Ofensiva contra el radón, primera causa de cáncer de pulmón en no fumadores
La exposición al gas radón constituye la principal causa de cáncer de pulmón entre los no fumadores. En Galicia, gran parte del territorio es susceptible de tener concentraciones elevadas de este gas procedente de la desintegración del uranio, lo que representa un serio problema de salud pública. En respuesta, la Xunta ha lanzado la innovadora Estrategia Reduce Radón, una iniciativa pionera en España que busca reducir la presencia de radón en hogares y lugares de trabajo de aquí a 2030. Con medidas que abarcan desde la identificación de zonas de riesgo hasta la implementación de soluciones técnicas en edificios, esta estrategia promete marcar un antes y un después en la protección de la salud de los gallegos.
Según el Consejo de Seguridad Nuclear, el 70% del territorio de la Comunidad está afectado por concentraciones elevadas de gas radón – superiores a 300 bequerelios por metro cúbico–. Pero también existen otras zonas a lo largo de la Península en las que, debido a las características geológicas del subsuelo, también posible encontrar altas cantidades de este gas, aunque en menor medida, como en Extremadura (47%) y Madrid (36%). Un «problema de salud pública», como lo definió la Administración autonómica en la presentación de su nueva estrategia para hacerle frente, que ya es la causa de entre un 10% y un 15% de los casos de cáncer de pulmón en la Comunidad, y de 7 de cada 100 muertes producidas por esta enfermedad. Y que no afecta exclusivamente a nuestro país, ya que, como explica a ABC el director del Laboratorio de Radón en Galicia de Santiago de Compostela, Alberto Ruano, este gas «también se ve en grandes partes de Portugal y de otros países del mundo».
Para Ruano, una cuestión que es muy importante puntualizar es que, si bien la exposición al radón es la primera causa de este tipo de cáncer entre las personas que no consumen tabaco y la segunda entre las que sí que fuman, son dos cosas que «no están al mismo nivel». «Un fumador puede multiplicar por 20 el riesgo de tener cáncer de pulmón, mientras que una persona expuesta a radón lo puede multiplicar por 1,5«, puntualiza, en un afán de «evitar el alarmismo». Además, destaca que sólo está relacionado con esta patología en concreto, «aunque mucha gente lo asocie al cáncer en general o incluso a enfermedades frecuentes», sobre todo, en la población más envejecida. «El radón solo está asociado al cáncer de pulmón», reitera.
Mapeado de la Comunidad
«Lo que necesitamos es avanzar en la caracterización de la concentración de radón en áreas pequeñas», insiste. Eso es lo que hacen en su laboratorio, donde han desarrollado un mapa del radón en Galicia con más de 6.000 mediciones que permite tener una aproximación bastante solida de su distribución, «sobre todo si se compara con el mapa de radón a nivel nacional, que tiene 12.000 mediciones». Un «detalle» que permite que «la población pueda conocer si en su vecindad esto puede significar un problema o no».
Mapas que, en todo caso, son orientativos de si habrá o no altas concentraciones de radón en un edificio. Esto depende, fundamentalmente, de dos cosas, explica Ruano: el sustrato geológico, y, sobre todo, el aislamiento de la vivienda. Su presencia es, en definitiva, «evitable»: «Si viene mucho radón de abajo pero mi vivienda está perfectamente aislada, tiene las medidas necesarias, el radón apenas va a entrar y, por lo tanto, no va a ser un problema de salud».
Medidas eficaces
En 2014, explica el investigador, se dio uno de los cambios más importantes en la forma de aproximarse a esta problemática, con la publicación de la Directiva Europea para la Protección frente a Radiaciones Ionizantes. Esta obliga a hacer mediciones en entornos laborales y establece el límite de la concentración por metro cúbico. Asimismo, la legislación española establece una serie de requisitos técnicos que deben cumplir los edificios de nueva construcción para proteger a las personas de la exposición al gas radón.
Por su parte, en los edificios más antiguos, también hay maneras de reducir su concentración. Sellar grietas y fisuras, evidentemente, pero también hay otras medidas como la instalación de láminas antirradón en la parte más baja de la vivienda o de arquetas de succión. Esta es «la medida más extrema», reconoce, pero también la «más efectiva» cuando las concentraciones son elevadas. Su coste, indica, ronda los 2.500 euros. La ventilación natural, por su parte, no es la mejor alternativa porque, aunque «la gente abre la ventana y piensa que el problema ya está solucionado», para que funcione tiene que estar corriendo el aire mucho tiempo. «Es poco efectiva», por eso siempre debe ser «ventilación forzada», empujando aire al interior de la vivienda.
Otra cuestión preocupante es la presencia de gas radón en puestos de trabajo. Actualmente, explica el director del laboratorio compostelano, «existe una obligación de medir su concentración en puestos de trabajo situados en planta baja y bajo rasante», que se aplica a todos los municipios gallegos, a excepción de 30. Estos son los municipios de tipo 2, designados así por el consejo de Seguridad Nuclear por su elevado riesgo de radón. Estas mediciones, destaca, deben ser siempre realizadas por laboratorios certificados, como el suyo, los únicos que tienen validez legal. Pero, en todo caso, esta no deja de ser una cuestión que se debe atajar desde las instituciones públicas, que, en la opinión de Ruano, deben poner el foco en la información y la prevención. Algo crucial para reducir su presencia en el ámbito privado, como los hogares, donde las mediciones no son obligatorias.
Un plan ambicioso
Un contexto en el que la Xunta tomará acción con una estrategia «muy interesante», «pionera» y «muy ambiciosa», indica Ruano, que está convencido de que puede suponer un «cambio a favor» en la lucha contra este gas. Y es que el plan Reduce Radón 2025-2030 no solo pone el foco en la identificación y mitigación del riesgo, sino que también establece un marco integral de acción sobre cinco ejes fundamentales: la identificación de niveles de radón, la vigilancia epidemiológica, la gestión del conocimiento, una comunicación eficaz y la gestión del riesgo.
La iniciativa también contempla la creación de una Oficina Técnica de Control del Radón, que coordinará las medidas y políticas públicas relacionadas con este gas. Con estos esfuerzos, Galicia se posiciona como líder en España en la lucha contra los riesgos para la salud asociados al radón, buscando proteger a sus ciudadanos y establecer un precedente para otras regiones que enfrentan desafíos similares. Un paso más, como destacó en su presentación la semana pasada el conselleiro de Sanidade, Antonio Gómez Caamaño, en la línea de acción global del Ejecutivo para reducir las tasas de cáncer de pulmón, al tiempo que «se protege la salud de los ciudadanos y se mejora su calidad de vida».