los lunes no van a trabajar 1,5 millones de españoles»
Bajo el eslogan ‘Escuchar y ser escuchados’, más de 1.200 directivos de las principales compañías se citan hoy y mañana en Madrid en el congreso anual de gran consumo de Aecoc, asociación que preside Ignacio González y que reúne a más de 34.000 empresas de un sector que aporta el 25% del PIB nacional y emplea a más de 4,5 millones de personas.
PREGUNTA–La inflación está al 1,5%, el mínimo desde marzo de 2021. ¿Teme nuevos repuntes?
RESPUESTA–En el caso de la inflación de los alimentos llevamos 48 meses de bajada. La proyección del IPC de los alimentos se aproxima a cero e incluso puede haber meses que sea negativa y que lleguen a bajar los precios. Todo eso con permiso de la geopolítica.
–¿Suscribe la previsión de crecimiento del 2,7% para este año?
–Ahora mismo vemos un PIB sano, con un crecimiento del 3,1%, pero analizando más en profundidad, se aprecia que está desequilibrado porque lo que tira sobre todo es el gasto público y las exportaciones agroalimentarias y, sin embargo, el consumo apenas recupera el nivel de 2019, de modo que no está siendo el motor. También está renqueante la inversión, sobre todo la asociada a bienes de equipo, que está por debajo de 2019.
–¿Qué hacer para tener un PIB más sano?
–Cuando las inversiones en bienes de equipo están un 3% por debajo de 2019, te preguntas dónde han ido a parar los fondos Next Generation, porque el gasto público está creciendo a doble dígito. En el sector somos moderadamente optimistas, pero hay que trabajar los desequilibrios que pueden provocar que esta situación sea menos duradera por culpa de la baja productividad, la demografía y el alto absentismo.
–¿Los supermercados van a asumir la eliminación del IVA en productos básicos o la trasladarán a los clientes?
–La bajada del IVA ha demostrado ser una buena medida, aunque nosotros dijimos que debía haberse aplicado también a carnes y pescado. Hacerlo en dos veces genera trabajo a las tiendas, pero preferimos una recuperación más lenta para que no afecte al consumo y repercuta a la inflación. Los márgenes en nuestro sector son tan reducidos que tanto si baja o sube el IVA hay que repercutirlo en el precio, aunque en el actual escenario (con un IPC a la baja) debería pasar prácticamente desapercibido.
–¿El precio sigue decantando la compra?
–Sin duda, aunque el consumidor nos ha demostrado que sabe gestionar perfectamente su presupuesto y que es capaz de modificar sus elecciones de compra para adaptarse a los distintos momentos económicos.
–¿Por eso España es el país europeo donde triunfa más la marca blanca?
–Ese fenómeno tiene que ver con el modelo de distribución español, de las cuotas mercado. Pero también por el trabajo innegable de mejora de la calidad que han realizado las marcas de distribución. Las marcas de fabricante deben buscar nuevas fórmulas para recuperar cuota porque con la inflación encauzada, no sabemos cómo se comportará el consumidor. Lo que está claro es que las marcas tienen que hacer cosas para recuperarse.
–¿Prefiere la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales o concentrada en 4 días?
–Nos gustaría que el debate se elevara para alcanzar la mejora de la productividad. En estos momentos tenemos la misma productividad de los años 90. Es un asunto complejo con soluciones múltiples que tienen que ver con la formación, por desajustes entre las necesidades de los sectores y lo que se ofrece; también es cuestión de inversión, digitalización y atacar el absentismo, que llega al 7,2% de la población activa, lo que supone que 1,3 millones personas no van a trabajar, y los lunes son hasta 1,5 millones los que se quedan en casa, el doble que hace dos años. Para mejorar la productividad, sindicatos, empresarios y administración deberíamos hablar de forma holística y no solo centrar el debate en si hay que dar a la gente 2,5 horas o un día para que concilie mejor. Nos equivocamos de debate si el objetivo de mejora no es que el país sea más productivo.
–¿Mejorar la productividad es la gran asignatura pendiente?
–Sí, porque del debate de la mejora de la productividad cuelga el elevado absentismo laboral, la inversión, la digitalización, la formación, etcétera. En el fondo, supone la modernización del mercado de trabajo. Hoy tenemos la misma productividad de los 90 y estamos muy por detrás de la media de la Unión Europea y a la mitad que Alemania, lo que nos resta competitividad frente a nuestros socios.
–¿Cómo afecta el absentismo al sector de gran consumo?
–Es verdaderamente dramático porque ese 7,2% de la población activa en muchos sectores y provincias se eleva al 10%. Si tienes una tienda con 100 personas, diez no vienen cada día. Es como si la población entera de Galicia no fuera a trabajar. Afecta en coste por reemplazo, también empeora el servicio y supone en algunos casos el cierre parcial de una sección de tienda o de un restaurante, además de enormes problemas de planificación. El absentismo se merece un debate de país.
–¿Cómo afrontan el tsunami regulatorio?
–Este va a ser el tema central del discurso de apertura que ofreceré en la inauguración del congreso de Aecoc, porque lo afrontamos con mucha paciencia y mucho trabajo. No seré yo quien descubra que la Unión Europea tiene un problema de exceso de regulación. Incluso Mario Draghi en su informe propone una pausa regulatoria para ocuparse de ajustar la regulación existente y no generar nuevas normas, al menos, dice, sin preguntar a los afectados. A esa circunstancia se añade que en España se quiere ir más rápido, más lejos y, además, marcando el camino. Es desesperante. Nosotros queremos los mismos objetivos, pero también ser escuchados. Ahora ha mejorado, por ejemplo en materia de movilidad urbana, donde trabajamos con ayuntamientos en el diseño del reparto de mercancías, o en la ley residuos y envases, donde encontramos más receptividad por parte del Ministerio. Ese es el camino.
–¿Qué supone que España adelante 5 años las obligaciones de reutilización de envases?
–Adelantarse al calendario europeo supone que nuestras empresas pierdan competitividad en ese plazo con respecto al resto de países. Mantenemos conversaciones con el Ministerio para tratar de retrasar el plazo y discutir cómo hacerlo en función de la realidad del mercado. Porque lo desesperante es que nosotros queremos ser medioambientalmente sostenibles y reciclar más, pero, de nuevo, la discusión es el cómo y la velocidad que se aplica.