Las semillas innovadoras del emprendimiento femenino dan sus frutos en la España vaciada
Lejos de las grandes ciudades de nuestro país, en los rincones azotados por la despoblación, el emprendimiento innovador femenino se abre paso. A pesar de afrontar adversidades como el limitado número de referentes, la dificultad de acceso a financiación o los estereotipos de género enraizados en la sociedad, han aumentado las mujeres que se animan a liderar sus propios proyectos con un enfoque en la digitalización y/o la sostenibilidad, demostrando que son agentes de cambio y que con sus negocios no solo generan ingresos sino que contribuyen a la dinamización de las comunidades locales.
Marta González, una de las 30 vecinas de la parroquia de Casorvida, perteneciente al concejo de Lena (Asturias), pensó que era buena idea crear una plataforma para la compraventa de ganado y artículos relacionados, como maquinaria o herramientas de segunda mano, que satisficiese las necesidades específicas de los profesionales del sector. «La gente de mi entorno me trasladaba que las aplicaciones generalistas y los métodos tradicionales se quedaban cojos», comenta, al ser preguntada por el origen de Vacapop, el nombre con el que bautizó a una app que empezó como un modelo de prueba pensado para la comunidad autónoma y que hoy acumula más de 150.000 descargas en toda España, registrando, de media, 1.500 tratos al día.
Su uso es gratuito para los usuarios, ya que la compañía obtiene los ingresos a partir de la publicidad. «Es un gran escaparate para proveedores de productos ganaderos, como piensos, collares GPS o placas solares para las instalaciones», indica sobre el perfil de los anunciantes.
Certificada como empresa emergente por Enisa, ha recibido financiación de dicha institución, dependiente del Ministerio de Industria y Turismo, así como de Sodeco, la empresa pública asturiana para el desarrollo de las comarcas mineras, además de haber participado en la primera edición del programa ‘¡Qué Vivan Los Pueblos!’, promovido por Yoigo y Unlimited, dirigido a acelerar startups que aporten soluciones innovadoras en la España rural.
Lo que más valora González de su localización es la cercanía con el público, lo que le permite conocer de primera mano su realidad. Muchas mejoras en la app, precisamente, han sido a propuesta de los internautas. Destaca la importancia de disfrutar de conectividad de calidad para montar negocios digitales desde cualquier punto del planeta y ya piensa en los siguientes pasos de la firma, como el posible desembarco en América Latina, desde donde les han contactado mostrando interés.
En el campo de la medicina transfusional, Hemotic, nacida en el municipio navarro de Olite, de 4.019 habitantes, facilita los procesos en los bancos de sangre a través de técnicas matemáticas. Su fundadora, Irene Ayerra, lo explica así: «Tanto en la donación, como en el procesamiento de la sangre y la distribución a hospitales los requisitos son muy exigentes y existe incertidumbre porque no se sabe la demanda que habrá. Mediante un algoritmo, emitimos recomendaciones a los profesionales para que tomen las mejores decisiones, lo que se traduce en un ahorro considerable para el sistema sanitario». Desde sus inicios trabajan con el Banco de Sangre y Tejidos de Aragón, al que han sumado posteriormente el de Navarra.
La startup echó a rodar con recursos propios y, de momento, el crecimiento es orgánico, «de forma lenta, pero segura», en palabras de la emprendedora, que asegura que en su tierra ha contado con el apoyo de organismos como el Centro Europeo de Empresas e Innovación de Navarra (Cein), si bien echa en falta ayudas económicas. También lamenta determinadas situaciones negativas que ha vivido y que atribuye al doble factor de ser joven y mujer. «A veces he sentido que se me hacía de menos, pero la clave está en fijarse en todas las mujeres que se han enfrentado a esta clase de experiencias y han seguido adelante». Sabe que persisten desigualdades de género en lo que al emprendimiento se refiere, pero cuando se superen, se muestra partidaria de eliminar las ayudas dirigidas solo a ellas para así «pelear en las mismas condiciones».
El proyecto de Irene Ayerra es uno de los 18 finalistas de la tercera edición de los Women Startup Awards
Por desgracia, el horizonte hasta conseguir la equidad se antoja lejano. El Mapa del Emprendimiento 2024, elaborado por South Summit en colaboración con IE University, revela que el porcentaje de fundadoras de startups españolas, en torno al 20%, no ha variado en más de una década. Las diferencias también se reflejan en los exits: el porcentaje de mujeres emprendedoras que ha logrado la venta de su startup es 12 puntos porcentuales menor al de los hombres (24% vs 36%), un dato que explicaría el porqué el porcentaje de emprendedoras en serie (38%) es mucho más bajo que el de hombres (63%).
