Emilio Gutiérrez Caba : «Si Fray Luis de León viera la que tenemos montada, diría 'qué sinrazón'»
Hijo, nieto y bisnieto de actores, Emilio Gutiérrez Caba nació en Valladolid de casualidad, mientras sus padres estaban de bolo en la ciudad. Aún así, reconoce que lleva a la capital del Pisuerga en el corazón por ser el lugar «en el que por primera vez me enteré de a lo que venía». El intérprete vuelve el 13 de noviembre a esta urbe que tantos «recuerdos nostálgicos» le trae para presentar en el Teatro Calderón ‘Decíamos ayer, decimos hoy’, recital en el que rescata la figura de Fray Luis de León a través de distintos textos del teólogo y poeta que recita acompañado por música barroca. —¿Qué criterios siguió para la elección de versos?—Fue un encargo de Ignacio García, el anterior director del Festival de Almagro. Tenía un gran interés en que se hiciera un recital sobre Fray Luis de León y entonces me dio una selección de textos que leí y me parecieron aceptables. Me ofreció ese formato de recital y me pareció adecuado.—¿Cómo fue ese trabajo de ensamblar los textos y qué valor añadido aporta el acompañamiento musical de los Músicos de Urueña?—El acompañamiento musical es muy gratificante para un intérprete y enriquece mucho un recital de estas características, desde mi punto de vista, porque le da un contrapunto sonoro distinto a la palabra y al mismo tiempo ensamblado con ella. No fue difícil porque son canciones muy cercanas a esa época y son unos músicos muy talentosos en este tipo de espectáculos. Son una enorme ayuda.—Teólogo, místico… Sin embargo usted nos presenta a un Fray Luis de León más terrenal.—Sí, los textos que me ofreció Ignacio están muy mezclados, así que tratan tanto la poesía en el sentido religioso como la más cercana. Hay un verso dedicado a un juez avaro que es muy divertido y también otro sobre su salida de la cárcel. Todo ese tipo de textos le marcan un camino diferente a otros místicos españoles como San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.—¿Cómo han envejecido los versos? —No pierden vigencia porque traen a un primer plano una serie de textos clásicos, que no lo son en el sentido antiguo, sino porque son modelos para ser copiados. Perduran en el tiempo y en el espacio y, además, dichos por distintas voces y distintas veces, enriquece mucho el universo de la palabra y de la comunicación, que en estos momentos se está constriñendo a los celulares y ordenadores. Los recitales son muy importantes para mantener una tradición oral y verbal que ha perdurado durante siglos.—El recital lleva por título ‘Decíamos ayer, decimos hoy…’, si se asomara Fray Luis de León a nuestro mundo, ¿qué diría?—Creo que no lo entendería. Si los que vivimos en el mundo actual, al menos yo, me confieso, que no lo entiendo, una persona del siglo XVI menos. Lo que sí entendería rápidamente y que pertenece a la condición humana es la sinrazón que nos gobierna. Cuando viera la que tenemos montada diría ‘sí, todo muy bonito, pero qué falta de razón hay en todo esto’ y yo le contestaría ‘tiene usted razón, Fray Luis, qué sinrazón estamos viviendo’.—Nacido en Valladolid, ¿siente una energía especial cuando actúa en esta ciudad?—Siento nostalgia de haber nacido allí hace unos cuantos años. Me acuerdo de la pequeña Valladolid, de la parada de taxis de la calle Santiago, de la estación Campo Grande… Son recuerdos sobre todo entrañables que uno guarda cuando va al sitio donde ha nacido, aunque fuera de casualidad. Estuve los ocho primeros días, pero siempre llevo a Valladolid como el lugar en el que por primera vez me enteré de a lo que venía.—Y cuando no actúa, ¿le gusta perderse por algún rincón de la ciudad?—Pues me gusta mucho callejear por detrás del Calderón, ir al Museo de Escultura… Hay muchos sitios en Valladolid por los que yo me perdería porque es una ciudad que aún conserva ese cierto aire melancólico de mi juventud, aunque haya crecido tanto y eso es algo que se lleva en el pecho. —No se le ha oído nunca su deseo de bajarse de las tablas. ¿Está trabajando en algún proyecto futuro?—Estoy trabajando en un recital que vamos a hacer en Reus a final de este mes que se llama ‘La vida es sueño’ sobre textos clásicos del Siglo de Oro. Están Santa Teresa, San Juan de la Cruz, Quevedo, Lope… Tiene un formato distinto al de Fray Luis. Me acompañan un barítono y un pianista.