Murivecchi, dos décadas de buena y abundante cocina italiana a buen precio
Que un restaurante lleve 20 años de existencia y siga llenándose es una señal inequívoca de que lo que ofrece es bueno, abundante y a buen precio. Eso le ocurre a Murivecchi, un italiano que lleva dos décadas junto al antiguo Born, en el número 59 de la calle Princesa y que basa su éxito en ingredientes de calidad generosamente servidos, respeto a las recetas originales de las distintas regiones del país de la bota y el punto imprescindible de la amable atención de su personal, mayoritariamente transalpino, que hacen sentir al comensal como en casa.
Su secreto no es otro que hacer la pasta fresca artesanalmente, elaborar las pizzas con masa madre fermentada 72 horas y horneadas a 480 grados centígrados y unos entrantes y postres caseros, siempre con materia prima italiana de la mejor calidad e ingrediente frescos. Con motivo de su aniversario han creado dos platos nuevos: los tagliatelle con setas, guanciale, azafrán y yema de huevo y la pizza con carpaccio de carne madurada, rúcula y trufa.
Otros platos populares entre su extensa parroquia son los de pasta en rueda de queso pecorino con diferentes tipos de salsa (carbonara, el mismo queso pecorino y trufa rallada) muy buenos para compartir. Todo tipo de pastas, pizzas y risottos, pero también especialidades de pescado, como la fritura clásica napolitana o el atún, también de Nápoles. O la milanesa con carne de lechar de Ávila, o la clásica cotoletta, con huevo frito, patatas paja y trufa rallada. También se pueden degustar los tagliatelle all’amatriciana con burrata in carrozza (empanada y frita) o los spaghetti alle vongole, la carbonara (hecha a la italiana, con guanciale y sin nata), el ragú napolitano, el risotto con salchicha napolitana y azafrán y muchos otros hacen las delicias de cualquier almuerzo o cena.
El cronista degustó el cestino de masa de pizza con burrata, mortadela, pistacho y fondula de quesos italianos por 13,80 euros, que es como una pizza pero redonda y frita, rellena y regado de crema de burrata con el pistacho espolvoreado por encima. También una parmigiana di melanzane: berenjenas, salsa de tomate, mozzarella di bufala, albahaca y parmesano reggiano por 11,90. Junto a un steak tartare con burrata, trufa de temporada y aceite de trufa (18 euros) y el punto dulce del postre nacional: tiramisú, con esos cuatro platos quedaron saciadas dos personas. Otras delicias italianas que se elaboran a diario de forma artesanal, son las panacottas, aunque el postre más demandado en Murivecchi sigue siendo su pan de stelle, toda una bomba de glucosa que se sirve con Nutella, galletas, chocolate, mascarpone y nata.
Cada plato cuenta una historia de tradición y excelencia; desde la pasta Gragnano, considerada como la mejor del mundo, hasta una selección de los mejores vinos provenientes de las regiones vinícolas más prestigiosas de Italia, desde la Campania hasta Sicilia, la Toscana y Puglia. Murivecchi se ha convertido en un referente de la gastronomía italiana en Barcelona desde que Ciro Esposito, en compañía de su mujer Imma Herrera y sus hijos Gino y Chiara que han crecido alimentando a prácticamente un millón de clientes de varias generaciones en un acogedor espacio para 80 personas más terraza.