las tecnologías para rejuvenecer sin pinchazos

las tecnologías para rejuvenecer sin pinchazos




La toxina botulínica sigue siendo el tratamiento médico-estético más demandado para rejuvenecer el rostro. Sin embargo, las tecnologías no invasivas le pisan los talones de cerca. Láser, IPL, radiofrecuencia y ultrasonidos son técnicas que eliminan las manchas de la piel y las arrugas, mejoran la textura y la flacidez, estimulan el colágeno y, en definitiva, rejuvenecen el rostro. Los avances tecnológicos están convirtiendo a la aparatología en una alternativa cada vez más solicitada, sobre todo para las personas que temen las aguas. Con la ayuda de los expertos vamos a desgranar las diferencias entre ellas, y las aplicaciones más recomendadas.

¿Qué es la radiofrecuencia facial y para qué sirve?

La doctora Flavia Bonina, médico estético y directora de la clínica que lleva su nombre, señala que «la radiofrecuencia es un tratamiento dirigido a tratar la flacidez cutánea, ya que es eficaz a la hora de aumentar la producción de colágeno de la propia piel. Es una gran alternativa para aquellos pacientes que les dan miedo las agujas o el dolor, también para prevenir el envejecimiento en pacientes jóvenes. Está indicada para mejorar la flacidez leve y las pequeñas arrugas». La doctora recomienda una sesión a la semana durante 6 semanas seguidas y luego un mantenimiento, que puede variar (una vez al mes o hasta una vez cada 3 meses), según cada paciente. La sesión dura unos 45 minutos aproximadamente. Es un tratamiento indoloro, que sí produce un cierto calor que puede llegar a ser relajante. Se aplica directamente sobre la piel limpia, y tras echar un gel conductor. El resultado inmediato, según la experta, «es un efecto buena cara global y sin ningún tiempo de recuperación, ya que puede seguir con su vida habitual inmediatamente después. Posteriormente, recomendamos evitar aplicar ningún tipo de frio en la zona las 24 horas siguientes».

Dentro de las radiofrecuencias, hay diversas opciones, desde Indiba, que es uno de los tratamientos más populares, hasta Morpheus 8, mucho más avanzado, como comenta la doctora Flavia Bonina. «Se trata de un tratamiento de radiofrecuencia revolucionario por su versatilidad, cuyas 24 microagujas se clavan en la piel y una vez que están dentro, emiten la radiofrecuencia en sus puntas, es decir, una radiofrecuencia intradérmica, produciendo una estimulación a nivel del fibroblasto (célula encargada de producir el colágeno) que genera grandes cantidades de colágeno, elastina y ácido hialurónico, dando como resultado una mejora importante en la flacidez cutánea, y la calidad de piel de manera global, ya que atenúa marquitas de acné, manchas, poros, rojeces, y aporta luminosidad». El precio también varía mucho, ya que una radiofrecuencia sencilla puede costar unos 75 euros por sesión, mientas que Morpheus 8 tiene un precio de a partir de 500 euros la sesión (según la doctora se necesitarían 3 sesiones al año).

Qué son los ultrasonidos y qué beneficios tienen en el rostro

Las doctoras Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto, fundadoras de la Clínica de medicina estética Mira + Cueto, señalan que «la tecnología de los ultrasonidos genera calor focalizado en zonas determinadas a través de ondas sonoras. Bajo control ecográfico permite trabajar tres pilares de sostén de la piel: dermis, grasa superficial y el músculo. El tratamiento consiste en hacer muchos micropuntos de calor a varios niveles para lograr un tensado más eficaz y uniforme y compactar mejor la grasa». Los ultrasonidos se pueden usar en el cuerpo, para tratar la grasa localizada en zonas como el abdomen, las rodillas o los brazos. En la cara, los ultrasonidos sirven «para combatir el descolgamiento, ayudando a recuperar la línea de la mandíbula, compactar la zona de la papada y tensar la piel de zonas complejas como los párpados». Los ultrasonidos se aplican mediante un cabezal que se va deslizando de forma circular por la zona a tratar. Suelen ser más molestos que otras tecnologías y en ocasiones pueden requerir de anestesia local.

