Israel comete genocidio contra los palestinos en Gaza, según Amnistía
Israel ha «cometido y continúa cometiendo genocidio» contra la población palestina de la Franja de Gaza, según concluye Amnistía Internacional tras una investigación. En el informe «Es como si fuéramos seres infrahumanos»: El genocidio de Israel contra la población palestina de Gaza, la organización documenta cómo Israel ha sumido a la población en «un infierno de destrucción sin ningún pudor y con absoluta impunidad».
«Nuestras fulminantes conclusiones deben servir de llamada de atención a la comunidad internacional: lo que está ocurriendo es genocidio. Hay que ponerle fin ya», denuncia la secretaria general de AI, Agnès Callamard. La organización asegura que con su estudio demuestra que Israel ha llevado a cabo actos prohibidos por la Convención sobre el Genocidio con la intención específica de destruir a la población palestina. Entre ellos figuran la matanza de miembros de la población palestina de Gaza, lesiones graves y sometimiento intencional de su integridad física o mental.
Durante los últimos dos meses, la crisis se ha vuelto especialmente grave en el norte de Gaza, donde la población vive sitiada y se enfrenta al hambre y el desplazamiento constante, en medio de bombardeos incesantes y restricciones sofocantes de la ayuda humanitaria vital. «Nuestra investigación revela que, durante meses, Israel ha seguido cometiendo actos genocidas, plenamente consciente del daño irreparable que estaba causado a la población palestina de Gaza«, añade Callamard.
La investigación comprende un periodo de más de nueve meses, entre el 7 de octubre de 2023 y principios de julio de 2024. La organización ha entrevistado a 212 personas, entre ellas víctimas y testigos palestinos, autoridades locales gazatíes y personal sanitario; que se suman al trabajo de campo, y al análisis de una amplia variedad de datos visuales y digitales, incluidas imágenes de satélite.
Uno de los testimonios es el de Mohammed, que huyó con su familia a Ráfah desde Gaza en marzo y mayo. «En Deir al Balah estamos como en un apocalipsis. No hay sitio para plantar una tienda, tienes que ponerla cerca del mar […] Tienes que proteger a tu familia de los insectos, del calor, y no hay agua limpia ni aseos, y todo el rato sin que cese nunca el bombardeo. Es como si fuéramos seres infrahumanos», relata a la organización.
Amnistía Internacional ha examinado «detenidamente y en su totalidad» los actos de Israel en Gaza, teniendo en cuenta su recurrencia y su comisión simultánea, así como sus efectos inmediatos y sus consecuencias acumuladas. La organización ha considerado también la magnitud y gravedad de esos actos atendiendo al número de víctimas y al grado de destrucción causados a lo largo del tiempo. Y mediante un análisis de las declaraciones públicas de autoridades, concluye que los primeros en anunciar los actos prohibidos o instigar a cometerlos eran los altos cargos responsables de la gestión de la guerra.
Destruir físicamente a la población, objetivo de Israel
Según AI, la intención específica de Israel es destruir físicamente a la población en la Franja y no está probado el argumento que defiende Israel, que acusa a Hamás de utilizar a la población civil de escudos.
La presencia de Hamás cerca o dentro de zonas densamente pobladas no exime a Israel de su obligación de tomar todas las precauciones posibles para no dañar a civiles y de evitar los ataques indiscriminados o desproporcionados, señala la organización. De hecho, Amnistía Internacional asegura que Tel Aviv ha incumplido reiteradamente tal obligación y cometido numerosos crímenes de derecho internacional para los que no puede haber ninguna justificación basada en las acciones de Hamás.
La organización asegura que los altos cargos israelíes han instado a la comisión de actos genocidas o los han justificado hasta en 22 ocasiones, según se desprende del análisis de las declaraciones públicas entre el 7 de octubre y el 30 de junio de 2024.
Ataques dirigidos a civiles
Desde el inicio de la guerra, el Ejército israelí defiende que no tiene como objetivos a civiles, sino que es Hamás quien los utiliza como escudos. Amnistía Internacional ha analizado 15 ataques aéreos entre el 7 de octubre de 2023 y el 20 de abril, en los que murieron al menos 334 civiles, entre ellos 141 niños, y no ha hallado ningún elemento que apunte a que estuvieran dirigidos contra objetivos militares.
