Leticia López-Cotelo, directora del banco de productos Acompartir
Acompartir es el único banco de productos no alimentarios y de primera necesidad para personas vulnerables de España. Su fundadora y directora, Leticia López-Cotelo, nos abre las puertas de la Fundación para que no nos quedemos con ninguna duda. «Podemos vernos en la nave que tenemos alquilada en Illescas (Toledo) o en la pequeña oficina que nos han cedido en los Jerónimos», ofrece con la eficacia de quien está acostumbrada a resolver con eficacia.
El sol es insuficiente para calentar la mañana luminosa y fría que anticipa el invierno de la capital. En la trasera de la Iglesia de San Jerónimo el Real, frente a la embajada de Letonia, está la entrada a los salones parroquiales donde la Fundación Acompartir cuenta con un espacio desde donde gestionan y administran todo tipo de productos no alimentarios. Desde calcetines hasta armarios pasando por motosierras, pulseras con microchips o maquillaje. Pero sobre todo mueven enseres relacionados con la limpieza y la higiene personal. Son donaciones de empresas que Acompartir hace llegar a los más necesitados a través de las más de 600 ONG con las que colaboran.
Leticia está acostumbrada a los medios. En un despacho austero con cuatro ordenadores nos presenta a dos de sus compañeras que saludan sin dejar de teclear y hablar por teléfono. Justo en el espacio contiguo, una mesa de reuniones rodeada de sillas con dos de los últimos premios que les han concedido por su labor social en beneficio de los más necesitados. Durante el último año han repartido 45 millones de euros en productos donados por 207 empresas a más de dos millones de personas necesitadas a través de las más de 600 ONG con las que canalizan el reparto de todo tipo de enseres.
Cuenta que cuando empezó primero de bachillerato en el Colegio Nuestra Señora del Recuerdo tenía una asignatura de Voluntariado que le ayudó a «salir de mi burbuja y conocer otro mundo». Luego estudió Empresariales Internacionales y, al terminar, se fue «de voluntaria a Perú, a una ONG con niños en Piura llamada Canat». Cuando la fichó Microsoft resultó que sus contratos temporales le dejaban el verano libre y «entonces cogía y me iba a Perú; así estuve cinco años y ahí empezó el runrún de querer dedicarme al tercer sector». Continuó en la multinacional tecnológica alternando entre marketing y comunicación mientras compaginaba su trabajo con el voluntariado en el comedor social que las Misioneras de la Caridad —las de la Madre Teresa de Calcuta— tienen junto al desparecido estadio Vicente Calderón.
PREGUNTA: ¿Cómo se te ocurre la idea de crear el primer banco solidario de productos no alimentarios?
RESPUESTA: Había productos de merchandising y cuando los logos cambiaban no se podían dar. Por ejemplo, si las sudaderas tenían el logo anterior la propuesta era que se tirasen. Entonces se me ocurrió: ¿me los puedo llevar para repartírselos a gente que los necesita? Y los llevaba al comedor y la casa de SIDA de las misioneras y los repartía. Entonces vi que la gente no solo necesita comida. Hablas con la gente y te das cuenta de que vienen al comedor a comer, pero luego también necesitan ropa, necesitan jabón… por lo menos el producto básico que utilizamos todos en nuestro día a día desde que nos despertamos. Y surgió. Si existen los bancos de alimentos ¿por qué no va a existir un banco de no alimentos?
P: ¿Y el nombre Acompartir?
R: El nombre surgió por una pregunta que un periodista le hizo una vez a la Madre Teresa de Calcuta: «¿Por qué hay pobreza en el mundo?» Y ella le respondió: «Porque tú y yo no compartimos». Ahí surgió el nombre de Acompartir.
P: ¿Cres que si compartiéramos no habría pobreza?
“ En España si compartiéramos y lo gestionáramos bien no tendría que haber pobres“
R: Estoy convencida. Cada vez entiendo mejor esa respuesta que dio la Madre Teresa. Cuando ves el excedente, los invendidos que hay… ya no sólo el compartir de lo que tienes, sino de lo que nos sobra… estoy convencida que, por lo menos en España, no habría pobreza. En España si compartiéramos y lo organizáramos y gestionáramos bien no tendría que haber pobres.
P: Bueno, es el primer Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) propuesto por la ONU para antes de 2030, erradicar la pobreza.
R: Sí, suena como algo utópico.
