Las empresas constructoras españolas solidifican su sueño americano
Una población superior a los 300 millones de habitantes, su condición de mayor economía mundial y la necesidad tanto de actualizar como de construir nuevas infraestructuras hacen de Estados Unidos un mercado muy atractivo para las ingenierías de nuestro país, que cuentan con la experiencia, el talento y los conocimientos técnicos para afrontar los proyectos en este estratégico sector. Desde carreteras hasta túneles, puentes, líneas ferroviarias o, con el crecimiento imparable de la digitalización, centros de datos… Las constructoras ‘made in Spain’ han conquistado el sueño americano y las de mayor volumen de negocio (ACS, Ferrovial, Acciona, FCC, Sacyr, OHLA, San José, Sener…) están presentes en el país desde hace años.
La región ha realizado en los últimos tiempos una apuesta clara por estos servicios, mediante la aprobación de un plan de infraestructuras cifrado en 1,2 billones de dólares o de la bautizada como Ley de Reducción de la Inflación, que destina 370.000 millones de dólares a energías limpias, dos piezas legislativas que reconocen el papel crucial de este tipo de obras para el desarrollo del país. A ello se suma que numerosos estados disponen de amplios presupuestos de gasto en la materia. Estímulos que, tras el resultado de las elecciones presidenciales, se prevé que vayan al alza, dibujando un horizonte prometedor para las firmas españolas allí asentadas.
Hablamos de una geografía en la que ya tienen una larga trayectoria y en la que, gracias a sus estándares de calidad y su capacidad innovadora, han logrado un sólido posicionamiento. De toda la actividad en construcción que no hacen las empresas de infraestructuras americanas, el 38,6% corresponde a las españolas y este mercado representa el 46,4% de su facturación internacional, 27.580 millones de dólares. La victoria del candidato republicano, según las fuentes consultadas, dará continuidad a la situación e incluso supondrá un incremento de la inversión en infraestructura tradicional.
Luis Villarroya, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, comenta que «se prevé una política continuista del nuevo gobierno para seguir invirtiendo en la renovación y modernización de las redes de infraestructuras de los Estados», algo con implicaciones positivas para las ingenierías españolas que operan al otro lado del charco. «Su implantación y experiencia en la ejecución de obras civiles complejas en el país, con una predominancia de infraestructuras de transporte e hidráulicas, son sus principales fortalezas», sin olvidar «la capacidad de nuestras empresas y nuestros técnicos para adaptarse a las condiciones exigidas en cada estado».
Federico Steinberg, investigador principal del Real Instituto Elcano y profesor de la UAM, da por sentado que las leyes antes referidas se van a mantener: «La administración Trump no se ha pronunciado acerca de si las cambiará, pero es poco probable que las elimine». Muchas normas discriminan en favor del ‘Buy American‘, que otorga preferencia a los insumos locales, aunque el experto asegura que «si las empresas españolas están instaladas en el país, atesoran un historial en infraestructuras y pueden presentarse a las licitaciones, cumpliendo con estos requisitos tendrían perspectivas interesantes». Otro elemento favorable es que «la relación entre España y Estados Unidos históricamente ha sido muy buena y, en este momento, es excelente». «Veremos –dice– si la nueva administración plantea modificaciones, pero en todo caso las discusiones irían más por el gasto en Defensa que haga España en la OTAN, no por el tema de infraestructuras».
Desde el sector explican que los atractivos de este destino incluyen su seguridad jurídica; la utilización de los modelos colaborativos para la contratación, que se vienen promoviendacco desde la patronal Seopan; el valor a nivel tecnológico que aportan las compañías estadounidenses o sus modelos financieros, basados en concesiones, contratos de colaboración público privada (PPP)… Además, en el terreno de las infraestructuras aún queda trabajo por delante, debido al envejecimiento y a la falta de un mantenimiento adecuado.
Fuentes de Acciona recuerdan que según la American Society of Civil Engineers (ASCE), en torno al 40% de los puentes superan los 50 años, mientras que más de 7.000 se consideran «estructuralmente deficientes», lo que refleja la urgencia de renovarlos. Por otra parte, ASCE cifra en más de 100.000 millones de dólares las inversiones necesarias para actualizar las redes de agua potable y alcantarillado.
