la lucha republicana y demócrata por el poder del Congreso
Este 5 de noviembre los ciudadanos estadounidenses acudirán a las urnas para decidir no solo quién será el próximo presidente del país, sino también para definir la dirección del poder legislativo en el Congreso, formado por el Senado (cámara alta) y la Cámara de Representantes (cámara baja). El resultado de estos comicios dirá quien dicta y ejecuta las leyes y marcará, sin duda, el mandato del 47º ocupante del Despacho Oval.
Se trata de unas elecciones cruciales para el equilibrio del poder en el país, ya que, el partido que obtenga la mayoría de los escaños del Senado o de la Cámara de Representantes controlará la cámara respectiva. Se presentan a las elecciones 34 de los 100 miembros del Senado de Estados Unidos, que aspiran a mandatos de seis años. Los votantes de cada uno de los 435 distritos congresuales del país también elegirán a su miembro de la Cámara de Representantes de EE.UU. para un mandato de dos años. Esto significa, por ejemplo, que el partido que obtenga la mayoría en la Cámara de Representantes elegirá al Presidente de la Cámara y a los presidentes de las distintas comisiones del organismo.
Los resultados de las anteriores elecciones dieron a Joe Biden y al Partido Demócrata el poder en el Senado. En cambio, los republicanos lograron hacerse con la mayoría en la Cámara de Representantes. Pero ahora, cualquier pequeño desajuste podría también arrebatarles a los Demócratas la cámara alta y «aunque Kamala Harris gane, seguramente los Republicanos conseguirán la mayoría en el Senado. Si ella gana, no va a poder hacer muchas de las cosas que ha prometido que va a hacer, porque los republicanos se lo impedirán», apunta el investigador del Centro de Política de la Universidad de Virginia, J. Miles Coleman.
Estados en juego en la cámara alta
Son 100 los senadores (dos por cada uno de los 50 estados de EE.UU.) que ocupan los asientos de la Cámara Alta, pero solo 33 de ellos se juegan su estancia en ella. Al contrario de lo que sucede con otros organismos del país, los senadores se dividen en tres clases diferentes y sus mandatos se escalonan para escoger a un grupo diferente cada dos años. Los senadores de clase 1, que fueron elegidos por última vez en 2018, volverán a ser votados de nuevo este 5 de noviembre.
Lo que sucede es que, aunque la mayoría de los asientos son seguros, hay varios senadores demócratas vulnerables en estados tradicionalmente conservadores. Es el caso de Montana, Ohio y Virginia Occidental que están ahora mismo bajo control demócrata, pero los tres son estados donde Donald Trump ganó tanto en 2016 como en 2020. Sin embargo, esto no sucede con los estados republicanos, ya que Biden no ganó ninguno en las presidenciales de hace cuatro años.
Además, los demócratas defienden escaños en seis estados donde Biden ganó por un margen muy ajustado: Wisconsin, Pensilvania, Nevada, Michigan, Minnesota y Maine. Del lado republicano, esto solo sucede en Florida y Texas. Es por eso, que las encuestas del país garantizan el control republicano del Senado en un 89%, según el portal FiveThirtyEight.
JD Vance o Tim Walz: ¿quién presidirá el Senado?
La lucha por la Casa Blanca también es crucial para los candidatos a la vicepresidencia: JD Vance (republicano) y Tim Walz (demócrata). El vicepresidente actúa como líder del Senado de los Estados Unidos y, por lo tanto, será uno de ellos será el encargado de desempatar y controlar la agenda de la cámara. Cuando Joe Biden fue Vicepresidente con Obama, en ocho años nunca usó el poder del desempate en los 8 años; en cambio, Harris tiene el récord con 33 desempates en esta última legislatura.
«Si el Senado es 50/50 entonces quien controle la presidencia es extremadamente importante porque será el voto de desempate. Lo vemos con Kamala Harris. Sin embargo, la probabilidad de que el Senado sea 50/50 es muy baja. Incluso si Harris gana y Tim Walz lo preside, si los republicanos tienen 51 escaños, Walz no va a romper demasiados empates», explica el profesor en ciencias políticas de la Universidad de Michigan, Ken Kollman.
