La Seminci llega a su ecuador con la cámara enfocada en el clasismo y los prejuicios

La Seminci llega a su ecuador con la cámara enfocada en el clasismo y los prejuicios




La 69 Semana Internacional de Cine de Valladolid ha alcanzado este martes su ecuador con ‘Vermiglio’, de la italiana Maura Delpero, un poético retrato de familia ambientado en los estertores de la Segunda Guerra Mundial en un pequeño pueblo alpino, y con sendos debuts de la española Elena Manrique y el noruego Halfdan Ullmann Tøndel, que en ‘Fin de fiesta’ y ‘La tutoría’ proponen por dos caminos bien diferentes formalmente sendas miras ácidas y punzantes al mundo que nos rodea, impregnado de prejuicios y clasismo.

De la observación aguda de la realidad surgió ‘Fin de fiesta’, el debut tras la cámara de la experimentada productora ejecutiva Elena Manrique, que reposa sobre los hombros de la actriz palentina Sonia Barba, también debutante en el cine. La película explora «las relaciones de poder y los privilegios de clase», y lo hace a través de una mirada afilada, no exenta de humor y de amargura.

En declaraciones recogidas por Ical, Manrique ha hablado de las dos historias que confluyeron en su cabeza hasta conformar este relato que, «como casi todas las historias, surge de la realidad». Por una parte, desde los 18 años suele visitar en su casa a una amiga en su casa sevillana («soy una voyeur tremenda, me encanta observar y mirar, y cuando no eres de un sitio eso te permite ver la realidad de otra forma y encontrar matices imperceptibles para quienes viven allí», ha explicado). Por otra, otros amigos con casa en El Palmar, en Cádiz, le contaron cómo llegó un día una patera a la playa y un joven africano se refugió en su jardín, tras lo cual ellos «le llevaron a la estación de Jerez, le dieron dinero y él siguió su camino».

La directora novel tenía claro que su película, que se mueve «en el filo de lo políticamente correcto e incorrecto», «tenía que ser auténtica», y para ello era imprescindible que los espectadores se crean a Carmina, el personaje interpretado por Sonia Barba, que nunca antes había trabajado en cine, aparte de su intervención en el mediometraje ‘Cinema Verité, Verité’ en 2013, también a las órdenes de Manrique.

Sobre su rol, la palentina ha apuntado que al recibir el guion no podía parar de leerlo, y ha asegurado que «hay que tener muchísimo cuidado porque, aunque no te muevas en el ámbito de las clases privilegiadas, hay Carminas por todas partes». Para ella, no ha resultado un rol complejo de encarnar porque «dice en todo momento lo que le da la gana, sin pensar en si hace daño a alguien o no». Así, Barba ha confesado que «era divertidísimo llegar al set y ser ella», salvo «en tres o cuatro escenas en las que se muestra la soledad en que vive y la locura que la rodea, porque es incapaz de ver al otro, solo sabe utilizar a quien está a su alrededor».

También ha intervenidp en el encuentro con los medios Belén Atienza, productora habitual de J.A. Bayona, que ha confesado haber quedado «atrapada por la escritura de Elena», una persona «extremadamente creativa». «Su mirada es única y especial, revisita un tema social importante desde un lugar que yo nunca había visto antes. Desde el primer tratamiento de guion se sentía que había un universo ahí», ha elogiado.

Un juego de niños… o no

Por su parte, el nieto de Ingmar Bergman y de Liv Ullmann, Halfdan Ullmann Tøndel, desarrolla en ‘La tutoría’ un vehículo ciertamente manierista para el lucimiento de su compatriota Renate Reinsve (‘La peor persona del mundo’). En su película, aplaudida por el público, invita a la reflexión sobre cuestiones como la sobreprotección de los hijos y «cómo usamos muy poca información para juzgar a la gente».

La trama arranca cuando la profesora de primero de Primaria de un selecto colegio cita a los padres de dos de sus alumnos de seis años para informarles de un problema entre ellos. El objetivo es dilucidar entre los adultos si lo ocurrido ha sido un juego de niños que se fue las manos o si fue algo más grave, pero la situación tardará poco en descontrolarse.

La semilla de la historia, según ha contado el director, fue una historia de apenas quince segundos que escuchó sobre un altercado entre dos niños de seis años, tras la cual, su imaginación «empezó a andar». «Quería que la narrativa fuera fragmentada, para que el público, basado en su propio bagaje emocional, pudiera completar los espacios en blanco. Por eso mucha gente tras verla tiene interpretaciones diferentes de lo que pasó, algo que para mí es fantástico», ha comentado.

Cuestionado sobre cómo consiguió implicar en el proyecto a Renate Reinsve, sobre quien recae todo el peso emocional del film, Ullmann Tøndel ha explicado que trabajaron juntos en un corto que él dirigió en 2016, que apenas tardaron dos días en rodar pero «fue una experiencia maravillosa». Allí nació una amistad entre ambos que les animó a colaborar de nuevo en el futuro, y de esa forma cuando empezó a dar forma al guion de ‘La tutoría’ escribió el personaje específicamente para ella. «Ha sido fundamental para este proyecto», apuntó sobre la actriz, que «ha pagado su propio salario a la película, ya que es la productora ejecutiva».

Según ha detallado, todo el metraje transcurre en el interior de un único espacio, el colegio donde se desarrollan los acontecimientos, un «lugar mágico» que el director convirtió en «una pesadilla».

Retrato familiar en los Alpes

Con la pausa y la inexorabilidad de las estaciones transcurre ‘Vermiglio’, el segundo largometraje de ficción de Maura Delpero, que propone «un viaje en el tiempo y en el espacio» para brindar al espectador un retrato íntimo de familia que se alzó con el gran premio del jurado en el reciente Festival de Venecia. A lo largo de cuatro estaciones, el ciclo de la vida se revela ante el espectador en esta poética historia ambientada en un remoto pueblo alpino, en los estertores de la Segunda Guerra Mundial.

Los silencios, la luz natural y un paisaje abrumador sobrevuelan todo el relato y condicionan a los propios personajes, la nutrida familia del maestro local, un hombre recto y estricto, que acoge en su pajar a un siciliano que ha desertado de la contienda. Las rutinas, vitales en ese entorno, se resquebrajan con el nuevo invitado, que pronto despierta el interés de Lucía, una de las hijas del profesor.

Delpero ha viajado hasta Valladolid, donde ha subrayado su vinculación emocional con los espacios donde transcurre la historia: «Es el paisaje de mi infancia y de mi familia. Vermiglio es un color, pero es también el pueblito de montaña donde nació mi padre y su gran familia».

Según ha apuntado, este film nació en «un momento muy específico» de su vida, cuando falleció su progenitor justo después de estrenar ‘Maternal’, su anterior película. «Siempre estoy viajando, dando vueltas, y en ese momento tuve la sensación de que necesitaba parar y mirar hacia atrás, a los orígenes», señaló. Para captar esos recuerdos de infancia, Delpero eligió a muchas gentes de la zona para encarnar a personajes secundarios, y trabajó intensamente con los actores profesionales para intentar reflejar lo que supone haber nacido y crecido en ese entorno.

«Tenía muy claro este mundo y me interesaba esta idea del último año de la guerra, porque siento que es un momento entre lo antiguo y lo moderno que todavía dialoga mucho con nosotros», ha explicado la directora. Delpero ha confesado interesarse por «las historias personales y por lo humano», así como por las contradicciones. «Es una película con casamientos, duelos, muerte y vida. Son las cosas que nos atraviesan siempre, son los temas de la vida», ha apuntado.

Fuente: www.abc.es