La elección de Trump, señalan desde la compañía, podría traer una mayor inversión en infraestructura tradicional, que se espera que venga acompañada de una reducción de los procedimientos burocráticos con el fin de agilizar el desarrollo de los proyectos. Asimismo, se prevé que la nueva administración fomente los PPP para promover la participación privada y favorecer el descenso de la deuda pública. De cumplirse estos pronósticos, dicen desde Acciona, EE.UU. seguiría ofreciendo «grandes posibilidades» a las compañías españolas del sector, como había ocurrido hasta el momento.
Infraestructura digital
Desde Ferrovial coinciden en que actualmente el mercado estadounidense tiene un gran potencial gracias al antes mencionado plan de infraestructuras, con un presupuesto de 1,2 billones de dólares, que se destinarán a la transformación del transporte y la movilidad, de las infraestructuras de energía y agua, y a la ampliación de la banda ancha. «Esta ley supone, sin duda, una fuente de oportunidades para liderar proyectos nuevos y exigentes», aseguran. Junto con los de carácter más convencional, harán falta otros para acompasar el boom digitalizador. Desde la compañía recalcan, en este sentido, que «el rápido desarrollo de las nuevas tecnologías y, específicamente, la creciente adopción de la IA generativa y la nube, requieren de nuevas infraestructuras digitales de una gran complejidad».
En relación a dicha ley, aportan un dato interesante: desde su aprobación en 2021, existen 66.000 propuestas en marcha, por lo que hay muchas empresas pujando por nuevos proyectos. «El principal reto que presenta este mercado es primordialmente laboral. El resto de desafío son comunes a otros mercados, como la sostenibilidad, la innovación o la presión de precios al alza de los materiales», completan.
Aun así, operar en el gigante norteamericano aporta beneficios tanto en términos de facturación como de prestigio. Desde Anci, la asociación nacional de las constructoras no cotizadas, constatan que EE.UU. forma parte de la estrategia de crecimiento y consolidación a largo plazo de sus asociados, con una creciente presencia allí, «materializada a través de la creación de filiales o la adquisición de compañías locales».
En un entorno como ese, altamente competitivo e internacionalmente exigente, ponen en valor que las empresas de nuestro país destacan gracias a su especialización en sectores clave como estructuras singulares, tecnología del agua, infraestructura ferroviaria y hospitales. «Este enfoque diferencial –subrayan– les permite ofrecer soluciones innovadoras, sostenibles y competitivas, manteniendo los más altos estándares de calidad».
Desde la asociación afirman que las empresas patrias cuentan con un probado ‘know how’ y amplia experiencia en la ejecución de grandes proyectos de ingeniería. Recuerdan que, además, el sistema de contratación de obra pública en España está basado en modelos abiertos de concurrencia competitiva, «por lo que las empresas nacionales resultan muy eficientes en su operación, equilibrando costes muy ajustados con parámetros de calidad e innovación muy elevados».
Un liderazgo basado en la ventaja competitiva que ofrecen. «La mayor complejidad y tamaño de los proyectos, unido a la situación de deuda pública de los gobiernos, hace que se deba optar por nuevas alternativas de financiación, como los modelos concesionales en los que las compañías privadas participan en la inversión», comienzan por indicar fuentes de Acciona. Sin embargo, advierten de que no son muchas las empresas que gozan de capacidades integradas de diseño, financiación, construcción y operación para postular a estos contratos. «Por un lado, se encuentran los grandes fondos de infraestructuras que solo tienen la capacidad financiera y, por otro, compañías constructoras de diverso tamaño, pero sin la solidez financiera suficiente para asumir los riesgos que entrañan estos contratos», exponen. Por este motivo, «se reduce a una quincena de compañías a nivel global las que se postulan por los grandes contratos concesionales, de las cuales cinco o seis son españolas».