María José de la Maza, profesora de Gestión de Empresas y Emprendimiento en Esade, sostiene que el freno principal es un sesgo inconsciente, un ‘mindset’ cuya transformación requiere de un trabajo profundo y constante. «Aunque se empiezan a visualizar resultados, la consolidación de un cambio significativo se producirá en el medio plazo», augura. Desde la perspectiva de las mujeres, habla de creencias limitantes. «Un alto nivel de autoexigencia, un bajo nivel de autorreconocimiento y una mayor aversión al riesgo son factores que tienden a reducir la iniciativa emprendedora femenina», sostiene.
Ante la decisión de lanzar su propio negocio, «algunas mujeres creen que no están preparadas y/o no confían en su potencial. Otras adoptan una actitud reactiva hacia su desarrollo, centrándose en las exigencias del día a día en lugar de perseguir sus sueños. Muchas no están dispuestas a asumir el riesgo de renunciar a un trabajo estable para adentrarse en un mundo lleno de incertidumbre e inseguridad económica», reflexiona.
Menos financiación
En cuanto al dinero captado, en 2023, solo el 7% de las rondas de financiación de ámbito europeo fueron obtenidas por equipos fundados exclusivamente por mujeres, mientras que el 18% se destinaron a empresas con al menos una mujer como fundadora o cofundadora, lo que implica que el 75% se concedieron a equipos compuestos solo por hombres, según un informe de ClosinGap realizado por Analistas Financieros Internacionales (Afi) e impulsado por Redeia, que pone de manifiesto que en el mismo año, las compañías creadas únicamente por mujeres lograron solo el 3% del total del capital, mientras que los equipos mixtos obtuvieron el 15% de la financiación, dejando el 82% del montante en manos de equipos enteramente masculinos.
Recientemente se ha presentado un estudio cualitativo desarrollado por Gira Mujeres, un proyecto impulsado por Coca-Cola que acaba de culminar su octava edición, que revela algunos de los principales retos a los que se enfrentan las mujeres a la hora de emprender: la escasa autoconfianza, la falta de formación financiera y la conciliación, sin olvidar el ‘síndrome de la impostora’. Con una metodología basada en entrevistas y ‘focus group’ con emprendedoras y entidades expertas en la materia, el análisis señala que, sobre todo en áreas rurales, las redes de apoyo se configuran como espacios de aprendizaje y de referencia.
Violeta Zapata, ganadora de la VIII Edición en la categoría ‘Tengo un negocio’ gracias a su marca Violeta Porté, ensalza el papel de este tipo de iniciativas: «La cuantía económica (8.000 euros) es importante, pero no tanto como que den voz a mi propósito, las mentorías y el intercambio de experiencias con las compañeras». La puertollanense dejó su trabajo en Madrid para emprender desde Valdepeñas, en Ciudad Real, una «tierra con mucho potencial que siento que está un poco abandonada».
Su planteamiento apuesta por proveedores locales y el empleo de personas de la zona en situación de vulnerabilidad y se concreta en moda para quienes, como ella, conviven con bomba de insulina, un dispositivo que llevan consigo las 24 horas. «Cuando me diagnosticaron la diabetes, busqué en el mercado una solución competitiva y no la había», señala como el motivo que le llevó a fundar la empresa.
Lanzó primero una colección de prendas de lencería y, después, unas riñoneras que posibilitan interactuar con la bomba sin necesidad de extraerla. Ambos productos tienen modelo de utilidad a nivel nacional y cumplen con tres valores: funcionalidad, seguridad y estética. Violeta Porté es una enseña del Grupo Inclutex, que la emprendedora aspira a convertir en el primer conglomerado de marcas españolas sostenibles e inclusivas, que aborde diversas condiciones de salud a través del diseño de moda innovador.
Zapata ya trabaja en una línea de joyería sanitaria para proteger los sensores de glucosa, así como en una colección de bañadores y otra de neceseres. «Uno de mis grandes objetivos, para el que colaboro con el Instituto de Finanzas de Castilla-La Mancha, es presentar un plan para abrir el primer taller de impacto social en la región», cuenta. Sabedora de la dureza de competir en el sector textil, aboga por proteger la capacidad productiva nacional, apostando por modelos de industria innovadora. «Madrid es la capital del emprendimiento y hay muchísimas ayudas que, aun contando con apoyo, yo no tengo en mi comunidad. ¿No estaría bien que me ayudaran a montar ese taller a todos los niveles? Estoy generando riqueza en un entorno que la necesita», reivindica.
