La Región cuenta con 785 puntos «conflictivos» por riesgo de inundación, según el Plan Inunmur
MURCIA 4 Nov. (EUROPA PRESS) –
La Región de Murcia cuenta con 785 puntos «conflictivos» en los que pueden producirse situaciones que agraven de forma «sustancial» los riesgos o los efectos de una inundación, según aparece recogido en el Plan Especial de Protección Civil ante Inundaciones de la Región de Murcia (Plan Inunmur) consultado por Europa Press.
Cabe recordar que este Plan constituye el marco general de intervención en la Comunidad Autónoma en materia de prevención de avenidas e inundaciones y, como tal, establece la consideración del riesgo por inundación como factor para el análisis en la formulación de cualquier planificación territorial, y ello enfocado a su incidencia sobre la seguridad de las personas y los bienes, y en general sobre la actividad humana que se desarrolla en el territorio.
En este sentido, el Plan recoge en uno de sus anexos el registro de 785 puntos inundables por precipitación ‘in situ’, considerados «conflictivos» en el análisis de riesgo.
Por municipios, Murcia encabeza el número de puntos «conflictivos», con un total de 74, seguido de Cartagena (60), Jumilla (55), Lorca (41), Mazarrón (36), Totana (35) o Fuente Álamo (33).
PUNTOS CONFLICTIVOS
Cabe destacar que el Plan entiende por «puntos conflictivos» aquellos en los que, a consecuencia de las modificaciones ejercidas por el hombre en el medio natural o debido a la propia geomorfología del terreno, pueden producirse situaciones que agraven de forma sustancial los riesgos o los efectos de la inundación.
Estos puntos se han obtenido a partir de la recopilación de datos de la prensa local y nacional y encuestas en todos los municipios.
En la identificación de zonas se ha trabajado con la diversa tipología de riesgos de inundación. En lo que respecta a aquellos de origen natural asociados a cursos de agua de diferente entidad hidrográfica, el Plan ha tenido en cuenta los valles fluviales, conos aluviales, la desaparición del cauce o del régimen laminar, endorreismos o semiendorreismos y llanos de inundación.
En el caso de los riesgos de origen antrópico, se han tenido en cuenta aquellos por escorrentía urbana y rotura de recintos de almacenamiento de agua y canales de gran capacidad.
Durante el trabajo de campo, los esfuerzos se centraron en reconocer las zonas afectadas por cursos de agua, situados en el entorno de los núcleos de población, cuya problemática pudiera quedar solapada con las áreas afectadas por otros cauces mayores en los sucesos acaecidos en la zona, tal y como señala el Plan.
La relación general de factores considerados en el entorno de cada zona identificada tiene en cuenta la confluencia de dos o más cauces donde existe más peligro de desbordamiento por efectos barrera de la corrientes contrapuestas y la erosión hídrica de las márgenes; así como el desnivel del cauce que da una idea de la energía cinética de la masa de agua.
También se han tenido en cuenta cambios de la pendiente que reducen la capacidad de desagüe del mismo; cerramientos (muros, vallados) que crean efecto barrera/presa; y el efecto barrera o laminador de infraestructuras lineales (caminos rurales, carreteras, vías férreas, canales) por intersección e insuficiente drenaje transversal, ya sea por mal diseño, deterioro o potencial de obstaculización por sólidos voluminosos como por aterramiento.
Asimismo, se ha valorado la existencia de cultivos y técnicas de roturación que cambian la rugosidad natural, la capacidad de infiltración, que aumentan los arrastres y alteran la capacidad de desagüe del cauce; así como la urbanización, que acelera la escorrentía superficial al impermeabilizar el terreno.
Otros factores han sido el infradimensionamiento y carencias de la red de colectores pluviales y otros problemas asociados con la misma; así como las actuaciones privadas y públicas de prevención del riesgo estructurales como no estructurales (en su caso) aplicadas, incluso aquellas que no son intencionadas.
Igualmente, para la elaboración del Plan se ha valorado la existencia de edificaciones e infraestructuras de paso (identificándolas si son puentes o badenes) que alteran la capacidad de desagüe del cauce; y escombreras o terraplenes de explanaciones agrícolas o de otro tipo cercanas al cauce o en el mismo que alteran su capacidad de desagüe por el aterramiento o causan efecto barrera.
También se ha valorado la destrucción y/o desestabilización de la protección de las márgenes tanto natural (vegetación de ribera) como artificial (motas, escolleras) por actividades de extracción de áridos, agrícolas; así como la existencia de efectos sorpresa en las intersecciones en carreteras.
Entre los factores, también se han tenido en cuenta indicadores de magnitud referidos a calado, velocidad del agua, duración de la inundación, cantidad de sedimentos acumulados; así como indicadores de vulnerabilidad referidos a grado de incomunicación, dimensión de los bienes materiales y servicios públicos afectados.
Se han ido registrando para la identificación, fundamentalmente, aquellas zonas que han sufrido periódicamente los efectos de las inundaciones, así como aquellas otras donde existe alguna probabilidad de ser afectadas al existir causas que puedan producir nuevas situaciones de riesgo.