Un caso ilustrativo se produjo el 20 de abril, cuando un ataque aéreo israelí destruyó la casa de la familia palestina Abdelal en el barrio de Al Jneinah, al este del este de Ráfah. Murieron miembros de tres generaciones, incluidos 16 niños y niñas, mientras dormían.
Aunque estos ataques representan solo una fracción del número total de bombardeos israelíes, son indicativos de un patrón más general de ataques reiterados contra civiles y bienes de carácter civil o deliberadamente indiscriminados, denuncia la ONG.
AI pide acción a los gobiernos para juzgar a Israel
«La inacción absoluta y vergonzosa de que ha dado muestras la comunidad internacional durante más de un año a la hora de presionar a Israel para que ponga fin a sus atrocidades en Gaza es y seguirá siendo una mancha que empaña nuestra conciencia colectiva«, denuncia Callamard. «Los gobiernos deben dejar de fingir que son impotentes para poner fin a este genocidio, que ha sido posible gracias a decenios de impunidad de las violaciones israelíes del derecho internacional», añade. Además, AI exige a los Estados dejar de limitarse a expresar su pesar o consternación y pasar a la acción con medidas internacionales enérgicas y continuadas, por mucho que la conclusión de que se ha cometido genocidio pueda incomodar a algunos de los aliados de Israel.
«Pedimos a la Fiscalía de la Corte que se plantee con urgencia añadir el genocidio a la lista de crímenes que está investigando e instamos a todos los Estados a utilizar todas las vías legales posibles para llevar a los perpetradores ante la justicia. No se debe permitir a nadie cometer genocidio y quedar impune», reclama la secretaria de la organización.
La organización insta, además, al Consejo de Seguridad de la ONU a que imponga sanciones selectivas a las autoridades israelíes y de Hamás especialmente implicadas en crímenes de derecho internacional. En múltiples ocasiones, Amnistía Internacional ha compartido sus conclusiones con las autoridades israelíes, pero en el momento de la publicación del informe no había recibido ninguna respuesta.
Daños y destrucción en infraestructuras vitales
El informe documenta cómo Israel ha sometido deliberadamente a la población palestina de Gaza a condiciones de existencia que tenían por objeto causar con el tiempo su destrucción. Estas condiciones se impusieron por medio, según AI, de tres patrones de actuación simultáneos: causar daños y destrucción en infraestructuras vitales y otros bienes indispensables para la supervivencia de la población civil; dictar reiteradamente órdenes de «evacuación» de aplicación general, arbitrarias y equívocas para someter al desplazamiento forzado a casi toda la población gazatí, y no autorizar y obstaculizar la entrada y la distribución de servicios esenciales, asistencia humanitaria y otros suministros vitales en Gaza.
Israel lleva más de un año asediando Gaza con cortes del suministro de electricidad, agua y combustible. En el período de nueves meses examinado en este informe, Israel mantuvo un bloqueo ilícito sofocante, ejerció un control estricto del acceso a fuentes de energía, no facilitó un acceso humanitario significativo dentro de Gaza y obstaculizó la importación y la distribución de productos esenciales y ayuda humanitaria, especialmente en las zonas situadas al norte de Wadi Gaza.
Estas medidas, sumadas a los extensos daños causados a viviendas, hospitales, sistemas de abastecimiento de agua y de saneamiento y terrenos agrícolas gazatíes, así como al desplazamiento forzado masivo, hicieron que el hambre llegara a extremos catastróficos y que las enfermedades se propagaran a un ritmo alarmante. Los efectos se hicieron sentir especialmente entre los niños y niñas de corta edad y las mujeres embarazadas y lactantes, con consecuencias previsibles para su salud a largo plazo.
Por medio de sus reiteradas órdenes de «evacuación», Israel obligó a casi 1,9 millones de personas –el 90% de población gazatí– a desplazarse en condiciones inhumanas a reductos inseguros y cada vez más pequeños, en algunos casos hasta 10 veces. Estas múltiples oleadas de desplazamiento forzado han dejado a gran número de gazatíes sin trabajo y con profundos traumas, especialmente porque un 70% de las personas que viven en Gaza son refugiadas o descendientes de familias refugiadas cuyas ciudades y pueblos fueron sometidos por Israel a una limpieza étnica durante la Nakba de 1948.