Las nuevas pensiones de jubilación de 1.750 euros impulsan el gasto total a casi 13.000 millones al mes
La Seguridad Social sigue anotando registros espectaculares de gasto asociado a las pensiones y demás prestaciones que abona el sistema a los 9,2 millones de beneficiarios que registra a cierre de octubre de 2024. Ni el paulatino aumento de la edad efectiva de jubilación que se sitúa en los 65,2 años -contra los 64,4 años de 2019-, ni el descenso exponencial de los retiros anticipados, que son ahora menos de un tercio de todas las altas ni tampoco el aumento de las demoras de jubilación están sirviendo para contener un gasto desbordado que ya supone casi un un punto porcentual del PIB cada mes. Concretamente, en octubre se destinaron 12.895,8 millones de euros a la nómina de pensiones, un 6,8% más que hace un año.
Esta cifra, más allá de dar cuenta de la senda de gasto ascendente refleja cómo la evolución en este caso es de casi el doble que la revalorización efectuada por el Gobierno a comienzos de año, la cual debería ser correlativa. Tras este aumento del desembolso desproporcionadamente mayor está la presión que ejercen las pensiones que entran el sistema, cada vez de una mayor cuantía, y mucho más elevadas que las que se dejan de pagar. Concretamente, a mes de septiembre -último dato disponible sobre esta rúbrica que cuenta con un mes de decalaje-, las nuevas pensiones de jubilación procedentes del régimen general (esta suponen el 47% de todas las prestaciones contributivas de las Seguridad Social) ascienden a casi 1.750 euros mensuales -1.743,87 concretamente-. Una cifra, no obstante, que es un 11% más elevada que la de la nuevas altas de hace un año.
Además, cabe recordar que estas pensiones de jubilación son de media un 19% más elevadas que las que se dejan de pagar, lo que genera el caldo de cultivo para que el avance del gasto que asume la Seguridad Social sea mayor que las subidas aplicadas en virtud a sistema de revalorización de las pensiones con el IPC. Como ya expuso ABC recientemente, esta circunstancio simplemente de sustitución de las prestaciones que entran al sistema por las que salen ha resultado en un incremento del gasto de 16.000 millones de euros en los últimos seis años.
Para el departamento que dirige la ministra Elma Saiz la tendencia es asumible y está descontada en las cuentas del sistema, tal y como trasladan a este medio. Si bien, expertos de Fedea consultados por ABC son más cautelosos con estas cifras, y explican estas cifras de incremento exponencial de las nuevas cuantías a la jubilación de ciertos colectivos específicos con mejores carreras de cotización y bases reguladoras más altas. Según apuntan desde Seguridad Social, también los complementos por brecha de género estarían resultando en esta circunstancia.
Con todo, el último balance de ejecución presupuestaria del sistema público da cuenta de un gasto en pensiones contributivas de 110.460 millones de euros a cierre de agosto. Sólo sumando las dos nóminas ya desembolsadas de septiembre (12.855 millones) y octubre (12.895 millones), los pagos de esta sección del presupuesto ascienden a más de 136.000 millones de euros. Faltando aún tres nóminas por abonar, la de noviembre con la extra y diciembre.
Los ingresos por cotizaciones
En este punto, cabe recordar que el Gobierno no aspira a solicitar financiación extra para el ‘rally’ final de gastos que afronta el sistema. Si bien, a cierre de agosto, las cuotas de empresas y trabajadores ascendían a 108.788 millones, casi 2.000 millones que el pago de prestaciones contributivas. No obstante, si tenemos en cuenta los desembolsos asociados a otras prestaciones la cuenta ya sí le sale a deber a la Seguridad Social, ya que ese montante supera los 127.000 millones de euros.
Y es aquí donde entra en juego el uso de la inestimable y necesaria transferencia del Estado vía Presupuestos Generales, es decir, impuestos que ya ha inyecto al sistema algo más de 34.000 millones en este periodo de tiempo, el 80% del total consignado (43.463 millones de euros).
A pesar del retraso de la jubilación
Todo este amalgama financiero parece alzarse como la horma del zapato del sistema de pensiones, pues convive con una consecución inicial de los objetivos de retraso de la edad efectiva de jubilación que en la reforma aprobada por el anterior ministro y actual gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, era la única vía de ahorro prevista para el sistema de cara a las próximas décadas. Concretamente por valor de unos 19.000 millones de euros anuales para mitad de siglo.
Según informó la Seguridad Social en la nómina de octubre estos mimbres ya están a pesar de no contar con un reflejo financiero. Entre enero y septiembre de 2024, se han registrado 265.685 nuevas altas en pensiones. Del análisis de los datos, se desprende que la cifra de jubilaciones anticipadas se ha reducido y se sitúan por debajo del 30% del total (28,9%). Son 76.793, lo que supone un descenso del 11,1% de jubilaciones anticipadas respecto a 2019 cuando se anticipaba el 40% de las nuevas jubilaciones. Mientras que el 71,1% accedieron con edad ordinaria (188.828).
También en este mismo período, el 9,6% de las altas correspondieron a la modalidad de jubilación demorada frente al 4,8% que suponían en 2019. «Como resultado del retraso voluntario del momento de retiro, la edad media de acceso a la prestación de jubilación se sitúa en 65,2 años, cuando en 2019 era de 64,4 años», apunta el departamento de Elma Saiz.