Laprovittola da al Barça una victoria de categoría en Tenerife
El Barça de Peñarroya coge ritmo y este domingo consiguió una importante victoria en el Santiago Martín de Tenerife, una de las plazas más complejas de toda la liga española. Lo hizo gracias al liderazgo de Laprovittola, autor de 22 puntos, y a la conexión checa formada por Satoransky y Vesely. El base, muy apagado la temporada anterior, volvió a ser el dinámico atleta de antaño, mientras que el pívot se impuso en la rotación al perdido Willy Hernangómez para frenar las acometidas canarias, lideradas por los geniales Shermadini y Kramer, que mantuvieron la tensión hasta el final. Victoria de categoría para el Barça, que se coloca en lo más alto de la clasificación y sigue invicto junto al Unicaja de Málaga.
Bombardeó sin piedad el Tenerife al Barcelona en los primeros minutos de encuentro. Fitipaldo electrizaba el juego de los isleños mientras que Scrubb y Doornekamp disparaban con mucha precisión desde la línea de tres. Sufría el Barça del Peñarroya, en plena construcción, y como en las últimas fechas se encomendó a Laprovittola para sobrevivir. El argentino parecía que perdería protagonismo con la llegada de Punter, pero su baloncesto es tan extenso que prescindir de él suena a herejía.
El pequeño genio, con alma de duende pillo, firmó diez de los primeros 17 puntos de los azulgranas, que mandaban en el electrónico hasta que las rotaciones condicionaron a ambos bandos. La entrada en pista de Huertas y Shermadini, 41 años el brasileño y 35 el georgiano, revitalizaron al Tenerife, que volvió a entregarse a la velocidad y al lanzamiento lejano para minimizar con éxito a sus rivales.
Es tan letal como alegre el conjunto de Vidorreta, capaz de desmenuzar sin mucha dificultad a una de la mejores plantillas de Europa como la del Barcelona. No estaban bien los catalanes en defensa, blandos y poco flexibles ante la fiereza de Shermadini, fantásticos sus movimientos para atacar el aro rival. Willy, como de costumbre, se hacía invisible cuando le tocaba defender la zona y era Brizuela el único que daba alguna alegría a los suyos en el campo contrario.
Peñarroya, consciente de las dificultades que provocaba el vasco a los canarios, le arropó con Punter y Laprovittola, juntando así en la pista a sus tres mejores individualidades exteriores. Sus diabluras abrían los espacios y fue Metu, autor de dos triples consecutivos, el más beneficiado. Se aceleró el partido en los últimos minutos de la primera parte y, aunque Laprovittola acercó a los visitantes con un triple, los tinerfeños llegaron al descanso con cuatro puntos de ventaja.
Volvió el Barça dubitativo del vestuario y lo aprovechó Willis para imponer su ley. El estadounidense convirtió la principal arma de sus rivales en una debilidad, atacaba sin compasión a Laprovittola, genial anotador pero endeble defensor, y el Tenerife volvió a construir una amplia ventaja. Pero en un duelo táctico fantástico, Satoransky, de dos metros, convirtió a Willis en presa de su propia estrategia. Le llevaba al poste y, con la ayuda de su compatriota Vesely, los azulgranas contratacaron con convicción.
Los azulgranas estaban mucho más enteros, se organizaban en una zona en defensa y Punter lideraba sus cargas de caballería mientras que el Tenerife veía como Sastre tenía que retirarse por una aparente torcedura de tobillo. Ahora eran los locales los que sufrían para anotar, aunque se se sentían bendecidos por las apariciones de Shermadini cuando todo fallaba. El último cuarto se antojaba fascinante.
Un triple de Brizuela y dos tapones seguidos de Abrines a Scrubb bajaron los ánimos canarios, flaqueza que aprovechó Vesely para desplegar toda su veteranía. Su ruda defensa y su tiro de media distancia propulsaron al Barça, que mostraba su cara más seria y ambiciosa en el Santiago Martín. Laprovittola, espléndido en el atardecer isleño, dinamitó las pocas esperanzas del Tenerife, que se quedó sin gasolina en los últimos minutos y fue presa tanto del argentino como de Satoransky. Ambos, junto con los triples de Abrines, fueron los autores de una victoria de categoría para el Barça, pese a que las genialidades de Kramer mantuvieron la tensión hasta el final.