¡Pero cómo puede llamarse deporte a esto!
Rachael Gunn, alias ‘Raygun’, resume el fugaz paso del breaking por los Juegos Olímpicos. Pocos sabrían decir el nombre de los medallistas de esa modalidad en París, pero millones de personas en todo el planeta pueden identificar a esta bailarina australiana . El pasado 9 de agosto, vestida con el uniforme verde y dorado de su país, salió a la pista ubicada en la Plaza de la Concordia y protagonizó una actuación inolvidable. Después de tres batallas en las que se la vio hacer el canguro, arrastrarse por el suelo y retorcerse sin aparente sentido, recibió tres colosales ‘ceros’ por parte de los jueces. A los pocos minutos, ya ardían las redes. «Hilarante», «ridículo», «broma de mal gusto»… «¿Eso es un deporte?», se preguntaban muchos, incapaces de encontrarle el espíritu olímpico a un baile de origen urbano cuyo resultado dependía de la valoración de unos jueces con criterios desconocidos para la mayoría.Y sí. El breaking es deporte desde hace aproximadamente un lustro. Fue incluido como disciplina de exhibición en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018, lo que le sirvió de espaldarazo. A partir de ahí, el COI apremió a las federaciones nacionales de danza y baile deportivo de cada país para que lo incorporaran a sus estatutos. Así ocurrió en España y también en Francia. Un año más tarde, se añadía al programa olímpico de los Juegos de París junto con el skate, la escalada y el surf. Curiosamente, su incorporación significó la salida del kárate, con otra modalidad también discutida: la kata.El breaking no repetirá en los Juegos. Los Ángeles 2028 decidió apostar por otras disciplinas: regresarán el béisbol, el sófbol, el críquet y el lacrosse, y se estrenarán el flag football y el squash, además del remo en mar abierto. Sin embargo, su polémica presencia ha sobrevivido al final de París 2024 y ha servido para alimentar el debate: ¿qué es deporte y qué no lo es? ¿Quién y cómo decide eso?La definiciónLo primero y más obvio es acudir a la Real Academia Española, que ofrece la definición más pulcra: «una actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas». No difiere mucho de las realizadas por la mayoría de sociólogos deportivos en el último medio siglo, desde Allen Guttman hasta Bernard Suits. Todos ellos coinciden en lo básico: para que un deporte sea considerado como tal, debe cumplir tres características: institucionalización, reglamentación y carácter motriz. Es decir, debe haber organismos nacionales e internacionales que lo administren, un conjunto de reglas fijas y comunes, y debe requerir habilidades físicas propias. Según esto, el breaking cumpliría los requisitos. Porque, además de su componente artístico, cuenta con una federación propia, un reglamento y la exigencia de habilidades físicas para los B-boys y B-girls. Pero el academicismo parece ya superado en este caso. «Es muy difícil dar una definición universal y unitaria de un concepto que ha ido variando a lo largo del tiempo», cuenta a ABC Raúl Sánchez, sociólogo del Centro de Investigación en Ciencias del Deporte de la Universidad Rey Juan Carlos. «Lo que sí se puede trazar es una genealogía, una historia de qué ha significado la palabra deporte en distintos momentos de la historia, y entender así a qué actividades se refiere». Explica el investigador que el «deporte» español, llegado del provenzal, comenzó a usarse en el siglo XI para referirse a actividades recreativas y ociosas. Así fue hasta el siglo XIX, cuando incluso Mariano de Cavia utilizaba esa palabra en sus crónicas taurinas. «Ocurría lo mismo en Inglaterra, donde el deporte con más solera era la caza del zorro». La expansión del término inglés ‘sport’ fue la que añadió el componente competitivo a esas actividades de ocio. En España, deporte y ‘sport’ empezaron a significar lo mismo. «Si lo vemos con una perspectiva de siglos, notamos que no es un concepto sólido, sino que ha ido cambiando y lo seguirá haciendo en el futuro».Noticias relacionadas estandar Si Fútbol Americano El deporte que no se suspende nunca Pablo Lodeiro Fernández estandar Si Polideportivo El futbolín quiere ser olímpico: 12.000 jugadores federados en España Pedro CifuentesPara Sánchez, la introducción de nuevas disciplinas tiene más que ver con el deseo del COI de no perder el favor de las nuevas generaciones: «Los deportes convencionales, aunque nos parezcan mayoritarios, no cuentan con ese apego en los jóvenes. Ellos tienen muchos estímulos vinculados al ocio que no son el deporte tradicional, y para engancharlos hay que ir hacia formatos más espectaculares o de entretenimiento». Como dice el doctor Ray Stefani, profesor emérito de la Universidad Estatal de California: «Los organizadores de los Juegos del año 65 a. C. buscaban satisfacer al emperador Nerón. Hoy, los comités organizadores programan eventos para satisfacer a la audiencia televisiva». El Consejo Superior de Deportes (CSD) es el encargado en España de reconocer una modalidad deportiva. Según el artículo 