Eva Isanta ('La que se avecina') : «A Madrid le aconsejo que mantenga siempre abiertas todas las puertas»
Eva Isanta es risueña, nerviosa. Nacida en Ceuta en el 71 y residente en estos pagos desde el 75. Irradia algo de la personalidad de sus personajes, siendo el más conocido el de Maite Figueroa, alias ‘La Cuqui’, en ‘La que se avecina’ . Pero en la infancia también queda el recuerdo de verla junto a Caco Senante en ese formato televisivo, ya casi desaparecido, que principió con ‘Farmacia de Guardia’. Se crió en Getafe, donde un taller de teatro le descubrió su vocación, su oficio, su genio. Otro taller la tiene ocupada un día a la semana, en este caso de escritura creativa. Recuerda con cariño su parte de Madrid bajo la tormenta Filomena, que le dio un paréntesis para poder comprometerse con su pasión irrefrenable por hacer lo que ella llama, mismamente, «vida de barrio». La que le da la vida. Tampoco perdona su paseo por el Retiro. Noticia Relacionada COLONOS estandar Si Luis Boyano: «Encontré aquí el sol. Fue el sol el verdadero descubrimiento de Madrid» Jesús Nieto Jurado Adora Chamberí, pero también la sierra, que la considera mágica, telúrica, como ya la vio Felipe II—Disculpe por usar el tópico de repetirle su apodo, vamos, el de su personaje, en ‘La que se avecina’. Dicho lo cual, le pregunto… ¿Madrid es ‘cuqui’?—Bueno Madrid tiene una parte que sí, que es ‘cuqui’.—¿Desde cuándo?—Siempre lo ha tenido. Aunque depende, porque ‘cuqui’ puede referirse a algo pijo o a algo cariñoso. —La recuerdo en ‘Farmacia de Guardia’. Y en los capítulos de Navidad, cuando recreaban una nevada que parecían los estudios el Madrid que dejó Filomena.—No, es que en la época de ‘Farmacia de Guardia’ nevaba mucho en Madrid. Tú es que eres muy joven y no lo has conocido, pero sí nevaba mucho, tanto que me acuerdo de hacer en El Retiro ángeles de nieve.—Un angelito de nieve es muy ‘cuqui’, pero para cerrar el capítulo de la meteorología capitalina, ¿qué recuerdos tiene de Filomena?—Me vino muy bien, fue un miniconfinamiento. Pude estar en casa. Fue un acontecimiento que lo viví con mucha magia, con mucha ilusión. Quedaba con los amigos, y poníamos las copas en la nieve.madrid_dia_0703—¿Cómo es el Madrid de Eva Isanta?—Para mí Madrid es la ciudad que vivo, la ciudad que habito. Pero desde ya te digo que seguramente no acabaré mis días en Madrid. —¿Dónde los acabará?—Junto al mar.—¿En Ceuta?—No lo sé. No sé si en Almería, no sé si en el norte. Aunque casi seguro que en el sur, porque el frío lo llevo muy mal.—¿Un consejo a Madrid?—El consejo que le daría a Madrid es que mantenga siempre todas las puertas abiertas.—¿Qué queda de Ceuta en usted?—Mucho, muchísimo. Porque aunque no viviera allí, iba todos los veranos. Jugaba en un patio andaluz y allí quedaron todos los juegos, las gamberradas. E hice mis pinitos como artista; con mi prima poníamos ‘playbacks’ de la Jurado, de la Pantoja, y luego pasábamos la gorra. La gente se sentaba en la calle, con sus sillas, y nosotras aprovechábamos el momento. Y después nos íbamos a comprar chuches a Gervasio. —¿El público de Madrid le da mucho la tabarra?—Depende del barrio, depende las circunstancias.—¿Y eso cómo se lleva?—Yo, como llevo tantos años siendo popular, lo considero un síntoma de que mi trabajo funciona. Lo positivizo. Me quedo con el cariño de la gente. Hay quien se excusa en un ‘no quiero fotos’, pero eso es muy fácil. Lo difícil es ser amable. —Me han contado que escribe…—Bueno, escribo, escribo… (Ríe). Junto palabras en realidad. He ido a talleres de escritura. En mi profesión me considero una parte artesana y otra parte artista. Y después del trabajo artesano de madrugar, de estudiar el personaje, sale la parte de artista, que es en la que te vuela la cabeza. Decidí que había que encontrar otro sitio donde volcar la creatividad y tener ordenada la cabeza y me pregunté que qué hacía. Pintar se me da fatal, esculpir no porque me mancho, y entonces por eso escribo y voy al taller. —¿Con qué edad perdió el acento?—Uy qué susto, pensé que me ibas a preguntar otra cosa. (Ríe). Creo que nunca tuve acento porque me vine muy pequeña. Pero el acentillo andaluz, el deje, me sale solo cuando estoy con mis padres, relajada. —Le pregunto por las paradojas de esta ciudad. Que ‘haberlas, haylas’. No es nuevo.—Madrid es que tiene una parte hostil que no me gusta. Digamos que hay mucha desigualdad social, y creo, también, que la seguridad tiene sus pormenores. Y este tema se afronta desde una perspectiva algo radical y no desde la base. Yo me crié en Getafe, allí había centros culturales donde los jóvenes teníamos talleres de radio, de teatro. De escritura, de cine. Y yo me hice actriz por eso, porque en los centros culturales se favorecía que los jóvenes, en lugar de estar en la calle, crearan. —¿Una película sobre Madrid?—Ahora mismo solo se me viene la de ‘Kilómetro Cero’, porque confluyen muchas historias de la ciudad. Pero también me identificaría con algo de la Movida, algo de Pedro Almodóvar. —¿Qué le debe Madrid a Almodóvar?—No creo que nadie le deba nada a nadie, pero es verdad que Almodóvar le ha sacado mucho partido a Madrid. Lo puso en el mundo. A La Mancha y a Madrid.