Las carmelitas descalzas dejarán el convento de Lucena en unas semanas
Los días de permanencia de las religiosas de la congregación de Madres Carmelitas Descalzas en Lucena tocan a su fin tras más de cuatro siglos de presencia ininterrumpida en la ciudad.
Así, el próximo miércoles, 16 de octubre, a las seis de la tarde, tendrá lugar la Eucaristía de acción de gracias y de despedida a la comunidad, celebración religiosa que presidirá el obispo de Córdoba, Monseñor Demetrio Fernández. Al finalizar la misma, las monjas recibirán en el locutorio a todos sus feligreses en su despedida.
Será a finales de octubre o primeros de noviembre cuando las tres religiosas de clausura abandonen definitivamente el Convento de San José en Lucena, poniendo fin a una relación mantenida en el tiempo desde hace 412 años.
Fue a mediados de julio cuando una carta fijada por la actual priora, Magdalena de San Juan de la Cruz, en el panel informativo de la iglesia, en la avenida de Santa Teresa, confirmaba «con mucho dolor y gran tristeza» la inminente despedida, que ahora se certifica.
El fallecimiento el pasado año de la madre Adriana de Jesús Crucificado –que mantenía desde hace unos años un fluido contacto con el Papa Francisco– redujo la congregación en Lucena, reforzada hace 25 años, a solo cuatro hermanas, por debajo de las cinco que marca la normativa religiosa, pero el papel del Papa Francisco, que otorgó un estado jurídico excepcional a la comunidad, y el apoyo del Obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, permitió la continuidad del convento.
Patrimonio
Sin embargo, la reciente salida de otra de las monjas de la congregación fue ya insuperable. Con solo tres hermanas, la comunidad es inviable, por lo que todas ellas pasarán a reforzar el Carmelo de Cabrera, en la Diócesis de Salamanca, donde han sido solicitadas para reformar ese convento.
Según ha podido saber este periódico, la comunidad ha decidido dejar el convento y todo su patrimonio artístico y religioso a la Orden de Carmelitas Descalzos, sin que haya trascendido hasta el momento cuál será el futuro de este complejo religioso, al que las religiosas se trasladaron en 1966, tras una dilatada presencia en el centro de la ciudad, a escasos metros de la plaza Nueva y San Mateo. Esta orden cuenta con convento en Córdoba y otras provincias andaluzas.
También ha sido voluntad de la comunidad lucentina legar todas sus tierras a la Obra Pía de la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli, Patrona de Lucena, advocación con la que han estado muy vinculadas y para la que tejieron el manto blanco de la Coronación Canónica.
El alcalde, Aurelio Fernández, ha indicado que por el momento el Ayuntamiento no ha sido informado del futuro uso del convento, que ocupa una manzana completa en el popular barrio de Santa Teresa, incluida su iglesia, dependencias del convento, huerto y jardines. El regidor lucentino espera conocer el destino de la edificación y el patrimonio que contiene el miércoles, con motivo de esta misa de despedida, a la que también tienen prevista su asistencia miembros de la orden de Carmelitas Descalzos, que se harán cargo del mismo.