La decisión de Lobato de ir a la notaría enfanga a Moncloa en la filtración del caso del novio de Ayuso
La cautela -o la imprudencia- de Juan Lobato al llevar ante notario la conversación en la que le llegó la confesión del novio de Isabel Díaz Ayuso ha enfangado a Moncloa en una filtración sobre lo que no deja de ser un caso de fraude fiscal, a la vez que hace peligrar su propia posición como líder del PSOE madrileño.
Este lunes, mientras la UCO señalaba la «participación preeminente» del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, en la filtración de datos sobre la investigación contra Alberto González Amador, pareja de la presidenta madrileña e investigado por fraude fiscal, ‘ABC‘ publicaba que la filtración vino directamente de Presidencia del Gobierno.
Moncloa, recogía el diario, además habría intentado implicar a Lobato, que depositó en una notaría los mensajes que intercambió sobre el caso con Pilar Sánchez Acera, por entonces jefa de gabinete del hoy ministro Óscar López, que a su vez dirigía en ese momento el gabinete de Pedro Sánchez.
En esa conversación, Sánchez Acera le hizo llegar una imagen del correo entre la defensa de González Amador y la Fiscalía: en él, el abogado de González Amador reconocía los delitos fiscales en nombre de su cliente y se abría a alcanzar un pacto con el Ministerio Público, en contra de lo afirmado por el jefe de gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez. Lobato, no obstante, sostiene que se le trasladó que ese correo procedía de los medios de comunicación.
Sin embargo, por algún motivo llevó esos mensajes a una notaría. Según él mismo explicó este lunes en Al Rojo Vivo, lo hizo meses después, ante la investigación contra el fiscal general por revelación de secretos. Su intención, asegura, era acreditar que no hubo filtración por parte de la Fiscalía, sino que la confesión del novio de Ayuso les había llegado de informaciones periodísticas.
Lobato, citado como testigo y en la cuerda floja en el partido
Lo cierto es que el juez que investiga al fiscal general ha citado ya a Lobato como testigo en la causa y le ha requerido esa acta notarial, mientras su propia cabeza peligra dentro del PSOE. En el partido hay un cabreo monumental con el dirigente autonómico, según reconocen fuentes socialistas, que inciden en que no informó a Ferraz de su decisión de ir a la notaría a dejar constancia de una conversación privada con una compañera.
Creen que es inaceptable, que ha quebrado la confianza del partido y sospechan que él mismo habría filtrado la información a ‘ABC’. «Lo que ha hecho es grave, muy grave», inciden las fuentes consultadas, que consideran que Lobato no puede encabezar la delegación socialista en el próximo congreso del partido, que se celebra este mismo fin de semana.
La maniobra de Lobato ha puesto en una situación muy complicada a Moncloa en vísperas de ese congreso federal. Desde el Gobierno, entretanto, aseguran que mantienen la confianza en la Fiscalía General del Estado. Sobre Lobato, se limitan a afirmar que la gente es libre de hacer lo que considere.
Los acontecimientos de las últimas horas, en cualquier caso, han dado munición al PP y a la propia Ayuso contra el Ejecutivo de Sánchez y han desviado el foco de la causa primigenia por fraude fiscal. González Amador, entretanto, está citado este mismo jueves para declarar como imputado por dos delitos fiscales y falsedad documental.