El templo portugués donde se ratificó el Tratado de Tordesillas
A poco menos de una hora de Lisboa espera al visitante la ciudad de Setúbal, un destino que a veces pasa desapercibido, pero que cuenta con un puñado de gratas sorpresas que merece la pena descubrir, como su rico entorno natural con espacios de gran valor como la Sierra de Arrábida o el Estuario de Sado, una gastronomía de primer nivel, y edificios de gran valor histórico entre los que destaca el convento-iglesia de Jesús.
Ubicado en el Largo de Jesús, en el centro histórico de la ciudad, se encuentra este complejo religioso que bien merece una visita, tanto por su historia, como por su arquitectura y su actual función como museo de la ciudad.
Origen e historia
El origen de este conjunto se remonta a finales del siglo XV cuando Justa Rodrigues Pereira –niñera de D. Manuel I– llevó a cabo diferentes gestiones con el Vaticano y la corte real con el fin de construir un convento para acoger a un grupo de monjas franciscanas de la Orden de Santa Clara. La idea es que este contara con trece hermanas, pero con la subida al trono de Manuel I se llevaría a cabo las reformas pertinentes para acoger a un total de 33.
El autor del proyecto, que se inició en 1490, fue el famoso arquitecto Boitaca, favorito de la Casa Real de la época y autor de otros destacados monumentos como o el Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém de Lisboa.
Boitaca convirtió este templo en el referente más ilustrativo de la llamada arquitectura manuelina, característica de la era de los descubrimientos. El momento histórico más destacado del que es hoy día uno de los puntos más destacados de la ciudad, sino el que más, llegaría el 5 de septiembre de 1494, fecha en la que tuvo lugar la ceremonia de ratificación del Tratado de Tordesillas (firmado entre la Corona de Castilla y el Reino de Portugal para establecer una división territorial y reparto de las zonas de navegación) por parte del rey portugués Juan II. Posteriormente, el edificio sufriría grandes daños durante el gran terremoto de Lisboa de 1755, lo que hizo que tuviese que ser reconstruido, pero pese a ello se conservaron numerosos elementos originales, como la fachada de la iglesia, el portal y las grandes ventanas de estilo manuelino.
La parte del convento estuvo ocupado por monjas hasta 1888, año en el que se extinguieron las órdenes religiosas en Portugal y tras esto el edificio se convirtió en el Hospital da Misericordia que funcionó allí hasta 1959. En 1961 se abrió como Museo de la Ciudad, un espacio cultural en el que se puede ver arte de la Baja Edad Media, el Renacimiento y el Barroco en un itinerario espacio temporal cronológico entre finales del siglo XIV y el siglo XX, así como las tres fases de las obras de rehabilitación. La iglesia, y el claustro y la Sala Capitular del Convento fueron declarados monumentos nacionales portugueses en 1910 y 1933, respectivamente.
Arquitectura
Lo primero que llama la atención es la puerta de entrada de la iglesia que está hecha en brecha, una piedra única que sale de la Sierra de Arrábida y que presenta un color beige con matices rosas. Además, esta entrada cuenta con numerosos elementos de fuerte significado litúrgico y otros que representan atributos del franciscanismo.
Considerada como el primer ensayo en Portugal de una iglesia-salón, la zona interior fue concebida como un espacio homogéneo iluminado con tres naves abovedadas a la mima altura. Aquí se pueden ver seis columnas hechas también en brecha que hacen referencia a los seis días en los que se creó el mundo y cada una de ellas con tres ramas que se enrollan y que simbolizan la Santísima Trinidad (el padre, el hijo y el Espíritu Santo).
El coro alto estaba destinado a las monjas de clarisas, único lugar desde el que podían asistir a la misa pues pertenecían a una orden de clausura. Por su parte, la capilla mayor está revestida de azulejos verdes y blancos que datan del siglo XVI, mientras que en las paredes laterales se pueden ver paneles de azulejos del siglo XVII con escenas de la vida de la Virgen. La capilla albergó un retablo pictórico compuesto por 14 panales conocidos como ‘Primitivos de Setúbal’, uno de los conjuntos más notables del arte renacentista en Portugal que se expone hoy día en el convento anexo, hoy museo. Además, como curiosidad hay que saber que el templo tiene dos grandes ventanas, la que da a la calle que simboliza la vida y que está abierta y la interior que está tapiada que representa la muerte.
En el convento se utilizaron soluciones innovadoras para la época, como arcos de medio punto, bóvedas apoyadas sobre arcos rebajados y entramados de nervaduras.
Datos de interés
– El horario de las visitas al convento, que incluye acceso al Coro Alto y las Salas Capitulares, es de 10 a 18 horas de martes a sábados y de 14 a 18 horas los domingos en invierno (de octubre a mayo) y de 10 a 17 horas de martes a sábados y de 15 a 19 horas los domingos en horario de verano (de junio a septiembre).
-El precio de la entrada al museo es de 3 euros, mientras que la visita a la iglesia es gratuita.
– La iglesia de Jesús acoge actualmente conciertos de música clásica y otras actividades culturales gracias a su maravillosa acústica.
– Dentro del convento hay un restaurante en el que degustar productos típicos de la ciudad.