su carrera en el tenis, en datos y gráficos
No hay un consenso claro para referirse a las vidas que tiene un gato: mientras en países como España, Italia y Alemania son siete, en la mayoría de los anglosajones la cifra sube hasta las nueve. Sin embargo, para lo que sí existe un acuerdo casi general es que Rafa Nadal, con más vidas que un gato, es uno de los mejores deportistas españoles de todos los tiempos.
Acostumbrado a caer y levantarse mil veces, a caminar por el alambre de los puntos imposibles, y abocado a saltar por encima de muros infranqueables hasta su irrupción en la élite, en el palmarés de Nadal luce sobre todo ser el ganador de 22 Grand Slams de 30 finales jugadas en los cuatro torneos más importantes. Entre ellos 14 Roland Garros, que le acreditan como el mejor tenista sobre tierra batida de la historia, el máximo dominador en una misma pista, la arcilla de París, una hegemonía solo comparable a la Margaret Court en el Open de Australia, que ganó 11 veces, siete de ellas consecutivas.
Rafa Nadal se retira del tenis dejando un legado para los anales del deporte. Fue el tenista más joven en ganar los cuatro grandes, a los 24 años. Y, en cuanto a torneos de Grand Slam, el único tenista en activo por delante de él es Novak Djokovic, campeón en 24 grandes, y solo terminaron su carrera con más títulos que él otros dos mitos del tenis, Margaret Court (24) y Serena Williams (23). Pese a los altibajos por las lesiones, ha sido tremendamente fiable y es el único jugador de la historia en ganar al menos un Grand Slam durante diez años consecutivos.
Más allá de sus 92 títulos ATP, el mallorquín es un icono del deporte mundial y un ejemplo de resiliencia portentoso. Todo buen amante del tenis recordará dónde estaba el 30 de enero de 2022, cuando el ruso Daniil Medvedev dominaba la final del Abierto de Australia por 6-2, 7-6, 3-2 y 0-40 sobre el saque de Rafa Nadal. Tres horas después de ese momento fatídico, el español lanza la raqueta al suelo y con una sonrisa mezcla de incredulidad, asombro y alegría, celebrando su 21º título de Grand Slam en la mayor hazaña deportiva de su carrera.
Al año siguiente, en 2023, ganaría su 14º Roland Garros, el último grande de su carrera, antes de entrar en una espiral de lesiones que ha puesto el punto final a su dilatada y exitosa carrera. Pero echando la vista atrás, como aquella noche de Melbourne, el de Manacor ha logrado encontrar una y otra vez una versión casi extraterrestre para revivir cuando las circunstancias y los rivales le ponían contra las cuerdas.
Acostumbrado a llevar su cuerpo al límite, Nadal se ha perdido la friolera de tres años de competición a causa de diferentes dolencias, algunas crónicas, como el síndrome Müller-Weiss de su pie izquierdo detectado en 2005, y otras más puntuales, como sendas tendinitis rotulianas en ambas rodillas y, más recientemente, el psoas ilíaco.
«Yo ahora mismo lo que espero es ser capaz de no hacerlo, de no exigirme el máximo. De aceptar que las cosas van a ser muy difíciles al comienzo y darme el tiempo necesario y perdonarme que las cosas vayan mal al comienzo, que es una posibilidad muy grande, pero saber que puede haber un futuro no muy lejano en que las cosas pueden cambiar si mantengo la ilusión y el espíritu de trabajo y el físico me responde, sin ninguna duda». Con esta declaración de intenciones, a finales de 2023, Rafa Nadal anunciaba su regreso a las pistas tras un año en el dique seco.
Esta ocasión fue un punto sin retorno. Con la edad como juez implacable, el tenista acostumbrado a defenderse como gato panza arriba en la pista y fuera de ella tuvo que encarar su nueva realidad para anunciar su retirada tras la Copa Davis 2024 que se disputa en Málaga.
