Las pruebas de una paliza grupal complican la táctica del ‘sálvese quien pueda’ de los acusados del asesinato de Samuel Luiz

Las pruebas de una paliza grupal complican la táctica del ‘sálvese quien pueda’ de los acusados del asesinato de Samuel Luiz




Apenas habían pasado 24 horas del crimen de Samuel Luiz y los acusados ya se estaban señalando unos a otros en las redes sociales. Durante la investigación, algunos siguieron delatando a los que hasta entonces eran sus amigos. En el juicio, esa táctica del ‘sálvase quien pueda’ se sofisticó de la mano de sus abogados. Pero las pruebas practicadas en el plenario están complicando esa estrategia: la autopsia y los análisis de ADN retratan el escenario de un linchamiento múltiple como causa de la muerte de Samuel.

Aunque el papel de cada uno en la agresión haya sido diferente, las acusaciones atribuyen el mismo delito, asesinato con ensañamiento y alevosía, a los cinco investigados. Las penas a las que se enfrentan bailan en la horquilla de los 22 a los 27 años de cárcel, porque a uno de ellos le suman el robo del móvil de la víctima y a otros dos el agravante de discriminación. Dentro de ese marco, cada abogado intenta sacudir la responsabilidad de su cliente, y eso implica salpicar de forma colateral a sus compañeros de banquillo.

Así fue en los interrogatorios a los dos primeros acusados que declararon, Alejandro Míguez y Catherine Silva, los dos que están en libertad provisional. Identificaron a Diego Montaña y a Alejandro Freire, alias ‘Llumba’, como autores del linchamiento. Y todo apunta a que esa tónica, el señalamiento hacia los otros, será la norma también cuando el jueves toque interrogar a los otros tres investigados, los que están en prisión preventiva: Diego, Llumba y también Kaio Amaral.

Cinco juicios en uno

La vista oral, que durante estas semanas se está celebrando en la Audiencia provincial de La Coruña, funciona en realidad como si fueran cinco juicios en uno, en los que cada abogado sólo se centra en preguntar a los testigos, peritos y policías que van desfilando por la sala sobre la implicación de su cliente: ¿En alguna imagen se ve a Alejandro Míguez golpear a Samuel? ¿Se puede asegurar que las patadas de Kaio impactaron en el cuerpo de la víctima? ¿No es verdad que Catherine intentó frenar a su novio? ¿Se puede descartar que Diego iba completamente borracho sólo porque subió ágilmente las escaleras del paseo marítimo para agredir a Samuel?

Pero las pruebas practicadas esta última semana en el juicio fortalecen las tesis de la Fiscalía -que secundan las acusaciones popular y particular-, no sólo en cuanto al carácter grupal de la agresión, sino de que eso fue clave para acabar con la vida del joven.

Muy especialmente la autopsia. En la sesión del pasado martes, un forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) dejó claro que Samuel murió a consecuencia de «lesiones acumulativas» provocadas por «múltiples golpes». Es decir, no fue un único golpe el detonante del que se podría responsabilizar, en concreto a alguno de los que se sientan en el banquillo. O incluso a alguno de los dos jóvenes que eran menores de edad en el momento de los hechos y que por eso fueron juzgados y condenados por asesinato en un proceso penal al margen.

Por supuesto, que no haya sido un golpe definitivo e inequívoco el que acabó con la vida del joven enfermero, de 24 años, no implica necesariamente que los cinco sean responsables de su muerte. Ahí es donde centran la batalla sus defensas: convencer a los miembros del jurado de que sus respectivos clientes no agredieron a la víctima pese a estar en el tumulto, o bien, en los casos en que sea imposible sostener esa tesis, como en el de Montaña, que cuaje el relato de que sus puñetazos no fueron letales.

Dos acusados acorralados

Montaña y, en menor medida, Llumba, son los dos procesados que más se han visto acorralados con la prueba practicada en las últimas sesiones. La Policía científica certificó que se encontraron restos de ADN de Montaña en la frente de Samuel, lo que secunda las declaraciones de varios testigos, algunos investigados y las imágenes de una cámara de tráfico que certifican que golpeó a la víctima. De hecho, fue él quien inició la agresión cuando, a las puertas del pub Andén, en el paseo marítimo de La Coruña, se abalanzó sobre Samuel al pensar, equivocadamente, que el joven y una amiga le estaban grabando con el móvil.

También la defensa de Llumba se ha visto comprometida en las últimas sesiones. Por una parte, los forenses explicaron que las lesiones que Samuel presentaba en el cuello son compatibles, es decir, podrían haberlas ocasionado, el ‘mataleón’ con el que Llumba, según varios testigos, derribó a la víctima mientras Montaña le golpeaba. Una técnica de artes marciales consistente en coger por detrás y estrangular a la víctima, muy empleada en los robos violentos callejeros. Por otro lado, la Policía científica encontró su ADN en los cristales de una botella en el lugar donde se inició la agresión. No ha podido confirmarse, sin embargo, que fuera la botella que Llumba, supuestamente, sacó escondida del pub, ni tampoco que se usase para golpeare a Samuel, aunque algunos testigos dijeron haber escuchado el ruido de cristales durante el linchamiento.

Montaña y Llumba, si se cumple el calendario previsto, serán interrogados el jueves, en la que sería la penúltima sesión del juicio. Ambos ya fueron señalados en el plenario por Míguez y Kathy Silva. El mismo día declarará también Kaio, que ante la Policía ya delató tanto a Diego como a Llumba, así como a uno de los menores ya condenados. Llumba, por su parte, aseguró tras el crimen a un amigo, por Instragram, que Kaio había dado «fijísimo» patadas a la víctima.

El quinteto de procesados en el banquillo de la Audiencia de La Coruña lo completa Catherine Silva, novia entonces de Montaña. Nadie le acusa de golpear a Samuel, sino de intentar que Lina, una amiga de la víctima, no pudiera socorrerle. Pese a ello, si nadie lo remedia proponiendo una calificación alternativa que rebaje el tipo penal y petición de condena, se enfrentará a 25 años de cárcel, igual que Montaña. Porque, además del asesinato, le atribuyen el mismo agravante de discriminación sexual que a su exnovio.

Fuente: www.abc.es