Los trabajadores inmigrantes cobran hasta un 33% menos que los españoles

Los trabajadores inmigrantes cobran hasta un 33% menos que los españoles




La composición salarial y del desempleo en España distribuida entre los nacionales y los inmigrantes deja poco terreno a la especulación sobre el impacto que tiene la llegada de extranjeros en el mercado laboral, especialmente a las teorías que abonan el impacto negativo sobre la creación de empleo y sobre los salarios, así como el volumen de parados en función de la nacionalidad. Esta la principal conclusión que se extrae del informe publicado en las últimas horas por Fedea sobre ‘Algunas reflexiones sobre el fenómeno de la inmigración en España: Percepción social versus efectos reales’ en la que viene a exponer las cifras que evalúan si la percepción de una creciente preocupación por el impacto de la inmigración que recoge el último CIS analizar y la percepción negativa sobre la misma está respaldada por la evidencia empírica disponible sobre su efecto real en España.

En primer lugar, sobre los diversos aspectos relacionados con la inserción laboral de los inmigrantes en España, el estudio elaborado por la profesora titular en la Universidad Carlos III de Madrid y Doctora en Economía por el CEMFI y la Universidad de Alcalá e investigadora de Fedea, Raquel Carrasco, señala la diferencia en los salarios percibidos por los trabajadores de origen foráneo. Según las últimas cifras de la Encuesta de Estructura Salarial del INE -con datos de 2022- estos ocupados perciben remuneraciones hasta un 33% menores que los españoles.

Mientras que los ocupados españoles perciben de media salarios de 27.500 euros brutos anuales -en doce pagas-, los trabajadores de la UE registran retribuciones medias de 24.865 euros, lo que supone un 9,6% menos, y los europeos sin tener en cuenta a los socios comunitarios perciben de media 26.282 euros, es decir, un 4,4% menos. Por su parte, en la segmentación que realiza el INE los ocupados procedentes de África perciben rentas salariales de 18.582 euros, un 32,4% menores que los españoles y los procedentes de América cobran sueldos de 18.214 euros, un 33,8% menos.

Sobre este fenómeno, desde Fedea explican que las diferencias responden, en primer lugar, a que los inmigrantes tienden a ser más jóvenes, tener menos años de educación formal y, en muchos casos, ocupan empleos a tiempo parcial o con contratos temporales. Además, su presencia en puestos de trabajo cualificados y en el sector público es mucho menor que la de los nativos, concentrándose en sectores como la construcción y en pequeñas y medianas empresas.

«Estas diferencias estructurales deben ser consideradas al evaluar el diferencial salarial, ya que no comparar a trabajadores con características similares puede dar lugar a conclusiones erróneas. Por lo tanto, para obtener conclusiones precisas y útiles desde el punto de vista de la política económica, es imprescindible comparar a inmigrantes y nativos que compartan características demográficas y ocupen puestos de trabajo similares», señala la autora del estudio.

Una vez que se controlan estas variables los resultados indican que aproximadamente el 94% del diferencial salarial entre inmigrantes y nativos puede explicarse por las características de cada grupo, tales como la edad, el nivel educativo, el tipo de contrato y el sector de empleo. Lo que implica que solo un 6% del diferencial salarial queda sin explicar por características observables, lo que en la literatura económica se conoce como el ‘efecto discriminación’.

Y aunque este 6% de diferencia atribuida a posibles prácticas discriminatorias no es despreciable, «es notable cómo se reduce de manera considerable cuando se comparan a inmigrantes y nativos con perfiles laborales y demográficos similares». Por lo que este resultado sugiere que gran parte de la brecha salarial tiene su origen en las diferencias estructurales del mercado laboral, y no necesariamente en un trato injusto hacia los inmigrantes.

«En resumen, aunque la brecha salarial entre inmigrantes y nativos existe, la mayor parte de esta se debe a diferencias en las características y situaciones laborales de ambos grupos. Sin embargo, sigue siendo necesario abordar el pequeño pero importante componente de discriminación y las barreras estructurales que enfrentan los inmigrantes para mejorar su inserción y equidad en el mercado laboral», señala Fedea.

Diferencias en el empleo

Según los datos del censo y de la Encuesta de Población Activa (EPA), durante el primer año de estancia en España, la brecha de empleo entre inmigrantes y nativos es significativa, alcanzando 15 puntos porcentuales para hombres y 4 puntos para mujeres. Aunque las cifras apuntan que con el tiempo, esta brecha tiende a reducirse a medida que los inmigrantes permanecen más tiempo en España y adquieren experiencia en el mercado laboral local. «Algunos grupos, como las mujeres latinoamericanas, no solo cierran esta brecha, sino que, en muchos casos, cinco años después de su llegada, sus tasas de empleo superan a las de mujeres nativas con características similares», argumenta la experta señalando que esta rápida inserción laboral de las mujeres latinoamericanas puede estar relacionada con una mayor demanda de mano de obra en sectores como los servicios domésticos y los cuidados, donde suelen concentrarse, lo que facilita su entrada en el mercado laboral, aunque a menudo en empleos poco cualificados y con escasa protección social.

