Seminci recoge las «huellas» de «cómo se compone esa sinfonía que es un largometraje»
Seguir el proceso creativo que lleva a que una película se convierta en realidad e indagar en «cómo se compone esa sinfonía que es un largometraje» y el trabajo que permite lograr que aquellas ideas que están en el «imaginario» del director terminen por convertirse en «realidad» es el objetivo de la exposición ‘Huellas y fugas’, que acoge desde este miércoles la sala de exposiciones de San Benito, en Valladolid, en plena cuenta atrás para la inauguración de la 69 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid.
La muestra reúne documentos, vestuario, carteles, storyboards, cuadernos de rodaje, y otros objetos de ‘atrezzo’ relacionados con la producción o el rodaje de 17 títulos españoles que se proyectarán en el festival. En definitiva, se trata de «todo aquello que rodea», una producción, «esas contumancias o cabezonerías del director» al tratar de llevar a buen puerto un film, ha señalado el alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, durante su inauguración.
Para el director del festival y co-comisario de la muestra, José Luis Cienfuegos, este proyecto, «uno de los más queridos» de esta edición, se propone acercar a los ‘semanistas’ las películas que están programadas más allá de su proyección con el fin de que se hagan una idea del trabajo «de dos o tres años» previo que tienen para que «esa sinfonía que es un largometraje» llegue a buen puerto. Su «compañero de viaje» en el proyecto, el «reputado» diseñador de montaje Ramón Isidoro, co-comisario, ha agradecido a los equipos de las 17 películas que han participado, con los que contactó «hace dos o tres meses», por haber permitido que la muestra sea realidad en un tiempo récord. También ha detallado que algunos de los objetos que se exponen son «guiños» escogidos por los directores, «a veces muy subjetivos», pero cree que con la ‘ayuda’ de la cartelería se van a entender.
Es el caso de las piezas de ‘Turismo de guerra’, de Kikol Grau, que se podrá ver en ‘Tiempo de Historia’, de la que se pueden ver objetos relacionados personalmente con él y su película como una caricatura realizada por el padre del realizador, un antiguo uniforme del Ejército español, una cámara de fotos y el cartel de la película realizado por Paco Alcázar. Curiosos son también los objetos relacionados con el documental ‘Waldo’, de Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, «fundamentales en su narrativa», y entre los que se encuentran la maqueta original de la versión del ‘Himno de la alegría’ grabada por Miguel Ríos en Hispavox.
De los objetos relacionados con ‘Polvo serán’, el film de Carlos Marques-Marcet, llaman la atención los brillantes vestidos lucidos por Ángela Molina y los bailarines de La Veronal. También se puede ver significativas prendas de ‘Mi hermano Ali’, de Paula Palacios, como la camiseta del equipo nacional de Somalia o una única túnica utilizada durante su estancia en Arabia Saudí, mientras que otra realizadora, Carolina África, ha prestado un abrigo manta de ‘Verano en diciembre’. Peculiares son los objetos relacionados con el universo imaginario de ‘Rita’, entre ellos un cuaderno de dibujo, un patinete, un balón y un vestido. También el magnetófono portátil en el que el grupo Catacronache ‘guardó’ allá por los años 60 horas y horas de grabaciones que luego fueron publicadas en el cancionero ‘Canti della nuova resistenza spagnola’ editado por Einaudi, tal y como plasma el filme ‘La marsellesa de los borrachos’, de Pablo Gil Retuerto.
Pero su hay un ‘atrezzo’ que guarda especial relación con la ciudad anfitriona es el de ‘La mitad de Ana’, el primer largometraje de Marta Nieto. Del film se puede ver la reproducción digital del cuatro ‘Un mundo’, pintado por la vallisoletana Ángeles Santos en 2019 y exhibido en el Museo Reina Sofia.