«Lo curioso es que desde 2018 Cámara y Senado se mueven en sentido contrario. En 2018, los republicanos que estaban a cargo del Senado perdieron escaños. En ese año, la Cámara de Representantes era de los demócratas, y 2020, los demócratas ganaron en el Senado, pero perdieron en la cámara baja. Lo mismo en 2022, donde Los demócratas ganaron en el Senado, pero perdieron la Cámara de Representantes. Así que, es curioso como ambas cámaras han estado haciendo lo suyo. Lo veremos este año, como que ambas pueden ir en una dirección, pero creo si hay una situación en la que vayan en la misma dirección, probablemente sería hacia los republicanos«, analiza Colleman.
El contrapeso de la Cámara de Representantes
Cada dos años, la sala principal de la Cámara de Representantes renueva sus 435 escaños, repartidos proporcionalmente conforme al censo de población. Será un panorama completamente nuevo para los demócratas, ya que serán las primeras elecciones desde 2002 en las que su partido no estará dirigido por Nancy Pelosi debido a la elección de Hakeem Jeffries como líder del Caucus Demócrata de la Cámara en 2022 y las encuestas no están a su favor.
Los republicanos, en cambio, están más tranquilos. La última legislatura de la cámara estuvo controlada por el partido de Donald Trump y todo apunta a que también lo estará en los próximos dos años. Precisamente fue este contrapeso el que impidió a los demócratas, bajo el mandato de Joe Biden, llevar a delante muchas de sus propuestas más progresistas. Un ejemplo es el proyecto de ley sobre Seguridad Fronteriza y Control de Inmigración que incluía medidas más estrictas para la seguridad fronteriza que en 2023 aprobó el Senado, pero no logró el respaldo de la Cámara de Representantes, que demandaba un enfoque más centrado en la reforma migratoria integral. Los demócratas también lo intentaron con la implantación de medidas más estrictas sobre el control de armas tras varios tiroteos masivos, pero estos esfuerzos fueron bloqueados repetidas veces por los republicanos en la Cámara.
Y el panorama continuará similar a partir del 5 de noviembre. «Si los demócratas controlaran las tres (dos cámaras y la presidencia), creo que se vería avances en temas como la inmigración y aborto, pero si los republicanos controlan la presidencia o cualquiera de las cámaras, creo que no se hará nada en ningún tema de locura. Se verá cero legislación, pero mucho debate en esos temas», explica el politólogo de Michigan.
¿Cuál de las dos cámaras tendrá más relevancia?
Dependiendo del área política que se contemple, una cámara tiene más peso que la otra. «Para temas judiciales, como las nominaciones a puestos del gabinete, el Senado es mucho más importante. En cambio, en lo relativo al gasto, presupuestos o ayudas internacionales, la Cámara de Representantes tiene más peso», puntualiza Kollman.
Se ha visto en la lucha por la ayuda militar que EE.UU. envía a aliados como Zelenski o Netanyahu y el bloqueo, durante meses, de los republicanos. Todas las prioridades de Biden en política exterior se estancaron en el Congreso porque una parte del partido conservador, los más aislacionistas y ala más dura, no quería seguir gastando dinero en Ucrania. Además, los republicanos en la Cámara de Representantes bloquearon varias propuestas de gasto demócratas, especialmente aquellas relacionadas con el gasto social y el cambio climático, priorizando un enfoque conservador. Esto incluyó recortes a programas de ayuda social y la oposición a medidas de financiamiento para la infraestructura verde.
Si los demócratas logran el control de ambas cámaras, se espera un impulso en iniciativas como la reforma del sistema de salud y la expansión de programas de ayuda social y también un avance en políticas sobre cambio climático. Por el contrario, un escenario bajo control republicano podría bloquear muchas de las iniciativas demócratas de los últimos años y enfocarse en recortes de impuestos y reducción del gasto público, además de posibles intentos de derogación de leyes clave como el Affordable Care Act.
Independientemente de quién gane estas elecciones, lo que está claro es que ambas cámaras representarán un contrapeso frente al poder del partido en la presidencia, limitando o impulsando su agenda. Con una contienda muy ajustada en ambas cámaras, el futuro político de Estados Unidos dependerá de un delicado equilibrio de poderes que podría inclinarse hacia uno u otro lado.