Niebla, un castillo, una muralla y un pasado de leyenda
Una historia milenaria envuelva al municipio onubense de Niebla, lugar en el que estuvieron fenicios, romanos, visigodos y musulmanes.
Atendiendo a la historia, en 1023, el reinado de Ibn Mahfuz unió en la misma ‘taifa’ de Labla – Niebla- mucho de lo que actualmente es la provincia de Huelva e incluso parte del Algarve portugués. Por su situación geográfica vivió una etapa de esplendor de la que aún quedan vestigios.
La localidad es un enclave turístico por excelencia para quienes aman la historia de hace siglos.
Castillo de los Guzmanes
Uno de los monumentos más atractivos es el Castillo de los Guzmanes, levantado sobre la antigua alcazaba árabe tras la Reconquista, en el interior de la muralla, y de origen romano. conserva elementos del antiguo alcázar árabe, aunque su planta actual data del siglo XV. El castillo sufrió diversas reformas por visigodos, árabes y cristianos.
Este espacio, una vez los visigodos conquistan Niebla, y después de las necesarias reparaciones, fue ocupado por los jefes militares visigodos.
Con la dominación árabe, el Castillo pasa a ser el Alcázar o Palacio y se enriquece con revestimientos de azulejos de colores, yeserías e inscripciones y cerámicas. Además, se construyen fuentes adornadas de mosaicos.
La fortaleza sufrió grandes daños y saqueos, sobre todo, en el terremoto de 1755, que afectó seriamente a la torre del homenaje y los franceses volaron el edificio al abandonarlo en 1812.
Actualmente cuenta con varias salas en las que se recrean épocas pasadas, como la Cámara de la Condesa, la Armería o las Mazmorras y dos niveles de subterráneos donde se exponen más de 30 instrumentos y máquinas de tortura.
Muralla
Las murallas de Niebla deben el estilo que hoy conservan a la dominación almohade, aunque suma restos de distintos periodos como de los tartessos, romanos y musulmanes. El color rojizo de las murallas hizo que Niebla en la época musulmana fuese conocida como «la roja» por los geógrafos. Tiene dos kilómetros de perímetro y hasta cuarenta torreones, todos de planta rectangular.
Este recinto fortificado es el más completo de los que se conservan en España. Fue destruido y reedificado varias veces, especialmente durante la época musulmana. Casi toda la obra que se conserva en la actualidad se puede fechar durante el dominio almorávide, hacia 1330. El último rey de Niebla, Aben-Mahfot, antes de la venida de las tropas cristianas sobre Niebla y como medida de precaución, volvió a edificar el recinto por completo, dejándole las cinco puertas principales con las que cuenta: la de Sevilla, del Socorro, del Buey, del Embarcadero y del Agua y dos torres octogonales.
Dos recintos
En el pueblo se distinguen dos recintos. Uno de ellos el islámico que abarca la zona del embarcadero o desembarcadero, conformándose con la silla, sobre el que se superponen tramos de tapial del recinto. Las murallas han sido declaradas Monumento Nacional.
En el recinto romano hay rastros visibles de la Ilipla. La existencia de sillares almohadillados dejan ver la huella romana en la base de la Puerta de Sevilla, así como los restos en los que se apoya el tramo de tapial de la zona denominada Callejón de la Ollita. La muralla romana se supone que estuvo conformada por sillares y mampuestos trabados, con torres macizas situadas a intervalos regulares.
La visita histórica a Niebla se completa con una rica y variada gastronomía donde destacan los tagarninas ‘esparragás’, tortilla de espárragos, revuelto de espinacas del campo o las habas ‘enzapatás’, esto es un guiso de habas con poleo, típico del Condado al igual que las habas en ‘colorao’.