La investigación del descarrilamiento del túnel de Atocha califica el suceso de ‘grave’ y dice que el tren descendió «sin frenos y a gran velocidad»
La Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) califica de ‘grave’ el descarrilamiento del tren de Renfe de la serie 114 el pasado fin de semana en el túnel que une Atocha y Chamartín y solo implica al operador público y a Adif, como gestor de las infraestructuras, en las pesquisas que está llevando a cabo para tratar de dilucidar los motivos que dieron lugar a un accidente que puso en jaque durante el sábado y el domingo a la circulación de alta velocidad ferroviaria entre Madrid y el Este de España.
La investigación con número de expediente 108/204 sitúa la hora de los hechos a las 16.20 del pasado sábado en la línea Madrid Chamartín Clara Campoamor – Valencia Joaquín Sorolla con el puesto de banalización de Jardin Botánico como punto más cercano al suceso. Según el relato hecho público este viernes, el tren accidentado estaba formado por dos unidades del tren regional de alta velocidad de la serie 114 y partió de La Sagra con destino a los talleres de Fuencarral. La primera unidad iba remolcando a la segunda, que estaba averiada. La tripulación del tren estaba formada por un maquinista y dos técnicos de mantenimiento. Pero no se específica si estos operarios pertencían a Alstom, la empresa fabricante del tren (como han apuntado diversas fuentes a lo largo de los últimos días), o eran de Renfe.
Siguiendo la narración de las pesquisas, el tren circuló por el túnel de alta velocidad de Atocha a Chamartín, pero a la entrada de la estación de Chamartín la unidad de cabeza (remolcadora) sufrió un fallo de tracción que le impidió subir la rampa de entrada a la estación (de unas 30 milésimas). Para superar la rampa, el maquinista y el puesto de mando acordaron que el tren retrocediese para tomar impulso desde un tramo más llano. «Mientras se preparaba esta maniobra, la unidad de tren averiada (la remolcada) se soltó de su enganche y comenzó a derivar túnel abajo sin frenos, sin batería y con los dos técnicos a bordo», se desgrana de las indagaciones.
cuatro kilómetros a la deriva
Los investigadores dicen que el convoy, después de más de cuatro kilómetros de deriva por el túnel (con pendientes de entre 12 y 30 milésimas), llegó a gran velocidad al puesto de banalización de Jardín Botánico, donde fue cambiada de la vía 1 a la 2. En la siguiente curva tras el cambio de vía, la unidad descarriló y se salió por la tangente, chocando contra el muro del túnel, tal y como se conocía por el relato expuesto por el ministro de Transportes, Óscar Puente. Tras esto, los tres primeros coches de la unidad (en el sentido de la deriva) volcaron, mientras que el cuarto permaneció descarrilado, pero en posición vertical. No se especifica en ningún momento si hubo riesgo de colisión con algún otro tren que pudo estar presente en el túnel.
«Tras deslizarse una cierta distancia perdiendo velocidad, la unidad se detuvo aproximadamente en el punto kilométrico 7,000. Los dos técnicos de mantenimiento que iban a bordo del tren pudieron escapar sanos y salvos después de que éste se detuviera», se detalla. Al no haber víctimas mortales ni heridos graves, aunque sí daños serios, tanto en la unidad accidentada como en la infraestructura del túnel, el suceso ha sido calificado como ‘grave’ y no como ‘muy grave’. Aunque se trata de una calificación que obliga a hacer una «investigación técnica», tal y como ha confirmado la comisión investigadora en el informe, de acuerdo a la normativa reguladora de la investigación. Esta requerirá de «cierto tiempo», se especifica en el informe preliminar.