Jaulín anima a sus vecinos a adoptar temporalmente una partida de pinos con los que crear un nuevo espacio verde público

ZARAGOZA 21 Oct. (EUROPA PRESS) –

El Ayuntamiento de la localidad zaragozana de Jaulín quiere ampliar las zonas verdes de su municipio y para ello ha puesto en marcha una iniciativa por la que anima a sus vecinos a adoptar pequeños ejemplares de pino de manera temporal con el objetivo de asegurar su crecimiento antes de ubicarlos en un nuevo emplazamiento aún por decidir para crear allí el ‘Bosque de los Jaulineros’.

La idea de implicar a los vecinos en el cuidado de los árboles no es nueva, sino que toma ejemplo de la que desde hace años viene desarrollando el barrio rural de Movera, que en sus fiestas de septiembre reserva un hueco en la programación para ‘El arbolito solidario’, un acto en el que reparten pequeños ejemplares entre sus vecinos para que los cuiden durante un año antes de ser plantados.

«La ocasión surgió en los últimos Premios Jaulín en Defensa de la Naturaleza. A través del alcalde de Letux, Miguel Sanz, nos acabó llegando el ofrecimiento de la alcaldesa de Movera, Esperanza Calvano, por el que nos regalaba cincuenta pinos», cuenta a Europa Press María Pilar Burdío, alcaldesa de Jaulín, localidad de unos 300 habitantes situada a 29 kilómetros de la capital aragonesa y reconocida parada habitual de la comunidad ciclista en sus recorridos hasta el Alto de la Virgen de la Dorleta y Fuendetodos en la que presume de su romántica Balsa junto al Parque Municipal, frutos ambos del empeño colectivo del pueblo por recuperar un entorno degradado.

Siguiendo precisamente ese espíritu que alumbró un parque botánico repleto de especies variadas en lo que hasta entonces había sido el vertedero municipal, iniciativa por el que Jaulín recibió en 1984 el Premio Nacional de Medioambiente y en 2007 el Premio Medioambiente del Gobierno de Aragón, ahora el consistorio jaulinero quiere crear con la ayuda de sus vecinos el ‘Bosque de los Jaulineros’ , una nueva zona verde en la que cada ejemplar llevará el nombre de su cuidador.

«Ahora son arbolillos chiquiticos, de vivero, una ramica, y si los plantamos directamente se nos van a morir porque hace falta tenerlos cuidados», explica la alcaldesa. Por ello la idea es que pasen una temporada al cuidado de voluntarios para que tomen cuerpo antes de plantarlos en su emplazamiento definitivo. «Nosotros vamos a repartirlos plantados ya en una maceta, grandecita, para que tiren un poquito más, y estarán 14 meses en cada casa con el compromiso de devolverlos, claro», puntualiza Burdío.

De ese modo, el consistorio espera involucrar a sus vecinos en el cuidado posterior de la nueva zona verde: «La idea es que luego, una vez plantados, no sabemos si en el paraje cercano conocido como la balsa de las escaleras, si detrás de la piscina o dónde, de los 50 que colaboren se acerquen una semana diez, otra cinco y otra quince a dar vuelta y a regarlos», expone.

Para el imaginario colectivo de esta pequeña población, cualquier iniciativa medioambiental que se impulse tendrá siempre como referencia la construcción colectiva a comienzos de los 80 del parque botánico tras el desuso de las balsas que unos años antes trajo la llegada del agua corriente.

«Cuando el parque se hizo, todo el mundo llevó arbolicos pequeños y, bueno, en las primeras fotos se ve que aquello era un desierto lleno de ramas pequeñas. A ver si ahora podemos crear otro, el ‘bosque encantado’ que les digo yo, de los jaulineros, pues ya está», confía.

La propuesta ha tenido el eco esperado y en el consistorio dan por seguro que harán cortos con la partida de medio centenar de pinos: «Esto ha sido como la Ofrenda de Flores este año -Jaulín, acostumbrado a llevar flores a la Virgen antes del amanecer con una cifra de oferentes discreta, este año salió a las 9.00 y el grupo lució muy nutrido-; pusimos el anuncio en el grupo difusión de WhatsApp y al minuto y la gente ya estaba respondiendo», comparte.

Un entusiasmo que ha ido más allá: «Incluso ha habido gente que quería pedir dos o tres, pero aseguraremos uno por persona y dejaremos tres o cuatro en la escuela para que los cuiden los chicos –el centro escolar funciona por segundo año consecutivo tras haber permanecido nueve cerrado y lo hace con tres alumnos, una cifra que está previsto aumente con la próxima llegada de una nueva familia al pueblo y más alumnos para el curso que viene–.

RENOVACIÓN DEL PARQUE BOTÁNICO

Entre tanto, el Ayuntamiento de Jaulín prepara ya la próxima edición de los Premios en Defensa de la Naturaleza, que será la 44, para la que espera recibir candidaturas de cualquier iniciativa local, nacional e internacional que merezca su reconocimiento por su implicación en la conservación de la naturaleza.

Y como los años pasan para todos, el propio consistorio zaragozano tiene previsto acometer mejoras en el parque botánico: «Este año la subvención que nos llega de la Agenda 2030 la vamos a aprovechar para arreglar los surcos que deja la entrada de agua a la Balsa enlosando esa zona con piedra del monte y también nos arreglarán las esculturas y la escaleras que van al Barrio Bajo, y retiraremos los árboles secos, que el curso pasado con los críos de la escuela plantamos una decena de árboles nuevos», enumera la alcaldesa.

Testigos de ese lavado de cara serán el cisne que desde hace años gobierna la Balsa con genio y la docena de patos que lo aguantan.