P: ¿La clave del problema es compartir y repartir?
R: Claro. Nosotros, cuando una empresa nos dice que no tiene invendidos —productos que no venden por fallos en el etiquetado, mínimos desperfectos, descatalogados, excedentes, devoluciones…— para repartir, les decimos: «¿y para compartir?».
«Que vengan y lo vean»
P: ¿Qué le dirías a los que dudan del trabajo y la honestidad de las ONG y las Fundaciones?
R: Que vengan y lo vean.
P: ¿Tenéis algún tipo de medida para garantizar la transparencia?
R: Tenemos auditorías con la contabilidad y ahí están las cuentas.
P: ¿Algún problema con las ONG?
R: No, porque nosotros no decidimos lo que va a cada uno, eso lo eligen ellas. Son ellos lo que piden lo que necesitan. Lo que sí hacemos es revisar que pidan lo que corresponde a las personas a las que atienden. Alguna vez sí que quitamos de los pedidos cantidades. Y también para que llegue a todos porque esto no es un tema de de guardar, sino de repartir.
P: ¿Tenéis algún modo de asegurar que los productos llegan a los que más lo necesitan?
“Nos aseguramos de que no vayan a vender ni utilizar los productos en rastrillos, ni mercadillos, ni rifas solidarias“
R: Tenemos una red de ONG y siempre distribuimos a través de ellas. Son más de 600, pequeñitas y medianas. Las grandes se apañan por su cuenta. Las ONG se tienen que inscribir en Acompartir, rellenar una ficha y enviarnos unos datos. Con eso las validamos. Nos aseguramos de que no vayan a vender ni utilizar los productos en rastrillos, ni mercadillos, ni rifas solidarias sino que los productos tienen que utilizarse para su actividad, es decir, las que tienen pisos, centros de acogida, comedores, hacen campamentos… tienen miles de proyectos. O para repartir. Intentamos visitar a todas y tenemos con ellas mucho contacto por teléfono. Cada vez que piden productos nos tienen que decir a cuántas personas va, a qué colectivos. Con la web ponemos unos máximos y vigilamos que una ONG que atiende a 200 personas no se lleve mil productos iguales, por ejemplo.
P: ¿Cuántas personas formáis la estructura y cómo os sostenéis económicamente?
R: Somos cuatro empleados con sueldo, los otros son voluntarios. Compartimos con las ONG los gastos logísticos y administrativos. Cuando se llevan los productos ponen una participación en función de nuestros costes logísticos, administrativos y el valor de los productos. Es una fórmula donde siempre hay un mínimo y un máximo porque hay que cubrir las entradas de los productos, muchos hay que ir a recogerlos a las empresas, hay que preparar los pedidos, la trazabilidad, los certificados, el almacenamiento… Recibimos productos con mucho valor, aquí tenemos de todo. La verdad es que funciona fenomenal, aunque al principio hubo que explicarlo mucho.
Sin ayudas ni subvenciones públicas
P: ¿Lo puedes volver a explicar como si yo fuera una ONG nueva que quiero entrar en Acompartir?
R: Nuestra unidad son cajas o palés, no son unidades. Y nuestro coste mínimo de entrada, salida y preparación gira en torno a los 3,5 euros la caja. Si una ONG se lleva una caja, la participación es de 3,5 euros. Tenemos de todo. Ahora mismo han entrado vajillas. Por ejemplo, una caja con 48 vasos tiene una participación de 3,5 euros. O un palé con mil cuentos tiene una participación de 50 euros. Eso nos da para poder funcionar porque no tenemos ayudas del Estado ni ningún tipo de subvención.
P: Es una especie de economato ultra reducido para sostener la Fundación.
R: Claro, entre todos hacemos que funcione. Y las personas que lo reciben no pueden pagar por los productos. A los receptores se les tiene que entregar gratis total.
P: Lo que hacéis es coordinar el reparto de bienes.
R: Eso es, y nosotros no elegimos lo que va a cada uno porque nos entra de todo. Cada vez que entran productos lanzamos una newsletter para avisar a todas las ONG de que han entrado productos. Se meten en la web y cada una pida lo que lo que necesita. Porque tenemos ONG que solo trabajan con mujeres, con hombres, con ancianos, con discapacidades…
P: ¿Y qué tal son los sueldos en la Fundación?