Se despide otro miembro del ‘Big Three’ del tenis
La despedida de Nadal, después de la de Roger Federer, deja a la terna de tenistas que ha dominado el circuito masculino en el siglo XXI con un solo miembro, el serbio Novak Djokovic (37 años, 21 como profesional). Un triunvirato que desde 2003 ha ganado 66 de los 88 torneos de Grand Slam y suma 18 temporadas concluidas como número uno del mundo del ránking ATP.
En una rivalidad que tardará años en repetirse, el tenista mallorquín pierde en los enfrentamientos contra Djokovic (29-31), el jugador del top 10 con el que más veces se ha enfrentado en su carrera. Sin embargo, algunos de los partidos más bellos y memorables los disputó contra Federer, al que se impone con claridad en el global de sus partidos (24-16). La mitad de los títulos de Nadal en torneos de Grand Slam los alzó venciendo a uno de los dos en la final (y contra ellos perdió otras siete finales), y 15 de los 22 ‘grandes’ que alzó los conquistó teniendo que derrotar por el camino a uno de los dos, o incluso a ambos, como ocurrió en tres ediciones consecutivas de Roland Garros, entre 2006 y 2008. Nadal también tuvo que batir a Federer o a Djokovic para ganar 14 de los 36 títulos de Masters 1000 que acumula, y perdió contra ellos en otras 11 finales.
No es solo cuánto ha ganado Nadal, sino también cómo. Para la historia quedarán su colección de puntos imposibles, sus remontadas épicas y su exigencia competitiva, más allá de lo razonable, como cuando pidió entrenar después de la semifinal de Montecarlo 2018 ante Dimitrov porque no se había «vaciado lo suficiente».
Los aficionados guardan también en la memoria la remontada al croata Ivan Ljubicic en el Rockódromo de la Casa de Campo para ganar el Masters 1000 de Madrid en 2005, o las casi seis horas de batalla al filo del desfallecimiento ante Djokovic en la final del Abierto de Australia de 2012, y, sin duda, la epopeya de su primer Wimbledon en 2008 ante Roger Federer, considerado por muchos aficionados el mejor partido de la historia del tenis.
Un campeón con un comportamiento ejemplar
Más allá de estadísticas, títulos, puntos y momentos, destaca algo tan intangible como singular en la trayectoria del tenista de Manacor: sus rituales y gestos que le permitieron enfocarse en el juego durante cada punto de cada partido, su comportamiento irreprochable a lo largo de su carrera con rivales y personal que trabaja en los torneos, y el dato demoledor de no haber roto ni una sola raqueta en más de dos décadas.
«Mi familia no me hubiera permitido romper una raqueta. Para mí, romper una raqueta hubiera significado no haber tenido el control de mis emociones», afirmó el tenista en una entrevista.
Y es que otro de los pilares de Rafa Nadal a lo largo de su carrera lo han constituido su familia y su entorno, un equipo liderado por su tío Toni Nadal hasta 2018, y por Carlos Moyá a partir de 2018, tras entrar en su cuerpo técnico en 2016. Un staff donde asimismo han destacado Carlos Costa, su mánager a lo largo de toda su carrera, y su amigo Marc López, con el que logró la medalla de oro en la modalidad de dobles en los Juegos Olímpicos de Río en 2016.
Un felino en la pista que «nunca se rinde». Así le definió Sebastian Korda, hijo del también tenista Petr Korda, que reconoció haberse hecho tenista por él, y que incluso le puso el nombre de ‘Rafa’ a su gato en un gesto de admiración hacia su ídolo, calificativo que han utilizado deportistas y profesionales de todos los ámbitos para definir al español.
En el último enfrentamiento con Novak Djokovic, el serbio agradeció al español su legado dentro y fuera de las pistas de tenis, «fuente de inspiración para millones de niños en todo el mundo». Quizás, el mejor reconocimiento para alguien que ya es historia viva del deporte.
*Infografías: Juanma Leralta y Pedro Jiménez (InfografíaRTVE/Evoluciona) | *Desarrollo: Isra Visedo y Nacho Díaz (InfografíaRTVE/Evoluciona) | Coordinación: José Ángel Carpio (DatosRTVE)