Muel, entre el ‘boom’ de la cerámica creativa y la situación «límite» de la tradicional
MUEL (ZARAGOZA), 1 (EUROPA PRESS)
El Taller Escuela Cerámica de Muel celebra este 2024 su 60 cumpleaños, en un momento en el que esta expresión artística está experimentando un ‘boom’ a nivel mundial y, a la vez, la cerámica tradicional de la zona está en una situación «límite». Los propios artesanos, que reconocen la inversión realizada por instituciones como la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) en la zona, han indicado, en declaraciones a Europa Press de que el rescate costará «mucho menos dinero si lo pillas a tiempo».
La tradición alfarera en la zona de Muel se remonta al siglo XI, cuando artesanos de origen musulmán trabajaban diferentes técnicas, pero nunca plasmaban en sus obras figuras humanas, sino motivos vegetales, animales o geométricos. Esta cerámica se caracteriza por los motivos mudéjares y su decoración característica con esmalte blanco y azul cobalto.
Con la expulsión de los moriscos, en 1609, que supone un golpe serio a esta industria, llegan nuevos alfareros de origen catalán o valenciano, que traen nuevas influencias.
Sin embargo, con el transcurso de los años, Muel va perdiendo a las familias dedicadas a este oficio. En el siglo XVII, había 16 alfares; un siglo más tarde, 22; y, a lo largo del siglo XIX, se va extinguiendo la tradición hasta la desaparición, en 1930, del último alfar, dirigido por la familia Soler.
Por ello, en 1964, la DPZ apuesta por recuperar la tradición alfarera de Muel y crea el Taller Escuela, que se encarga de enseñar el oficio a jóvenes del pueblo. En la actualidad, ha logrado su objetivo de recuperar el trabajo artesanal de la cerámica en la zona y su principal misión es la difusión y asegurar el relevo generacional.
En esta localidad, sobreviven dos talleres –Hermanos Rubio y Estudio Creativo La CoCoNa–, ambos la segunda generación de quienes recuperaron este oficio tradicional en los años 70, a los que se suman otros en municipios como Sediles, San Mateo de Gállego, Villafeliche o la propia capital aragonesa.
«LA CERÁMICA DE MUEL ES LA QUE ME DA DE COMER»
Javier Rubio, ceramista de Hermanos Rubio, entra a aprender el oficio a los 25 años, en 2008, cuando sus abuelos iban a jubilarse y su tío enfermó. Habían abierto un taller en 1979, en su casa de Muel, que en 1992 se trasladó a un espacio más grande justo enfrente, relata a Europa Press.
Aunque su negocio sobrevive también gracias a la elaboración de piezas utilitarias por encargo –especialmente vajillas para restaurantes, con técnicas alejadas de la cerámica tradicional– y a los talleres de formación que imparte, Rubio destaca el peso de esa tradición. «Todavía la cerámica de Muel es la que me da de comer», asegura.
Trabaja también el ‘rakú’, una técnica oriental, esencialmente japonesa, por la que la pieza se saca del fuego al rojo vivo; así como otras arcillas o greses trabajadas a altas temperaturas –alrededor de 1.260 grados–, más resilientes y adaptadas para la elaboración de materiales más utilitarios.
«En mi caso yo soy el relevo», indica, preguntado por el futuro del oficio. Rubio recuerda que, cuando era pequeño, había entre 10 y 12 talleres en Muel, con seis trabajadores en cada uno, y ahora hay dos con dos personas cada uno. «Ha menguado mucho, pero trabajo tenemos», subraya.
Por ello, insiste tanto a la DPZ como al Ayuntamiento de Muel que «se lo crean de verdad» y «promocionen este arte» que es identidad y patrimonio del pueblo. Su propuesta es crear un centro de interpretación «en condiciones», que además de ofrecer talleres permitan ver todo el proceso artístico y complemente la labor que desempeña el Taller Escuela.