Señala el estudio que los inmigrantes extracomunitarios tienden a concentrarse en ocupaciones de baja cualificación y menor remuneración, tales como la construcción, los servicios domésticos y el trabajo agrícola. No obstante, el estudio también muestra que, con el paso del tiempo, los inmigrantes de Europa del este y América Latina experimentan una mejora en su posición laboral, ascendiendo a empleos mejor remunerados y de mayor cualificación. «Este progreso no se observa de la misma manera entre los inmigrantes africanos, quienes tienden a permanecer en ocupaciones de baja cualificación durante periodos prolongados», apuntan desde el ‘think tank’

La experta concluye así que la brecha de empleo entre inmigrantes y nativos en España es significativa durante el primer año de estancia, pero tiende a disminuir con el tiempo, especialmente para grupos como las mujeres latinoamericanas, quienes logran superar a sus contrapartes nativas en tasas de empleo tras cinco años. Sin embargo, persisten desafíos en términos de calidad del empleo y segregación ocupacional, especialmente para los inmigrantes extracomunitarios, que frecuentemente se encuentran en trabajos poco cualificados y de baja remuneración.

Una quinta parte del desempleo

En el plano del desempleo la evidencia empírica disponible muestra que, al llegar a un nuevo país, los inmigrantes enfrentan mayores dificultades de inserción en el mercado laboral en comparación con los nativos, presentando tasas de participación más bajas y tasas de desempleo más altas. Sin embargo, con el paso del tiempo, estas diferencias tienden a reducirse. Por ejemplo, los datos que desprende la EPA señalan que el volumen de extranjeros sobre el total de la población desempleada ha oscilado en los últimos tres lustros en torno a una quinta parte -a cierre de 2023 el 21,3% del total eran foráneos mientras que suponía un 23% en 2010-.

Según el estudio de Fedea, aproximadamente cinco años después de su llegada, las tasas de participación de los inmigrantes comienzan a converger con las de los nativos. De hecho, varios estudios han señalado que, a partir de ese punto, las tasas de desempleo de los inmigrantes no solo disminuyen, sino que, en muchos casos, llegan a ser incluso más bajas que las de los trabajadores nativos. Este fenómeno puede explicarse en parte por la necesidad de los inmigrantes de aceptar trabajos menos cualificados y con peores condiciones laborales, lo que les facilita la reincorporación al mercado de trabajo, aunque no siempre en empleos de alta calidad.

Un aspecto clave en el análisis de la dinámica del desempleo es la duración de los periodos de desempleo. La evidencia para España indica que los inmigrantes, en particular los hombres, tienden a tener periodos de desempleo más cortos que los trabajadores nativos. Esto puede estar relacionado con la necesidad económica más acuciante que enfrentan los inmigrantes para encontrar empleo, lo que les lleva a aceptar ofertas laborales con mayor rapidez, a menudo en sectores de baja cualificación o con contratos temporales.

En cuanto al acceso a prestaciones por desempleo, los inmigrantes tienen una menor probabilidad de recibir estas ayudas en comparación con los nativos, debido principalmente a su menor antigüedad en el país y, por ende, a su falta de contribuciones suficientes a la Seguridad Social. «No obstante, esta diferencia también tiende a disminuir con el tiempo, ya que los inmigrantes logran una mayor estabilidad laboral y cotizaciones más continuas», señala la investigadora de Fedea.

La tasa de salida del desempleo disminuye de manera significativa a medida que aumenta el tiempo que una persona permanece en situación de desempleo, tanto para inmigrantes como para nativos. No obstante, esta «dependencia negativa de la duración» es más pronunciada entre los inmigrantes en las primeras etapas del desempleo y tiende a desaparecer más rápidamente para los inmigrantes, mientras que para los nativos, la probabilidad de salir del desempleo sigue disminuyendo de manera más sostenida en el tiempo.

Varios factores pueden explicar estas diferencias en la dinámica del desempleo entre inmigrantes y nativos. Uno de ellos es la segmentación del mercado laboral. Los inmigrantes suelen estar sobrerrepresentados en sectores con alta rotación y mayor precariedad, como la agricultura, la construcción o los servicios domésticos, lo que facilita una reintegración rápida al mercado de trabajo, aunque en empleos menos estables y con peores condiciones.

Fuente: www.abc.es