Rumanía, en terreno desconocido por la suspensión de las elecciones
La decisión del Tribunal Constitucional de Rumanía de anular la primera vuelta de las elecciones presidenciales ha sumido al país europeo en terreno desconocido. «El impacto va a ser muy grande porque va a dividir a la gente en Rumanía entre los que están de acuerdo con la anulación de las elecciones y los que no», explica el analista político Cristian Andrei a Radio Nacional.
En Bucarest, la sorpresa es notoria en las calles. «Estoy muy sorprendido. Esto no es bueno para Rumanía, cuesta mucho dinero preparar unas elecciones», asegura a los micrófonos de RNE este hombre con cara de incredulidad que paseaba por el centro de la capital rumana. Hay que tener en cuenta que este país es el que tiene una mayor proporción de personas en riesgo de pobreza de toda la Unión Europea.
Para Andrei esta decisión judicial «solo echa leña al fuego del descontento que hay con la clase política». Matiza que «muchos rumanos se han sentido abandonados por el ‘establishment'». El politólogo Radu Magdi, desde la capital, también se sitúa en la misma línea: «Ahora debe de empezar un proceso para volver a ganar la credibilidad perdida», explica. Andrei además lamenta que no tienen experiencia como país para abordar esta situación tan inédita ni en el plano legal, ni el procesal y tampoco a nivel social.
Georgescu y Rusia, en el punto de mira
Y es que la Presidencia de Rumanía está en el aire. La primera vuelta de las elecciones presidenciales, que tuvo lugar el 24 de noviembre, ha marcado la política del país debido a la irrupción de Calin Georgescu, prorruso, antisemita y euroescéptico que consiguió ganar contra todo pronóstico.
Pero las acusaciones sobre la figura de Georgescu no han dejado de aumentar desde el día siguiente a su victoria: no solo por la presunta financiación ilegal de su campaña, sino también porque la red social TikTok, sobre la que se ha apoyado para impulsar su candidatura, no lo etiquetó como político. Sobre estas cuestiones sobrevolaba además una posible injerencia rusa.
El Tribunal Constitucional ha decidido dar un paso atrás y tumbar todo el proceso «para garantizar la legalidad del proceso electoral», según rezaba el comunicado de este organismo judicial. Todo después de que la misma corte ordenase repetir el recuento de los más de 9 millones de votos (y lo diera por bueno), a raíz de la impugnación de los resultados por parte de uno de los 13 candidatos que se presentó a aquella primera ronda en la que los rumanos tenían que hacer criba para decidir quién iba a sustituir al actual jefe de Estado, Klaus Iohannis.
El motivo de esta decisión sin precedentes de suspender unas elecciones presidenciales a apenas 48 horas de la cita con las urnas radica en unos informes publicados por el servicio de inteligencia rumano, en los que se revela que una red de más de 20.000 cuentas de TikTok fue puesta en marcha medio mes antes de la primera vuelta de las elecciones. Además, estos documentos desclasificados apuntan a que el prorruso Georgescu estuvo respaldado por una estrategia de injerencia con un «modo de operar de un actor estatal».
Acusaciones de los candidatos
Ahora, Georgescu acusa al Tribunal Constitucional de orquestar un golpe de Estado. La otra candidata que pasaba a los comicios de este domingo -junto a Georgescu-, Elena Lasconi, europeísta, centrista, del partido Unión Salvar Rumanía, tampoco está de acuerdo con la decisión del máximo tribunal.
«En este momento, el Estado rumano pisotea de la democracia. Están llevando al país a la anarquía. Deberíamos haber respetado la voluntad del pueblo rumano porque nos guste o no, desde un punto de vista legal y legítimo, nueve millones de ciudadanos rumanos expresaron su preferencia por un candidato determinado mediante el voto», explica Lasconi. Y añade que la propaganda rusa en el país es un problema muy grave que debe tener consecuencias, “pero que se abordará después de organizar unas elecciones libres”.
El todavía primer ministro, Marcel Ciolacu, considera justa la decisión de la Corte: «El resultado fue distorsionado debido a esa intervención rusa». Ciolacu se presentó para conseguir ser presidente y es la primera vez que el Partido Socialista se quedaba fuera de una segunda vuelta de las presidenciales en 35 años, es decir, desde la caída del Telón de Acero.
Explicaciones pendientes
A la situación política ya de por sí difícil hay que sumar que el mandato del presidente Iohannis acaba en diciembre. El jefe de Estado ha decidido seguir en el cargo hasta que la población decida en unas futuras elecciones quién va a ser su sucesor. Además el Ejecutivo está en funciones porque hay negociaciones en marcha tras los comicios para renovar Cámara de Diputados y Senado del pasado 1 de diciembre.
En esta cita con las urnas se confirmaba el auge de la extrema derecha en este país, ya que las distintas formaciones políticas de esta ideología se hicieron con el 33% de los votos. Destaca que la Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR) duplicó el apoyo recibido en las elecciones de hace 4 años.
«Está claro que el descontento con la clase política va a crecer, posiblemente a través de manifestaciones o protestas», asegura al programa ‘Cinco Continentes’ de Radio 5 el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Constanza Victor Pantelimon. Mientras, el analista político Ragu Magdin insiste en que se necesitan más explicaciones por parte del Tribunal Constitucional, como el nivel de injerencia en la sociedad rumana o cuáles fueron las ilegalidades exactas cometidas durante la campaña, así como la gente que ha estado implicada. Magdi confía en que se vayan conociendo más detalles en las próximas semanas.