El sector financiero busca respuestas al cambio climático
El cambio climático se perfila como uno de los mayores desafíos para el sector financiero, que enfrenta riesgos crecientes en activos e inversiones. Adaptarse a la transición ecológica será clave para mitigar pérdidas y aprovechar oportunidades en un entorno global cada vez más incierto.
En este contexto, Openbank asegura a ABC que está apostando por productos y servicios que incorporan criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). Dentro de su catálogo destacan los fondos gestionados a través de su ‘roboadvisor’, que priorizan estrategias sostenibles. Estos fondos ya representan el 70% de sus carteras, alcanzando un 78% en las opciones más conservadoras. Además, la entidad subraya su compromiso con la sostenibilidad en el uso de materiales reciclados en sus tarjetas, de las cuales el 90% se fabrican con PVC reciclado desde 2022.
Por su parte, BBVA detalla que ha diversificado su oferta de productos sostenibles con iniciativas como los bonos verdes y los préstamos ligados a objetivos climáticos. Desde la entidad destacan proyectos pioneros como el primer bono de biodiversidad en Colombia, en colaboración con IFC, para financiar la reforestación y conservación de ecosistemas. También subrayan las emisiones de bonos azules en Colombia y México, dirigidas a proteger los océanos y fomentar la Economía Azul.
Desde 2018, BBVA ha movilizado 276.000 millones de euros en acción climática y crecimiento inclusivo, y prevé superar los 300.000 millones en 2025. Por otro lado, el papel de las fintech se está consolidando como un complemento esencial para impulsar la sostenibilidad en el sector financiero. Según José Luis Oros, vocal de la vertical de InsurTech de la Asociación Española de Fintech e Insurtech (AEFI), estas empresas aportan tecnologías innovadoras, como la trazabilidad basada en blockchain, que simplifican procesos y ofrecen soluciones digitales y flexibles. La colaboración entre fintech y banca tradicional, a través de proyectos conjuntos, integración de APIs o el uso de sandbox regulatorios —como el impulsado por el Ministerio de Transición Ecológica—, está abriendo nuevos nichos de mercado y mejorando la capacidad del sistema financiero para afrontar retos climáticos y sociales.
José Luis Oros expone que tecnologías como el big data, inteligencia artificial y blockchain están transformando la gestión de riesgos climáticos en el sector financiero, al tiempo que abren nuevas oportunidades. En este marco, blockchain destaca como una herramienta clave para garantizar registros transparentes e inalterables, esenciales para verificar compromisos climáticos y combatir el ‘greenwashing’. Plataformas innovadoras ya permiten rastrear la huella de CO2, tanto en procesos de producción como en inversiones. Oros señala que el auge de modelos sostenibles basados en IoT y análisis de datos en tiempo real facilita decisiones más ágiles gracias a plataformas abiertas. No obstante, advierte sobre el riesgo de que estas herramientas sean absorbidas por entidades tradicionales, subrayando la importancia de la colaboración entre fintech y banca para avanzar hacia un sector más sostenible.
Presión regulatoria
Este impulso hacia la sostenibilidad también está siendo reforzado por las regulaciones climáticas emergentes, como la taxonomía verde de la UE y los estándares de divulgación ESG, que están redefiniendo los modelos de negocio y estrategias del sector financiero. Según Javier Ybarra Sánchez, responsable de sostenibilidad para los servicios financieros en NTTDATA, el sector sigue demandando reglas claras para determinar qué es verde, sostenible o socialmente responsable. Además, subraya la importancia de contar con información homogénea y comparable sobre sostenibilidad de los clientes, fundamental para la toma de decisiones en financiación e inversión. Estas normativas están allanando el camino para una transformación más estructurada del sector.
Ybarra añade que las regulaciones están facilitando la orientación del ahorro y la inversión hacia empresas con un mejor desempeño en sostenibilidad, ofreciéndoles condiciones financieras más favorables. Asimismo, estas normativas están integrando factores climáticos en los análisis de riesgos y procesos de decisión del sector financiero. En España, iniciativas como el Libro Verde sobre Finanzas Sostenibles, liderado por el Ministerio de Economía, establecen una hoja de ruta clara, incluyendo medidas como la creación del sandbox regulatorio, el apoyo a las pymes y la coordinación a través del Consejo de Finanzas Sostenibles, marcando un nuevo estándar en la transición ecológica del sistema financiero.