R: No son los de una empresa. El sueldo es lo que toca por convenio y luego, en función de los años, se hacen pluses. Pero es que al final tenemos que sobrevivir y aquí tenemos los ingresos que tenemos y el trabajo que tenemos y hay que repartirlo.
«Vengo los lunes feliz a trabajar»
P: Después de toda la inversión que ha hecho tu familia pagándote una carrera, ¿te compensa trabajar en una Fundación?
R: Es que no me imagino trabajando en otro sitio. Me compensa. Yo vengo los lunes feliz a trabajar y estoy todo el día pensando en Acompartir. Y me lo preguntan mis amigos ¿vas a estar con Acompartir siempre? Pues si es necesario estaré siempre. Es que me encanta. Yo no necesito buscar otro trabajo. No me motiva un sueldo más alto. A mí lo que me motiva es ver crecer Acompartir y ver que cada vez hay más productos y más ONG que se los están llevando. Eso es lo que a mí me tranquiliza: ver que se están moviendo los productos que existen y que se los están llevando a personas necesitadas.
P: ¿Qué es lo que menos se pide de lo que os llega?
R: Todo sale. Depende de la época, del producto, de la cantidad… Si te dan de repente un camión de cremas de lujo o cosas de menos necesidad, las ONG lo piden menos. Como es lógico prefieren llevarse detergente, pañales… ¿Qué pasa con esos productos especiales? Nosotros jugamos un poco con las cantidades. Cogemos, pero menos, porque esos productos igual los reparten en ocasiones muy señaladas: Navidad, el Día del niño, el Día de la mujer… Son productos para regalos, no para repartir en el día a día.
P: ¿Y si dices que no a una empresa no te arriesgas a que dejen de colaborar?
R: A veces te ofrecen mil palés y hay que saber decir que no. Es muy importante el tema de las cantidades para no morir de éxito. Pero nosotros antes de decir que no, siempre preguntamos a las ONG si les interesa. El mundo de los no alimentos es súper amplio, va desde un tornillo hasta un colchón o un armario pasando por un calcetín. Cualquier cosa que veas a tu alrededor es un no alimento. Una vez nos ofrecieron unas pulseritas donde ponías el QR con datos y nos decían «esto es maravilloso para personas mayores que les pones la pulserita». Preguntamos a las ONG y ninguna quería esa pulserita. A veces piensas, esto es maravilloso y luego cuando preguntas, no. Y otras veces piensas ¿esto quién lo va a querer? Y de repente, fiu fiu (hace gesto de desaparecer).
Motosierras y maquillaje
P: ¿Por ejemplo?
R: Pues motosierras. Recibimos un montón y volaron. O la primera vez que recibimos fertilizante. Nos dieron un camión y decíamos ¿fertilizante? Pues sí, voló. Porque hay un montón de ONG con proyectos de agricultura.
P: ¿Hay algún producto que no recibáis?
R: Yo tenía prejuicios al principio con el maquillaje y decía: «¿para qué queremos maquillaje?» Luego, cuando te abres y conoces a las personas, ahí está la respuesta. Conocí a una ONG que trabaja con mujeres de la trata y de violencia de género y me dijeron que el maquillaje les daba un subidón porque muchas no lo tenían desde hacía mucho tiempo porque su pareja no les dejaba. Para estas personas que les cambia la autoestima, su forma de verse, de sentirse es muy importante. Cada producto nuevo que alguien me quiere regalar —aunque soy pobre y no me lo puedo permitir— es un gesto de amor conmigo.
P: ¿Y cómo seleccionáis a las empresas?
R: Las grandes nos conocen todas.
P: ¿Son las que más dan?
R: No te creas. Son las que más tienen pero no siempre las que más dan.
P: Entiendo que las donaciones entran dentro de su programa de Responsabilidad Social Corporativa y que luego tendrán los beneficios que marque la ley.
“También está el beneficio social, el medioambiental… y que destruir también cuesta mucho“
R: Sí, están los beneficios fiscales, pero también tienen un límite. Como máximo no sé si era el 10% o el 20% de la base imponible o algo así. Pero sí tienen sus beneficios fiscales. También está el beneficio social, el medioambiental… y que destruir también cuesta mucho.
Responsabilidad de las empresas y de las ONG
P: ¿Las empresas que no tienen tanto a lo mejor dan más?
