». Además, señala, la candidata demócrata «alinearía más estrechamente a EE.UU. con la opinión del resto del mundo, que es muy crítica con Israel».

Su postura atiende, en parte, a las demandas de un gran número de demócratas que se muestra muy crítico con la ofensiva israelí y, por lo tanto, con el apoyo incondicional de Washington al país que gobierna Netanyahu. Además, en el último año, el Ejecutivo de Biden se ha enfrentado a movilizaciones masivas, sobre todo en universidades, a favor de la causa palestina y contra la guerra en Gaza y el apoyo a Israel.

Para Ruiz Tovar, la diferencia entre Harris y el actual presidente atiende a un «matiz retórico» y no está claro que su postura vaya a ser muy distinta si llega al poder. «Biden no ha aplicado criterios de condicionalidad a la ayuda a Israel y creo que la política hacia la región va a ser muy similar», asegura el profesor. En caso de ser Trump quien gane los comicios, este sí tendrá «una posición más enérgica hacia Irán» y brindará «un apoyo más incondicional» al resto de aliados de Washington en la región.

Como explica Gaus, la demócrata «ha expresado mayor simpatía por los palestinos» que su contrincante, pero no ha cuestionado «la solidez» de las relaciones entre Israel y EE.UU.. «El Partido Republicano se ha vuelto más uniformemente proisraelí en los últimos años, liderado en gran medida por sus votantes cristianos fundamentalistas y evangélicos, mientras que elementos del Partido Demócrata se han vuelto más comprensivos con la causa palestina», apunta. 

La relación con Netanyahu

En su última llamada con el mandatario israelí, Biden le instó a minimizar los daños a civiles en el Líbano y le manifestó la «urgente necesidad» de alcanzar una tregua con Hamás en Gaza. El presidente lleva meses peleando un acuerdo entre la milicia palestina e Israel y, aunque ya ha dicho en varias ocasiones que es «el momento» de conseguirlo, todo apunta a que abandonará la Casa Blanca sin haber logrado convencer a Netanyahu.

Entre esa llamada y la anterior entre ambos mandatarios habían pasado 48 días y, desde que comenzó la guerra en Gaza, sus conversaciones son cada vez más tensas. De hecho, a principios de septiembre el último libro del periodista estadounidense Bob Woodward, titulado Guerra, reveló algunos desencuentros entre ellos. Según la publicación, el presidente estadounidense llegó a decir a uno de sus ayudantes: «Ese hijo de perra, Netanyahu, es una mala persona».

Los expertos coinciden en la falta de sintonía entre ambos y en que el mandatario israelí estaría más cómodo si es Trump quien ocupa el Despacho Oval tras las elecciones. En julio, Harris le trasladó a Netanyahu que «no se quedaría callada» ante el sufrimiento de la población palestina; mientras que Trump, que recibió al líder israelí en su mansión de Mar-a-Lago, presumió de la sintonía entre ambos y prometió «evitar que el antisemitismo se propague en los campus universitarios», en referencia a las movilizaciones estudiantiles propalestinas.

Harris, por su parte, evitó calificar al líder israelí de «aliado cercano» de Estados Unidos en una entrevista concedida al programa de la CBS 60 Minutes. «¿Tenemos realmente a un aliado cercano en el primer ministro Netanyahu?», le preguntó el periodista. «Creo, con todo el respeto, que la mejor pregunta es si tenemos una alianza importante entre el pueblo americano y el pueblo israelí. Y la respuesta es sí».

«Está claro que Netanyahu prefiere una victoria de Trump a una de Harris»

«Está claro que Netanyahu prefiere una victoria de Trump a una de Harris«, afirma Gaus, que argumenta que el expresidente proporcionó beneficios a Israel durante su mandato, como el traslado de la embajada a Jerusalén, «y no pidió nada a cambio». «Tal vez recibió acceso a negocios privados en Israel, pero no lo sabemos», continúa el experto, que explica que con sus políticas el republicano buscaba así recabar más apoyos entre la comunidad judía, así como cristianos fundamentalistas y evangélicos.

Netanyahu y Trump, asegura Shakman, «están muy alineados». Ambos son «personalidades dictatoriales» preocupados por «su propia supervivencia política y poco más», expone la profesora. Si Trump gana el 5 de noviembre, dice, es de esperar «un apoyo muscular de Estados Unidos a Israel y la supresión de la disidencia a nivel nacional».

A pocos días de las elecciones, Israel ha advertido a Irán de que se abstenga de tomar represalias por su último ataque, ya que, si comete «ese error», el Ejército israelí aumentará sus capacidades en su futura respuesta. Mientras que Biden insistió en la importancia de que Tel Aviv no atacara a instalaciones nucleares iranís, Donald Trump aseguró que el mandatario «se equivocó en eso» y que sí que habría que haber apuntado a ese tipo de infraestructuras.

Fuente: www.rtve.es