Notre Dame ya está restaurada: un espectáculo excepcional

Notre Dame ya está restaurada: un espectáculo excepcional




Las primeras imágenes de la catedral de Notre-Dame, restaurada, tras el trágico incendio del 15 / 16 de abril de 2019, ofrecen un espectáculo excepcional, que Emmanuel Macron, presidente de la República, resumió con una manifestación de esperanza, más allá de las estrictas fronteras nacionales: «El choque de la reapertura, el próximo 7 de diciembre, será tan fuerte como el choque del incendio, que tuvo dimensiones internacionales. Mañana, la reapertura será un choque de esperanza».

Instalado en el centro de la nave central del monumento histórico, dirigiéndose a un millar de personas, invitados, artesanos, ingenieros, arquitectos, decoradores, eclesiásticos, militares y civiles, Macron deseó insistir en el mensaje de esperanza, cuando Francia está caída de hinojos en una grave crisis nacional: «El incendio de Notre-Dame fue una herida nacional, y vosotros, todos, juntos, a través de vuestro trabajo y compromiso, habéis realizado lo que parecía imposible. Alquimistas del carbón, habéis transformado el carbón en arte. Vosotros habéis demostrado que nada se resiste a la audacia. Sois un orgullo para toda la Nación. Deseo que perdure el espíritu de la fraternidad de esta obra de reconstrucción…».

Ese trabajo colosal, ha sido financiado con 843 millones de euros, conseguidos, en bastante medida, a través de donaciones de particulares, norteamericanos, en buena parte. Unos 700 millones han sido invertidos en los trabajos realizados, hasta hoy. Otros 140 millones serán utilizados para terminar la restauración de las fachadas y distintas dependencias de la catedral, a lo largo de los próximos años.

Cinco años de reconstrucción

La reconstrucción de Notre-Dame, durante cinco años largos, ha sido el fruto de una concertación y diálogo entre la jefatura del Estado, el arzobispado y varios equipos de arquitectos especializados, intentando realizar un trabajo sin precedentes, que oscila entre la fidelidad a la tradición y la modernización relativa en varios puntos sensibles.

Las vidrieras y la rosaleda del interior de la catedral, por ejemplo, fueron un tema de discusión, debate y polémica. Parecía muy problemático sustituir las vidrieras originales de Eugène Viollet-le-Duc… Macron y el arzobispo de París terminaron prefiriendo conservar las vidrieras originales que no habían sido dañadas, aportando notas modernas. El resultado fotográfico parece muy bello.

El altar mayor de la catedral, muy dañado por el incendio, ha sido reconstruido por Guillaume Bardet, diseñador famoso, que ha realizado un trabajo de corte tradicional, respetando el carácter sacro de ese espacio catedralicio, aportando una visión muy actual.

La piedra de la columnas de la gran nave central de Notre-Dame se ha beneficiado de un trabajo de limpieza histórica. El grisáceo oscuro que tenía antes del incendio, consecuencia de décadas y décadas sin limpieza profunda, ha cobrado un tono amarillo / rosáceo que sorprende por la modernidad intachable de tan venerables piedras.

La carpintería de la catedral fue objeto de un estudio y decisiones muy particulares. El arzobispado y la jefatura desearon al unísono que se utilizase madera y materiales nacionales. Es uno de los grandes triunfos para la gloria patria

La Corona de espinas del interior del relicario de Notre-Dame necesitaba de una reconstrucción completa. Sylvain Dubuisson, artista francés, ha realizado un trabajo muy fuera de lo común: su modernidad sin fisuras es un homenaje fiel a la tradición más profunda.

El mobiliario planteaba otra reflexión de fondo. ¿Debían construirse sillas y sillones copiando los originales destruidos? El Elíseo y la jerarquía religiosa optaron por el confort moderno, haciendo concesiones a la tradición, en el terreno de la silueta y los colores. Una decisión semejante se tomó para la renovación del tabernáculo y el mobiliario litúrgico. El diseñador Guillaume Bardet ha realizado obras de un minimalismo muy puro, sin concesiones para afirmar la función religiosa de los objetos que participan en el culto.

La flecha de la catedral, uno de los símbolos más legendarios de Notre Dame, fue objeto de atención, debates y cuidados muy particulares. Las autoridades optaron por una reconstrucción idéntica, pero actualizada con nuevos materiales, que reflejasen la fidelidad y la continuidad. Por razones técnicas, la flecha había sido instalada hace semanas. Con la presentación de los penúltimos trabajos, esa pieza esencial y muy visible, para los visitantes, cobra su dimensión artística y simbólica definitiva.

Un efecto mágico

Para rematar la reconstrucción se decidió concebir una instalación luminosa definitivamente moderna, actual. El juego de luces concebido por los arquitectos tiene un efecto mágico excepcional. Las más venerables piedras, las viejas reliquias renovadas, las vidrieras modernizadas, el flamante mobiliario, se convierten, en las primeras fotografías, en un fabuloso espectáculo de luz y color.

Anticipándose en diez días a la reapertura solemne, con misa cantada, los días 7 y 8 de diciembre, Macron ha deseado presentar el espectáculo majestuoso de la unidad y la reconciliación nacional, con vocación ecuménica, internacional.

La crisis política e institucional, en curso, ofrece un rostro menos amable y optimista. La ausencia del Papa Francisco subraya otra dimensión difícil de analizar en profundidad. Emmanuel Macron había deseado que su santidad el Papa fuese el primero en entrar en la nueva Notre-Dame restaurada, en la capital de la antigua hija predilecta de la Iglesia. Sin embargo, tras muchas semanas de diálogo, sin frutos ni entendimiento final, Francisco no estará presente en la gran reapertura solemne. El Papa ha preferido hacer una visita a la isla de Córcega una semana más tarde.

Sin duda, el Vaticano tiene razones propias para negarse a participar en las ceremonias de la reapertura triunfal de Notre-Dame. Sin embargo, en el Elíseo, preferir Córcega a París no deja de resentirse como una decepción inconfesable. «Nobody’s perfect», dice una legendaria cita de Billy Wilder.

Fuente: www.abc.es