44 de la Ley del Deporte, esto sería «toda forma de práctica de actividad físico-deportiva con características estructurales propias, que tenga tradición, reconocimiento y reglamentación autonómica y nacional». A partir de ahí, su Comisión Directiva utiliza criterios discrecionales para decidir: implantación real en España, que la actividad física sea notable, que no exista coincidencia significativa con otro deporte, entre otros. A la Asociación Española de Croquet se le denegó este reconocimiento en 2021. «La normativa es muy exigua, tanto que podríamos decir que el reconocimiento entra dentro de lo que son las potestades de la Administración», relata Mario Chamorro, director del área de Derecho Deportivo de BDO Abogados, la firma que recurrió la decisión del CSD. «Pidieron mucha documentación y, al final emitieron un dictamen desfavorable». La Asociación Española de Croquet recurrió y, el pasado 12 de septiembre, el Juzgado Central de lo Contencioso-Administrativo número 12 dictó sentencia contra la resolución del CSD. «Sobrepasaron el plazo para resolver la solicitud, lo que implica un silencio administrativo positivo».A partir de ahora, el croquet, que cuenta con 2.500 jugadores en España y ocupa el sexto puesto en el ranking mundial, podrá formalizar su inscripción como Federación Española, la número 67. «Y eso tiene múltiples ventajas –continúa Chamorro–. Tendrá acceso a subvenciones del CSD, se le catalogará como Entidad de Interés Público, con mejor tributación, podrá acceder a créditos del ICO y dotará a ese deporte de una estructura legal, con potestad para organizar campeonatos, crear reglamentos y regular sanciones disciplinarias». El siguiente paso para el croquet, al igual que para el resto de disciplinas reconocidas, es entrar en la carrera por ser deporte olímpico. Tomar el camino, por ejemplo, del kayak cross y el basket 3×3 , que han sabido ganarse en poco tiempo el cariño de los aficionados, ocupando los primeros puestos de las listas de audiencias.En la actualidad, hay 43 federaciones internacionales con una o varias de sus disciplinas incluidas en el programa olímpico, tanto en los Juegos de verano como en los de invierno. Sin embargo, la lista de aspirantes es larga. Hay otras 35 federaciones que organizan 63 deportes reconocidos por el Comité Olímpico. Eso significa que cumplen las exigencias de la Carta Olímpica, y que en cualquier momento podrían ser considerados para su inclusión en el calendario de futuros Juegos. En esa lista cabe casi de todo: automovilismo, bolos, cheerleading, motonáutica, sumo, sogatira, billar o discos voladores. Entrar no es fácil, por lo que, cuando se consigue, es motivo de celebración. Estudios de la World Academy of Sport reportaron los beneficios que golf y rugby obtuvieron al convertirse en olímpicos en 2016: incrementos en audiencias y popularidad global, desarrollo de infraestructuras, acceso a financiación, credibilidad y crecimiento en mercados emergentes.El squash«Nosotros todavía no estamos oficialmente dentro del ciclo olímpico, que comenzará en marzo. Sin embargo, ya se han empezado a mover cosas –cuenta Pablo del Río, presidente saliente de la Federación Española de Squash–. Tuvimos una primera reunión con el CSD, donde nos explicaron cómo funcionarán las ayudas que recibiremos y cómo enfocarlas».Del Río detalla que las federaciones y el Consejo buscan resultados, por lo que prefieren apostar por deportistas con altas probabilidades de competir en lugar de repartir las ayudas equitativamente. Las ayudas extra por ser olímpico son, por tanto, para ellos. No obstante, Del Río espera que esta nueva condición redunde en más recursos y patrocinios. «Ser olímpicos ayuda a encontrar sponsors. Abrirá nuevas puertas. Ahora tampoco tenemos un centro de entrenamiento centralizado. Puede que en el futuro tengamos más facilidades para pedir mejoras o acceder a centros de alto rendimiento. Lo mejor es que a los deportistas les permitirá dedicarse a su deporte sin preocuparse tanto por la economía».Armelle Couëtoux, responsable de Marketing de Rocket Digital, ahonda en los beneficios de lograr ese estatus: «Marca un antes y un después. No solo por alcanzar una audiencia más amplia y obtener mayor visibilidad, sino porque se abre la puerta a una gama de iniciativas de marketing que resultan altamente efectivas, como colaboraciones con atletas, organización de eventos relacionados con la disciplina, interacción con los fans y desarrollo de contenido especializado».Couëtoux recomienda planificar la estrategia con visión a largo plazo para retener y fidelizar a las nuevas audiencias que se acerquen por primera vez a un deporte. «Es una oportunidad de oro que debe aprovecharse desde el punto de vista social y económico».Las disciplinas emergentes no solo desafían los cimientos de lo que se entiende por deporte , sino que también ponen en evidencia la evolución constante de este concepto en un mundo donde las fronteras entre competencia, arte y espectáculo se desdibujan cada vez más.