Juan Fanlo es el propietario del Estudio Creativo La CoCoNa y empezó en el oficio en 2006, en un taller fundado por sus padres en 1979. Estudió Bellas Artes en Bilbao y se hizo cargo de su propio estudio en 2018.
Mezcla la parte más artesanal con la contemporánea, que aprendió también de sus padres, que formaron en los años 80 el «grupo de la plaza de San Felipe» –de Zaragoza–, que promovía la cerámica creativa. Es miembro del comité de Festival CERCO.
Fanlo distingue entre artesanía, por un lado, y arte y diseño, por otro, si bien deja claro que «en el arte también hay un oficio». Rechaza, no obstante, hacer diferencia entre piezas ya que cree que, por ejemplo, un cuenco está «a la altura de una escultura». Opta, entonces, por hablar de obras utilitarias y decorativas.
LA IMPORTANCIA DE LOS TALLERES
En cuanto a sus ingresos, están divididos en tres partes con más o menos el mismo peso. Por un lado, la formación, que es lo que le da más estabilidad, ofreciendo actividades extraescolares a niños de Muel, talleres para adultos o cursos de vajilla.
Javier Rubio también destaca los talleres como una parte importante del negocio, sobre todo en los meses de primavera, cuando acuden escolares a Muel la mayor parte de los días y puede llegar a impartir entre 15 y 20 sesiones al mes.
En segundo lugar, el dueño de La CoCoNa cita la cerámica tradicional, con murales de baldosas, escudos o platos y, por último, piezas más pequeñas, como las vajillas.
Una de sus obras más destacadas de los últimos tiempos es un mural de grandes dimensiones instalado en la nueva Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, que evoca un puzle de barro como homenaje al mundo de la cerámica, «un reto muy grande» del que salieron «muy contentos».
Sobre el futuro, prefiere hablar de los artesanos que de las técnicas. «Creo más en los ceramistas que en la cerámica», afirma, poniendo por delante las personas al oficio en sí, a la vez que admite que, pese al ‘boom’ internacional de este arte, tal vez sea «tarde» para Muel, que está «muy al límite». Pero Fanlo sí que cree que es momento de «sentarse», «ponerse las pilas y tomárselo en serio». «Cuesta menos dinero si lo pillas a tiempo», avisa.
ACTOS DEL 60 ANIVERSARIO
La directora del Taller-Escuela Cerámica de Muel, María Giménez, ha resumido a Europa Press las actividades desarrolladas para conmemorar los 60 años de historia de esta iniciativa, planteadas para acercar la cerámica a toda la comunidad.
Por un lado, el programa Aulas Muel ha recibido a más de 600 niños, que han podido aprender la historia de la cerámica de la localidad, participar en talleres de modelado y torno y conocer cómo se realiza este oficio en la actualidad. Además, cada sábado, se han ofrecido actividades creativas en las que han participado más de 300 familias.
Las jornadas de puertas abiertas se desarrollaron en abril, mayo y septiembre, con 480 personas que, cada fin de semana, participaron en visitas guiadas, talleres de modelado, sesiones en el torno y experimentaron el proceso de esmaltado y cocción de piezas de ‘rakú’.
El Taller Escuela Cerámica de Muela ha fortalecido también sus convenios con varias instituciones educativas, como la Escuela de Artes de Zaragoza o el Máster en Cerámica de Bilbao, permitiendo que sus alumnos realicen sus prácticas en Muel. Un proyecto destacado durante este año es la investigación sobre esmaltes de alta y baja temperatura, orientado por Ana Felipe.
Por último, se ha consolidado la colaboración de la DPZ con el Festival de Cerámica Contemporánea (CERCO), mediante una residencia artística anual, que este año ha realizado el ceramista Ícaro Maiterena, que inaugurará una exposición con su proceso creativo el próximo lunes, 2 de diciembre.
En la actualidad, hay diez alfareros trabajando en el Taller Escuela y realizando piezas y encargos personalizados que se encuentran a la venta en las propias instalaciones, así como en la tienda de cerámica del Coso, 44 de Zaragoza.