R: A veces hay grandes que no nos dan y que, de repente, cambian a la persona que está de responsable y comienzan a dar. Es que todo va de personas. En todos lados, tanto en las empresas como en las ONG. Que también las ONG son responsables de repartirlo y de que sepan que, si nosotros tenemos esos productos, pues que no vayan a comprarlos. También es responsabilidad suya gestionar lo que tienen para que estos productos lleguen a las personas que lo necesitan. Es responsabilidad de todos.
P: ¿Solo compartís en España?
R: El requisito para estar inscrito en Acompartir es estar registrado en España, pero hay ONG de cooperación que se llevan productos fuera. Se los han llevado a todos lados: Ucrania, Perú, Gaza, Líbano… También a países de África. Pero igual menos, porque ahí también está el coste de los contenedores y tienen que conseguir que algún donante les pague los contenedores.
P: A veces es más caro el envío que la donación del producto.
R: Muchas veces tú, como particular, quieres donar, quieres verlo y casi tocarlo. Cuando nos encontramos con las ONG que piden que les apoyes con el tema de transporte, la gente como que se echa más para atrás. Pero es que al final ¿cómo quieres que lleguen las cosas?
Donaciones económicas
P: ¿No recibís donaciones económicas de empresas?
R: Alguna vez sí que nos han hecho. En Navidad a veces recibimos alguna donación. Hay una empresa que se lo ofrece a sus empleados y quien quiere nos hace una donación. Tenemos ahí la cuenta y, lo que hacemos con los particulares, es ofrecerles la posibilidad de donar dinero a una ONG para que se lo gasten en Acompartir. Entonces tú eliges en la web la ONG y pues puedes hacer la donación.
P: El último año habéis repartido 26 millones de productos por un valor de 45 millones de euros…
R: Y es sólo una pequeñísísima parte de los productos que hay.
P: Y las ONG son las que lo reparten.
R: Sí, y van aumentando cada semana. Es un goteo constante, no hay semana en la que no tengamos una o dos nuevas ONG que se suman al proyecto.
P: ¿Habéis tocado techo?
R: ¿Tocar techo? (Risas) Yo creo que recibimos, no sé, un 2% de lo que hay.
El difícil equilibrio entre dar y recibir
P: Pero si no hay ninguna otra entidad que se dedique a hacer esto en España.
R: No hemos hecho un estudio pero, por lo que nos ofrecen, sabemos que es muchísimo más. Bueno, es ir poco a poco con cabeza, teniendo cuidado. Y también es muy importante aumentar la red de ONG porque esto al final es una balanza. Puedes recibir mucho pero si no tienes quien se lo lleve… O a veces no recibes pero tienes muchas que necesitan. Es jugar con la balanza.
P: ¿Qué proyectos tenéis para ampliar?
“Es bonito que todos conozcamos las ONG que tenemos a nuestro alrededor“
R: Tenemos algo para el año que viene. Ahora mismo nos donan fabricantes y distribuidores. Estamos viendo las tiendas, los comercios. Y también es bonito que todos conozcamos las ONG que tenemos a nuestro alrededor, porque a veces estás en tu casa y no sabes lo que tienes al lado.
P: Un gran número de las más de 600 ONG con las que trabajáis son católicas o tienen un organismo religioso detrás. ¿No habéis pensado en que se os puede identificar con una Fundación religiosa?
R: Nosotros ayudamos a todas las ONG, lo que pasa es que cuando investigasun poco te das cuenta de que casi todas tienen algo cristiano detrás, eso es así. Aunque también tenemos ONG que no; es que ni lo preguntamos. No había caído en ese punto, pero sí que es cierto, casi todas lo son.
El fin de la pobreza
P: Has comenzado la conversación diciendo que en España se puede acabar con la pobreza. ¿Por qué crees que no hemos sido aún capaces de ponerle fin?
R: La verdad es que hay mucho excedente, que no se está canalizando bien -porque no se está gestionando bien- y que es culpa de todos. No es culpa de las empresas; es tuya, mía, de todos. Porque no compartimos y ya está. Sostener a las ONG es cosa de todos. No vale quedarte en tu casa señalando al de al lado.
P: ¿Habéis pensado en hacer una aplicación para localizar a la ONG más cercana?
R: La verdad es que no. De momento estamos con empresas y ONG, no nos hemos lanzado al mundo de los particulares.
P: ¿Y una para empresas y ONG?
R: En septiembre de 2025 podemos volver a hablar. (Risas)