Capacidades digitales
En este sentido, Carlos Mateo, presidente de la Asociación Española de Startups, reconoce que las dificultades para acceder a recursos financieros limitan el crecimiento de estos proyectos. La brecha de digitalización es, asimismo, un lastre considerable: «Solo el 10% de las iniciativas rurales están asociadas a tecnologías de nivel medio o alto, mientras que en áreas urbanas este porcentaje se duplica». Es prioritario atajar el déficit porque de ello dependerá, en buena medida, el empoderamiento fememino en el medio rural.
La docente de Esade, por su parte, hace hincapié en la brecha de género en el ámbito tecnológico, que ocasiona un impacto a todos los niveles. «Según el informe ‘Mujeres en STEM: desde la educación básica hasta la carrera laboral’, de EsadeEcPol, las mujeres representan aproximadamente el 5,5% de las ocupaciones STEM en España, en comparación con el 13% de los hombres. Aunque esta cifra ha aumentado desde el 3,3% en 2011, la diferencia sigue siendo significativa. El principal reto radica en la base: es clave potenciar la participación de mujeres en las carreras STEM».
Carlos Mateo aporta un dato: «El 30% de las empresas agro necesitan implementar nuevas tecnologías para mejorar la sostenibilidad y eficiencia en la producción agrícola, lo que abre un espacio ideal para que las mujeres lideren estos cambios desde el emprendimiento». El experto subraya la trascendencia de iniciativas como los Women Startup Awards y los Rural Startup Awards porque «están promoviendo modelos de negocio innovadores y sostenibles que diversifican la economía rural, atrayendo inversión y empleo a estas zonas».
Para Raquel de Dios de la Fuente, lo peor de emprender en lugares pequeños es la soledad y que los actores del ecosistema se concentran en las metrópolis. «Pertenezco, eso sí, a la comunidad de emprendedoras rurales Eres la repera y cuando tenemos un problema nos comunicamos», afirma. Además, haber sido finalista de la sexta edición de Gira Mujeres con su proyecto RF Trufas le dio visibilidad y, lo más importante, me sirvió para «darme cuenta de que mi negocio gustaba». Desde Canalejas de Peñafiel, un municipio vallisoletano de 233 habitantes, se encarga, junto a su marido y su perro de aguas Lucas, al cultivo y venta de trufas negras ecológicas: «No usamos herbicidas y desbrozamos a mano. Los interesados me contactan, les apunto en una lista de espera y enviamos directamente del campo a la mesa, tanto a particulares como a restaurantes».
Por otro lado, ofrecen experiencias de trufiturismo: «Queremos que la gente vea que lo que se come en las ciudades se produce aquí, que degusten la trufa recién recolectada, que vean al perro buscarla…». Una forma de hacer las cosas de la que se siente muy orgullosa. Su deseo para el futuro es claro: «Que vengan más personas a las visitas y seguir cultivando mis encinas todos los días».
A Nazareth Aparicio el ritmo de vida de Roa, su pueblo burgalés de 2.220 habitantes, le encanta por ‘lujos’ como trabajar al aire libre o tardar cinco minutos en llegar a su puesto. Es la impulsora de Vermiduero, una firma comprometida con la sostenibilidad que inició su andadura en 2017 bajo una filosofía de respeto al medioambiente. «Ofrecemos soluciones de fertilización a los terrenos agrícolas de cultivo, muy dañados actualmente, para respetarlos y regenerarlos», afirma. «Debido a las técnicas agrícolas intensivas basadas en agroquímicos que ha habido durante las últimas décadas, estamos llegando a un punto de degradación que va a ser insostenible», advierte, al tiempo que recuerda que un suelo equilibrado y vivo dará como resultado una cosecha de calidad.
Su producto inicial era humus de lombriz, un abono orgánico apto para cultivos ecológicos, pero diversificaron con una gama de derivados, como el humus líquido para aplicar en pulverizaciones foliares. «Hace año y medio introdujimos artículos complementarios: extractos vegetales, mejoradores de suelo como harinas de roca o bioestimulantes, con la idea de ofrecer un catálogo más amplio a los clientes», detalla Aparicio, convencida de que el medio rural ofrece oportunidades para actividades como la suya que las urbes no.
Sin embargo, también hay dificultades: «En nuestra finca no tenemos agua corriente, internet ni línea de teléfono fijo y organizar una red logística ágil desde un núcleo rural es complicado». La brecha de género la ha percibido en la interacción con algunos clientes, sobre todo cuando apenas la conocían. «Venían a la finca, hacían preguntas técnicas y, a pesar de que las respondía yo, seguían dirigiéndose a mi compañero Samuel. Al principio costaba entender que siendo mujer fuese yo la que tuviera esos conocimientos».
El emprendimiento femenino innovador desde entornos rurales da un nuevo brillo a esa España vaciada que tan falta está de proyectos disruptivos.