A pesar del impulso normativo y las iniciativas colaborativas, el sector financiero aún enfrenta retos significativos para integrar el riesgo climático en sus operaciones, según explica Oros, de AEFI. Uno de los mayores desafíos es cuantificar los efectos del cambio climático, especialmente los fenómenos meteorológicos extremos, ya que las herramientas tradicionales no son suficientes para medir estos impactos en términos financieros. Esta incertidumbre no solo dificulta la planificación estratégica, sino que también incrementa los costes para los consumidores, como ocurre con los seguros de hogar en zonas rurales expuestas a mayores riesgos.
Oros también señala que el exceso de regulación, aunque fomenta la responsabilidad, puede ralentizar la adopción de soluciones innovadoras y dificultar la financiación de proyectos sostenibles. Esto representa una barrera para los modelos de negocio disruptivos que buscan transformar el sector. Las fintech, mediante la innovación tecnológica, tienen la capacidad de superar estos retos, ofreciendo herramientas más eficientes y accesibles que ayuden a reducir la brecha entre regulación, innovación y adopción en el mercado financiero.
A pesar de estos avances normativos y colaborativos, el sector financiero no es el único presionado por el cambio climático. El sector asegurador, según la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (Unespa), también enfrenta desafíos significativos debido al incremento de fenómenos climáticos extremos. Este fenómeno ha multiplicado los daños asegurados, como demuestra la reciente DANA en Valencia, que generó pérdidas por 3.500 millones de euros, la mayor catástrofe natural registrada en España. En 2023, las aseguradoras desembolsaron 847 millones de euros en 2023 ara hacer frente a los daños que provocaron más de 993.000 siniestros meteorológicos.
Más presión
Estas cifras reflejan cómo el aumento en la frecuencia e intensidad de los fenómenos climáticos está obligando a las aseguradoras a adaptar sus modelos de cobertura y tarifas. La creciente gravedad de los siniestros también impacta al campo, donde las indemnizaciones de Agroseguro, el pool que protege cosechas y ganados, se han duplicado en cinco años, superando los 1.200 millones de euros en 2023. Este panorama evidencia la urgente necesidad de desarrollar modelos más innovadores y eficientes para gestionar los riesgos asociados al cambio climático.
La presión climática no solo obliga al sector financiero y a las aseguradoras en general a adaptarse, sino que también exige respuestas concretas de las principales compañías del sector. Desde Mapfre señalan que la cobertura de riesgos climáticos es un componente esencial de su actividad, pero el cambio climático ha intensificado la frecuencia y severidad de estos eventos, generando nuevas demandas y desafíos. Para enfrentarlos, Mapfre emplea analítica avanzada y modelos de predicción que integran los efectos del cambio climático, permitiendo anticiparse a los fenómenos meteorológicos extremos y optimizar recursos en zonas críticas.
La aseguradora destaca que las empresas, cada vez más vulnerables a tormentas, inundaciones e incendios forestales, demandan productos que cubran no solo los daños físicos, sino también las interrupciones operativas. Esto refleja la evolución del sector hacia soluciones más robustas y adaptadas. Además, Mapfre subraya que el aumento del coste de las catástrofes naturales no solo se debe a eventos más severos, sino también a factores como el crecimiento demográfico en zonas de riesgo, la inflación y la mayor complejidad de los bienes asegurados.
En este contexto, Mapfre enfatiza la importancia de ajustar las primas para reflejar los riesgos reales y de colaborar con gobiernos y otros actores clave para reducir la brecha de protección.
Desde BBVA señalan a ABC que el riesgo climático no solo plantea desafíos, sino también oportunidades para desarrollar productos financieros que impulsen la transición hacia una economía sostenible. La entidad menciona iniciativas como el préstamo «water footprint», vinculado a métricas de consumo hídrico, y el bono de agua en Colombia, diseñado para combatir el estrés hídrico en sectores vulnerables. Además, destacan su apuesta por reforzar la resiliencia del sector agro mediante certificaciones sostenibles basadas en agricultura regenerativa.
BBVA también subraya que asesoran a empresas para gestionar riesgos físicos derivados del cambio climático y reducir sus impactos. Según datos proporcionados por la entidad, el 80% de su cartera en sectores de altas emisiones está compuesta por clientes que ya gestionan activamente su transición hacia modelos más sostenibles. Con un enfoque en tecnologías limpias, economía circular y reciclaje, BBVA considera que el sector financiero tiene un papel esencial en liderar soluciones innovadoras frente a los retos climáticos, combinando sostenibilidad y resiliencia a largo plazo.