Mapas y gráficos del conflicto en Israel, Líbano, Palestina e Irán
Los ataques desde Líbano a las poblaciones de la frontera norte de Israel han sido constantes durante los últimos meses, en mayor o menor intensidad, concentrados principalmente en la franja norte, una zona en la que han sido evacuadas alrededor de 60.000 personas por los ataques de Hizbulá.
Mientras Israel bombardea ampliamente las zonas del sur del Líbano con el objetivo de destruir la infraestructura del grupo armado, la especialidad de Hizbulá es el combate sobre el terreno y a corta distancia, además de enfrentarse al Ejército israelí con artillería, cohetes y misiles. Desde el 23 de septiembre, Hizbulá ha lanzado más de 100 ataques sobre territorio de Israel, algunos de los cuales han llegado hasta la capital, Tel Aviv.
En el último mes, Israel también ha bombardeado Beirut. Su objetivo era acabar con los líderes de Hizbulá y para ello ha bombardeado edificios de apartamentos e incluso un centro sanitario vinculado al grupo armado. En especial, desde hace diez días los ataques aéreos se han concentrado en los suburbios del sur de Beirut, conocidos como el Dahye, un importante bastión de Hizbulá donde fue asesinado su líder, Hasán Nasrala, y donde otro ataque con bombas antibúnker en la madrugada del 4 de octubre habría tenido como objetivo al principal candidato a sustituirlo, Hashem Saf al Din, según la prensa israelí.
Desde el comienzo de las hostilidades, los ataques de Israel han matado a casi 2.000 personas, según el gobierno libanés, y ha provocado la mayor ola de desplazados en la historia de Líbano, alrededor de 1,2 millones de personas de una población total de unos 5,5 millones.
Esta invasión de 2024 es la cuarta en menos de 50 años de tensa relación entre Israel y Líbano, objetivo militar recurrente desde la creación del Estado de Israel en 1948. La guerra árabe-israelí de ese año resultó en la Nakba, el éxodo de más de 700.000 palestinos, de los cuales unos 100.000 llegaron a Líbano, integrando la causa palestina en la política y sociedad libanesa. La llegada masiva de palestinos tras la guerra de los Seis Días en 1967 alteró el equilibrio demográfico de Líbano, aumentando la tensión entre las diversas comunidades religiosas y contribuyendo al estallido de la guerra civil de 1975 a 1990.
Las invasiones israelíes en 1978 y 1982 tuvieron como objetivo combatir a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que se había trasladado a Líbano tras ser expulsada de Jordania. La invasión de 1982 llevó a las tropas israelíes hasta Beirut y resultó en el nacimiento de Hizbulá, que buscaba defender a la población chií y poner fin a la ocupación israelí. Aunque la guerra terminó en 1985, la ocupación del sur del Líbano continuó hasta el año 2000.
La última invasión israelí en 2006 fue en respuesta a una incursión de Hizbulá en territorio israelí. El conflicto duró 34 días, causando la muerte de 1.200 libaneses y 158 israelíes. Israel se retiró sin lograr sus objetivos militares, lo que fue visto como una victoria por Hizbulá y parte de la sociedad libanesa.
En esta ocasión, la invasión israelí en Líbano perseguiría una «penetración con objetivo limitado» que nada tiene que ver con la de 2006 «ni por potencia ni por cantidad de fuerzas”, según el teniente general retirado del Ejército Francisco Gan Pampols en declaraciones al canal 24 horas. «Busca destruir infraestructuras de Hizbulá, expulsar a los miembros o a quien considere que lo es al norte del río Litani y garantizar a largo plazo el retorno de los desplazados en la zona norte de Israel», ha explicado. «Tiene objetivos muy concretos», ha añadido Pampols, que ha apuntado a aspectos como la red de túneles de Hizbulá hasta la frontera.
Escalada regional del conflicto en Oriente Próximo
La entrada activa del régimen iraní en el conflicto amenaza con una internacionalización de mayor hondura, y la apertura de varios frentes de ataque y contraataque parece embarcar a Israel en la misión de querer eliminar a la vez a todos sus enemigos en Oriente Próximo.
El asesinato del líder de Hizbulá, Hasán Nasrala, desencadenó una serie de ataques que culminaron con el lanzamiento de cerca de 200 misiles balísticos desde Irán hasta Israel el 1 de octubre, en la línea del que ya hizo en abril como represalia por un bombardeo israelí en la embajada iraní en Damasco.
Israel anunció una “represalia significativa” contra Irán en los próximos días, del mismo modo que Irán anunció su intención de un ataque a Israel tras la invasión de Líbano. En esta escalada de amenazas, a su vez los líderes militares iraníes que, en ese caso, responderían con un ataque aún mayor contra Israel. Junto a esto, las milicias iraquíes apoyadas por Irán amenazaron con actuar contra las fuerzas estadounidenses en Oriente Medio si Estados Unidos agrede o ayuda a Israel a atacar a Irán en represalia por el lanzamiento de misiles del pasado 1 de octubre.
Esta dinámica de acción-reacción se vive en la región desde que los ataques de Hamás desencadenaron la invasión terrestre de Gaza en octubre de 2023, también en lo que se refiere a los rebeldes hutíes, una milicia también chií que controla alrededor del 30% de Yemen, donde ha impuesto un régimen fundamentalista. Los hutíes consideran a Irán un aliado, mientras ven a la suní Arabia Saudita como un enemigo, así como a Israel, al que han atacado con drones y misiles. Controlan gran parte de la costa del mar Rojo, desde donde, en los últimos meses, han lanzado ataques contra buques mercantes que buscan el canal de Suez.
En esta información han colaborado José Á. Carpio y Jaime Gutiérrez (DatosRTVE) y Juanma Leralta (InfografíaRTVE/Evoluciona).