Para ver los resultados, las doctoras aseguran que «hay que esperar unos cuatro meses. El cuerpo necesita un tiempo para generar suficiente colágeno para lograr una tensión evidenciable. Y a esto hay que añadirle que los resultados también dependen mucho de la capacidad de respuesta de cada paciente. Después de un tratamiento de ultrasonidos puede haber enrojecimiento temporal, leve hinchazón o cambios leves en la sensibilidad en el área tratada (acorchamiento)». Respecto al número de sesiones, varía según el resultado obtenido, y la situación de cada paciente, pero en líneas generales se aconseja una cada seis meses. Como en la radiofrecuencia, también hay diversas opciones de ultrasonidos. Ultherapy, conocido como el único lifting sin cirugía aprobado por la FDA, es el más avanzado y sus resultados duran entre 1 y 2 años. Su precio es también superior (a partir de 800 euros, la sesión), que otros ultrasonidos menos potentes, por ejemplo, Accent Prime (a partir de 190 euros, en Clínica Mira + Cueto).

Láser de rejuvenecimiento, ¿qué beneficios tiene?

Popular por la depilación, el láser también se usa para el rejuvenecimiento facial. La doctora Conchita Pinilla, experta en cirugía plástica y medicina estética, explica que «una fuente de luz láser puede eliminar manchas (marrones o rojizas), atenuar las arrugas, producir una regeneración de colágeno que mejore la flacidez, disminuir el tamaño del poro, mejorar las cicatrices, etc. Existen diferentes tipos de láser: ablativos y no ablativos, según pueden retirar la piel superficial; existen láseres que se aplican de modo continuo o no, que son fraccionados o no fraccionados; y existen fuentes de luz (luz pulsada)». El láser se usa para tratar manchas, cicatrices y también para rejuvenecer, porque ayuda a aumentar la producción de colágeno. Durante la sesión el paciente siente calor, en general fácil de soportar. Respecto al número de sesiones, varía según el objetivo del tratamiento, ya sea eliminar manchas o rejuvenecer el rostro, pero como mínimo se recomiendan 4-5 que pueden realizarse de forma semanal (salvo en láseres más potentes, que se deben espaciar más).

La doctora Pinilla advierte «en algunas ocasiones, por efecto del calor, puede producirse enrojecimiento o quemadura de la piel superficial: de primer grado (eritema), o de segundo grado (ampolla). Por ejemplo, si pretendemos eliminar un lentigo, hay que inducir una quemadura de segundo grado superficial, que hará saltar la piel y se convertirá en ampolla, o bien y en función del láser utilizado la piel superficial desaparece y exuda un líquido que puede pensarse que es pus, pero no lo es; también puede aparecer oscurecimiento en la zona de la quemadura, luego se desprenderá suavemente. No todas las lesiones pigmentadas responden igual, en ocasiones pueden volver a pigmentarse, por eso a veces hay que utilizar potencias más altas o tiempos más cortos, produciéndose quemaduras superficiales, las cuales se restauran sin secuelas, excepto en alguna ocasión y en fototipos altos (piel morena) cierta pigmentación post inflamatoria que desaparecerá gradualmente».

IPL facial o luz pulsada, ¿qué es y para qué sirve?

La luz pulsada, o IPL es, según la doctora Carmen Martín, especialista en medicina estética, «una fuente de luz que tiene diferentes longitudes de onda, según el filtro que se selecciona, atendiendo al tipo de piel. Para las pieles más claras se utiliza una longitud de onda más corta y para las más oscuras, de mayor longitud. Se utiliza para rejuvenecimiento facial, estimular la formación de colágeno, cerrar el poro, mejorar las rojeces (tanto la rosácea como las pequeñas venitas, las telangiectasias). Es un tratamiento también antimanchas, ya que la luz pulsada tiene capacidad de absorción de las zonas que tienen más melanina. Con diferentes sesiones se puede ir disminuyendo la hiperpigmentación, por captación de luz para ir quitando el cúmulo de melanina, o bien, si queremos quitar una lesión de forma rápida, se puede realizar una pequeña quemadura que es una costrita muy superficial que al caer elimina la mancha». Durante la sesión, que suele durar unos 20 minutos, el paciente sentirá calor, en general tolerable. El número de sesiones varía según el objetivo, para rejuvenecimiento facial, la experta aconseja un mínimo de 4, y para eliminar una mancha, según la evolución de la hiperpigmentación. Se aconseja espaciarlas 15 días. Es importante iniciar el tratamiento una vez que haya desaparecido el bronceado de la piel, por eso el otoño y el invierno se convierten en los momentos idóneos para someterse a la luz pulsada. Es esencial, además, usar protección solar muy alta después de la sesión y en los días siguientes. Su precio: desde 150 euros/sesión.

En cualquier caso, todos estos tratamientos son compatibles entre sí, y lo más recomendable es ponerse en manos de un profesional que pueda recomendar el mejor según las necesidades y los objetivos personales.

Fuente: www.abc.es