El Tyssen acoge la primera gran retrospectiva de Gabriele Münter

El Tyssen acoge la primera gran retrospectiva de Gabriele Münter







«Representé el mundo tal como me parecía en su esencia, tal como se apoderaba de mí».

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presenta la primera retrospectiva fuera del ámbito lingüístico alemán de Gabriele Münter (1877-1962), una de las fundadoras de El Jinete Azul (Der Blaue Reiter), el legendario grupo de pintores expresionistas con sede en Múnich surgido a finales de 1911, al que también pertenecieron Kandinski, pareja de la artista, y otras creadoras como Natalia Goncharova o Marianne von Werefkin (Ver su retrato con sombrero).






Retrato de Marianne von Werefkin, Gabriele Münter, 1909 © Gabriele Münter, VEGAP, Madrid

En una entrevista con RTVE.es, la comisaria de la exposición, Marta Ruiz del Árbol, sostiene que la de Münter es «una pintura muy versátil, muy espontánea. Suele pintar muy ágilmente, parece que no le cuesta trabajo, que es algo que le sale natural, pero hay una profunda reflexión, un querer trascender y que el arte se convierta en un vehículo para cambiar la sociedad y llevarnos a un mundo donde lo espiritual tenga más fuerza». Añade que comparte con sus compañeros de El Jinete Azul, «ese deseo de trascender, de no quedarse en el materialismo de la sociedad».

A través de 150 pinturas, dibujos, grabados y fotografías, esta exposición abarca su trabajo y la evolución de su obra, siempre en constante cambio, sin miedo a experimentar. La muestra se puede ver del 12 de noviembre al 9 de febrero y arranca con varios autorretratos de Gabriele Münter, cuadros que no solía exponer y que reservaba para su ámbito íntimo. Una artista, reconocida en su país de origen, pero cuyas obras han quedado eclipsadas por la sombra de su compañero sentimental.

Una mujer moderna

La curadora de la muestra, destaca que, pese a convivir con Kandiski, cada uno siguió su propio camino artístico. Múnter se rebeló contra las limitaciones que se cernían sobre las mujeres de su época, convivió con Vasili sin pasar por la vicaría, viajaron juntos e impulsaron el expresionismo alemán a comienzos del siglo XX.

 «Extraigo los aspectos más expresivos de la realidad y los represento con sencillezal granosin florituras».

Münter era una mujer moderna, rompedora, a la que podemos ver divirtiéndose en un trineo, montando en bicicleta o remando en una barca. Ruiz del Árbol explica a RTVE.es que no le interesaban los desnudos, más allá de los dibujos académicos de su primera etapa que suponían un acto indecoroso de trasgresión. En sus autorretratos, se pinta como una mujer vestida a la moda, con sombrero y joyas que denotan su clase social, pero en la mayoría de lienzos es más sutil y aparece de espaldas.

Antes de dedicarse a los pinceles, Gabriele Münter viajó dos años por Estados Unidos haciendo fotos con una cámara Kodak lo que condicionó su forma de mirar, la composición de sus cuadros y también la inclusión de su figura en las instantáneas, como una sombra.




En Naturaleza muerta con espejo, de 1913, que representa un espejo dentro de un espejo «en algún momento tendría que verse reflejada a la artista. Es un juego de reflejos donde casi todo tendría que verse, lo que hay entre medias y ella, de nuevo, no está», reflexiona la comisaria. Ruiz del Árbol lo comentó con la persona que traía el cuadro de Múnich y en la parte trasera del cuadro «hay una etiqueta que pone que, en algún momento, se tituló Doble identidad, con lo que se confirma esta hipótesis de que ella juega con mostrarse y no mostrarse«.

Niños inquietantes

Mujer sin hijos -no llegó a casarse con los dos hombres de su vida-, su mirada a la infancia no es tierna ni naíf. En un momento de su carrera, vuelve a los dibujos infantiles para desaprender a pintar, un sendero que también transitó Picasso, pero sus retratos de niños provocan una sensación desasosegante. La comisaria indica que «la infancia no es tan inocente. Hay unos cuadros de niños que transmiten mucha inquietud, tristeza y angustia, como si fuesen casi premonitorios, de la vida que les espera», apunta la comisaria.

“Pintar retratos es la tarea más audaz y difícil, la más espiritual, la más extrema para un artista”.

Viajera infatigable, tuvo que huir a Escandinavia durante la Primera Guerra Mundial y cuando volvió a Alemania todo había cambiado. Su círculo cercano se había desvanecido, «se entera de que Kandinski la ha engañado, que no está muerto y se ha casado con otra mujer. Ahí pierde su pareja sentimental, pasa una crisis grande, hasta que vuelve a recolocarse, a volver a encontrar su sitio», cuenta Ruiz del Árbol.






‘Señora escribiendo en un sillón’ (Estenografía: ‘Mujer suiza en pijama’), Gabriele Münter, 1929. © Gabriele Münter, VEGAP, Madrid

Después de una fértil estancia parisina entre octubre de 1929 y junio de 1930, sus años de vida itinerante terminan en 1931 y se traslada definitivamente a Murnau. Allí las calles y los paisajes de los alrededores vuelven a sus lienzos.

En su casa de Murnau, tenía una colección impresionante de obras de Kandinski y de otros miembros de El Jinete Azul. Münter escondió las pinturas de los nazis, que podían haberlas confiscado o destruido, hasta que en 1957 las donó a la ciudad de Múnich. Al principio del Tercer Reich, sí que expone y su segunda pareja, Johannes Eichner, «le pide que domestique su pincelada, que cambie un poco sus temas para intentar seguir trabajando». Entonces, los artistas no eran conscientes de la capacidad de destrucción del régimen nazi.

Ruiz del Árbol apunta que «a partir del año 37, cuando ella visita la exposición de arte degenerado, se da cuenta de la política artística nazi y se empieza a replegar, cada vez tiene menos visibilidad, y deja de exponer hasta que el régimen desaparece con la paz».

A la hora de describir la pintura de Münter, la comisaria subraya que «hay que pensar sobre todo en color, en mucha fuerza a la hora de transmitir con pocos elementos su visión del mundo. Es una pintora que ve algo y lo transforma en algo muy sencillo pero con mucha fuerza a la vez, con pocas líneas y colores muy vivos y muy potentes».

Tras su paso por Madrid, la exposición sobre Gabriele Münster se desplegará en el Musée d’Art Moderne de París del 4 de abril al 24 de agosto. En la capital francesa, la muestra se centrará en los dos periodos parisinos de su vida, entre 1906 y 1907, y de 1929 a 1930.

Gabriele Münter. La gran pintora expresionista

La exposición Gabriele Münter. La gran pintora expresionista está comisariada por Marta Ruiz del Árbol, Isabelle Jansen y Mattias Mühling

Fechas: Del 12 de noviembre al 9 de febrero

Lugar: Museo Thyssen-Bornemisza, Paseo del Prado 8, Madrid

Organizan: Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation y la Städtische Galerie am Lenbachhaus und Kunstbau de Múnich

Apoyan: Comunidad de Madrid y la Art Foundation Mentor Lucerne

 

Fuente: www.rtve.es