Para triunfar al otro lado del Atlántico, las firmas españolas han afrontado desafíos como la diversidad derivada de que EE.UU. cuenta con 50 estados con actores diferentes a nivel de clientes, proveedores o competidores y también a nivel regulatorio. Asimismo, desde Acciona explican que, por regla general, los clientes demandan que los proyectos de infraestructuras estén asegurados con garantías de pago y cumplimiento. «Para prestar este servicio, las aseguradoras requieren de una trayectoria en el país, solidez financiera y activos locales. En muchas ocasiones, no es posible de manera independiente, por lo que hay que buscar socios locales que aporten estas credenciales», aclaran.
Energías renovables
La vuelta de Trump a la Casa Blanca ha abierto incógnitas sobre el futuro de las renovables. «En el campo de desarrollo de energías verdes nuestros grupos energéticos ocupan un lugar muy importante en el mercado norteamericano», asevera Luis Villarroya. El presidente electo se ha mostrado negacionista del cambio climático y ha elegido como Secretario de Energía a Chris Wright, defensor acérrimo de las energías fósiles. Sin embargo, «como las necesidades energéticas son tan grandes, se va a aumentar la capacidad y, dado el compromiso de Trump de bajar el precio de la energía, incrementará la producción de todo tipo, tanto fósil como renovable», señala Federico Steinberg, que pronostica que «habrá proyectos para todos», combinando el gasto federal con el estatal.
Un horizonte halagüeño que nuestras empresas encaran con músculo innovador. «Están implementando los modelos de ejecución más avanzados para garantizar el cumplimiento de presupuestos y plazos, e incorporando la sostenibilidad en todos los procesos de la cadena de valor que integran el ciclo de vida de la infraestructura», sostiene Villarroya.
Un botón de muestra es OHLA: «En nuestras obras aplicamos tecnologías digitales que nos permiten ser más eficientes y caminar hacia la descarbonización, incluyendo herramientas de seguimiento y gestión de recursos de obra, mejora de comunicaciones entre el equipo de obra o control del avance del activo en construcción, a través de herramientas como láser, escáner o drones». Un ejemplo es la solución de gestión total del combustible de maquinaria y flota, «una metodología de desarrollo propio e implementada en Florida como primera ubicación».
En la mejora operativa de procesos, los avances en digitalización están especialmente ligados a la expansión del BIM (‘Building Information Modeling’). «Somos pioneros en su uso para el sector de la construcción, aplicando esta metodología en más de 70 proyectos de edificación y obra civil en EE.UU., Latinoamérica y Europa», indican desde la firma. En 2023, las cifras de ventas del mercado norteamericano supusieron el 36,4% de los ingresos de construcción y más del 33,7% de sus ingresos totales.
La disrupción forma parte del ADN de la empresa. «Hemos sido la primera constructora española habilitada legalmente por la Agencia de Seguridad Aérea española para realizar trabajos científicos y fotogrametría con vehículos aéreos no tripulados», citan como uno de sus hitos. En la actualidad, utilizan drones de forma habitual en sus proyectos, como la intersección de la I-55 con Weber Road en Romeoville.
Desde su entrada en 2006, OHLA ha consolidado su presencia en Estados Unidos a través de sus filiales y ha desarrollado proyectos emblemáticos. Actualmente, el más destacado en cartera es el del Purple Line en Maryland, valorado en 2.210 millones de euros, en el que participa junto a otras empresas.
La ingeniería española muestra su versatilidad con trabajos muy variados. Por ejemplo, el proyecto más longevo de Acciona en el país es la desaladora de Tampa (Florida), que abastece de agua a 75.000 habitantes de la bahía de la ciudad. El transporte es otro nicho estrella, en el que las soluciones disruptivas están a la orden del día. La I-66 Express Mobility es un caso tanto de eficiencia como de innovación y sostenibilidad, en el que Ferrovial se ha encargado de la financiación, el diseño, la construcción y el mantenimiento, así como de operar los carriles rápidos de la Interestatal 66. «El proyecto incorpora AIVIA, una tecnología de última generación que, a través de sensores y de un sistema de comunicación vehículo-infraestructura (V2I), permite la detección de incidencias y la prevención de riesgos en tiempo rea. Además, su sistema se adapta a la convivencia de vehículos conectados y no conectados.
Las ingenierías españolas se sitúan a la vanguardia en la construcción de la ‘columna vertebral’ de la infraestructura estadounidense.