Extremadura, un destino para cada viajero
Los datos revelan un récord de cifras de visitantes que ya roza los dos millones de viajeros, lo que consolida a Extremadura como destino nacional e internacional. Este crecimiento ha contribuido al impulso de la hostelería, el comercio y los servicios en una región que, desde el corazón de la Península Ibérica, se posiciona como destino turístico que invita a los viajeros a redescubrir la esencia de la vida a otro ritmo. Una amalgama de colores, sabores y experiencias que despierta los cinco sentidos; una naturaleza desbordante, una cultura milenaria y un patrimonio gastronómico único afloran en este rincón de España conocido por su autenticidad y compromiso con la sostenibilidad.
Adentrarse en esta región ofrece la posibilidad de alojarse en una yurta mongola mientras se contempla la inmensidad del Valle del Jerte. O dormir en una habitación inspirada en los chozos tradicionales de los pastores. O pasar la noche en una antigua almazara de aceite, pero con las comodidades de un hotel de lujo, y observar las estrellas en un complejo de astroturismo situado en una dehesa.
Un viaje a través del tiempo
En Extremadura es posible retroceder en el tiempo cuando viajamos a Cáceres, Mérida o Guadalupe, que cuentan con la declaración de Patrimonio Mundial por la UNESCO.
En Cáceres, el pasado medieval y renacentista cobra vida a cada paso, en cada piedra. Su casco histórico transporta al viajero a una época de nobles y conquistadores. Entre plazas empedradas, palacios y torres que hablan por sí solas, la ciudad se muestra orgullosa como un museo al aire libre donde el tiempo parece haberse detenido.
Mérida, antigua capital de la Lusitania romana, despliega ante el mundo un majestuoso teatro romano, donde cada verano el Festival Internacional de Teatro Clásico revive los ecos del pasado. Una ciudad que avanza con emblemas contemporáneos como el Museo Nacional de Arte Romano, diseñado por Rafael Moneo, para entablar un diálogo con su herencia milenaria.
El Real Monasterio de Guadalupe y el Monasterio de San Jerónimo de Yuste evocan la espiritualidad de otros tiempos, fusionan estilos arquitectónicos y relatos históricos que hablan de fe y trascendencia. Guadalupe, centro de devoción mariana y crisol de estilos gótico, mudéjar y renacentista, custodia joyas artísticas de incalculable valor, y Yuste fue testigo del retiro de Carlos V, un emperador que eligió Extremadura para vivir sus últimos días, cautivado por su paz y su belleza.
En Guareña (Badajoz) los descubrimientos del yacimiento de Casas del Turuñuelo han iluminado el misterio de la cultura tartésica. Cada hallazgo arqueológico en este lugar destaca la importancia de Extremadura como cuna de civilizaciones y guardiana de un legado sorprendente.
Pueblos como Trujillo, Guadalupe, Llerena, Jerez de los Caballeros, Trevejo, uno de los Pueblos más bonitos de España, o Segura de León y Cabeza la Vaca, recientemente incorporados a la red de Pueblos Mágicos de España, completan un recorrido fascinante por la historia de Extremadura.
Paisajes naturales que enamoran
Extremadura cuenta con algunos de los paisajes más vírgenes de España, con parques naturales y más de 50 espacios naturales protegidos, cuatro de ellos con el reconocimiento de la UNESCO: las Reservas de la Biosfera de Monfragüe, Tajo Internacional, La Siberia y el Geoparque Villuercas-Ibores-Jara, y una vasta red de rutas senderistas que permiten a los viajeros explorar la riqueza natural de la región sin causar un impacto negativo en el entorno.
Adentrarse en esta región permite disfrutar de un patrimonio natural impresionante, como el Parque Nacional de Monfragüe y el Parque Natural del Tajo Internacional, refugios de biodiversidad, con dehesas de encinas centenarias que acogen al icónico cerdo ibérico.
El Valle del Jerte, conocido mundialmente por la floración de sus cerezos, o el Otoño Mágico del Valle del Ambroz, recientemente declarado Fiesta de Interés Turístico Internacional, ofrecen espectáculos naturales que transforman el paisaje con cada estación.
Un patrimonio gastronómico único
Saborear la alta cocina extremeña con los productos de calidad que dan fama a esta tierra y la creatividad de sus chefs ofrece un toque de exclusividad sin perder la autenticidad.
La Ruta del Ibérico Dehesa de Extremadura o la Ruta del Queso ofrecen una experiencia que va más allá del placer culinario y permiten conocer el origen de productos como el jamón ibérico de bellota, la Torta del Casar o el pimentón de La Vera.
Y detrás de algunos de los mejores productos, una serie de celebraciones que acentúan el arraigo de la gastronomía al mundo rural, como la Pedida de la Patatera en Malpartida de Cáceres, la Fiesta de la Matanza Tradicional extremeña en Llerena, la Fiesta de la Chanfaina en Fuente de Cantos, el Martes Mayor en Plasencia, el Día del Jamón en Monesterio, la Fiesta de la Vendimia en Villafranca de los Barros, la Fiesta de la Tenca en la Mancomunidad Tajo-Salor o las Jornadas Transfronterizas del Gurumelo en Villanueva del Fresno.
Pero si hay un producto que marca la diferencia en Extremadura, ese es el jamón, de fama internacional reconocida durante siglos. Sus jamones han sido protagonistas de múltiples referencias y anécdotas históricas que elevan este manjar al podio de la excelencia gastronómica.
En cada rincón de Extremadura hay una historia que contar, un paisaje que explorar y un sabor que disfrutar. Es el momento de desconectar del ritmo acelerado de la vida moderna y reconectar con lo esencial. Porque en Extremadura hay autenticidad, belleza natural y experiencias únicas. Bienvenido a tu próximo destino.
Sitio web de Turismo de Extremadura