Sánchez se acuerda de las víctimas durante su intervención en la COP29: «El cambio climático mata»
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha llevado a la cumbre del clima COP29 el ejemplo de la tragedia de Valencia por la reciente DANA para apelar a la conciencia de la comunidad internacional con el fin de que reaccione ante la evidencia de que «el cambio climático mata», deje de «arrastrar los pies» y combata a los negacionistas.
Sánchez ha recordado tanto en su intervención en el plenario de la cumbre que se celebra en Bakú, la capital de Azerbaiyán, como en diversos eventos organizados en el marco de la misma, los efectos de esa DANA que ha provocado ya 222 víctimas mortales, la gran mayoría de ellas en Valencia.
Ante el resto de líderes presentes, el jefe del Ejecutivo ha proclamado que había acudido a la cumbre para alertar «de una terrible verdad que la ciencia lleva demasiado tiempo señalando y que, aun así, muchos siguen despreciando: el cambio climático mata».
Más de 300.000 personas, ha recordado, han sido víctimas del cambio climático el año pasado, mientras que la cifra de fallecidos en España por la reciente DANA, que ha dicho que es el mayor desastre natural de la historia del país, asciende por ahora a 222 mientras que aún hay desaparecidos y cientos de hogares cubiertos por el lodo.
Ha resaltado que ese desastre, según las primeras investigaciones, habría sido menos probable y menos intenso sin el efecto del cambio climático. «Por eso estoy aquí, porque en este momento solo hay una cosa tan importante como ayudar a las víctimas de esta terrible tragedia: evitar que se produzca de nuevo; evitar -ha insistido- que los desastres naturales se repitan y multipliquen».
A su juicio, el planeta está dando señales cada vez más claras de que si no se actúa, habrá más sequías, olas de calor, lluvias torrenciales, incendios y enfermedades y muchos sectores económicos colapsarán, mientras que cientos de ciudades y pueblos se volverán inhabitables por la subida del mar y de los termómetros.
Se trata, ha asegurado, de una «amenaza existencial» ante la que lamentó que muchos gobiernos titubeen y frenen el paso, nieguen la evidencia e, incluso, vuelvan atrás, al petróleo, a los vehículos de combustión y a la desregulación «solo para que los ricos sigan haciéndose más ricos» aún a sabiendas de que se camina al desastre de todos. «No podemos permitirlo», ha sentenciado, antes de afirmar que se sabe cuál es el problema y como resolverlo sin necesidad de medidas drásticas ni de volver «a la Edad de piedra», porque se trata no de decrecer, sino de crecer de manera más responsable.
La solución, ha comentado, pasa por innovar, descarbonizar, emplear nuevos materiales y procesos y adaptar ciudades, campos e infraestructuras para que sean más resilientes a las nuevas realidades climáticas. Aunque ha admitido que no es fácil, garantizó que es posible y puso el ejemplo de lo que está haciendo España reduciendo sus emisiones y su consumo de recursos naturales mientras es la economía de la OCDE que más ha crecido.
Por eso ha rogado no hacer caso a quienes dicen que la transición ecológica es incompatible con el bienestar de las naciones o es mala para las clases medias y trabajadoras, ya que la realidad es la contraria: que si no se conquista la sostenibilidad, caerán los niveles de bienestar.
Sánchez ha ratificado el compromiso de que España será en 2050 una sociedad neutra en carbono y respetuosa con los límites medioambientales, pero ha señalado que de poco servirá si todos los países no hacen lo mismo. «Por eso les pido, como uno de los países del mundo más vulnerables al cambio climático, que actuemos. Que dejemos de arrastrar los pies. Que dejemos de negar la ciencia (…) Salvemos las vidas de nuestros ciudadanos. Salvemos sus economías. Y -ha apostillado- salvemos al planeta».
Lo sucedido en Valencia ha estado presente también en las tres intervenciones de Sánchez en otros tantos eventos organizados en el marco de la cumbre: uno de ellos sobre financiación, otro sobre los efectos del cambio climático en la salud y un tercero sobre la solidaridad necesaria para hacer frente a este reto global.
En todos ellos ha insistido en poner de ejemplo lo sucedido con la reciente dana para evidenciar que el cambio climático mata y Sánchez ha reclamado en el relativo a la financiación que la cumbre de Bakú sea recordada como el momento en el que se transformaron las palabras en hechos y en números.
Ha advertido en el segundo de esos actos, impulsado por la Organización Mundial de la Salud y UNICEF, de que el cambio climático es muy injusto porque aunque perjudica a todos, su impacto no es el mismo y se ceba sobre todo con los más vulnerables.
Sánchez ha aprovechado su intervención en el evento sobre solidaridad para avisar de que si no se graban suficientemente los combustibles fósiles, se les está subvencionando de manera indirecta.
Por eso ha defendido el principio de que «quien contamina, paga» y pidió poner el foco en sectores que dijo que no se están grabando, como el transporte marítimo, el transporte aéreo o el diésel.