El PP salva a Gabriel Le Senne y permite a Vox mantener la presidencia del Parlamento de Baleares
Gabriel Le Senne (Vox) seguirá siendo presidente del Parlamento balear gracias al PP de Marga Prohens. Los populares, que tenían en bandeja de plata su cabeza desde el pasado 18 de junio, han impedido con su abstención que Le Senne, segunda autoridad de Baleares, sea expulsado como pedía la oposición por rasgar involuntariamente la foto de Aurora Picornell, una comunista fusilada por la represión franquista, durante un pleno del parlamento en junio.
El PP mantuvo en secreto hasta el último momento su voto este martes en la moción de remoción presentada por los partidos de izquierda (PSOE, los nacionalistas de Més y Podemos). No estaba clara la postura de los populares después de que Santiago Abascal retirara el apoyo parlamentario al PP y rompiera todos los pactos, incluido el acuerdo de investidura en Baleares, la única comunidad donde el PP gobernaba en minoría –sin cargos de Vox dentro del Ejecutivo– tras las elecciones del 28 de mayo de 2023.
Pese a los recelos existentes en el PP ante este golpe de mando del líder de Vox, el PP se ha abstenido y permite a Vox mantener este cargo institucional en Baleares. La moción de remoción ha fracasado con 25 votos a favor, siete en contra y 27 abstenciones.
Le Senne, que ha ocupado por primera vez un escaño de Vox y no ha presidido el pleno este martes, ha acusado a la izquierda de «inflar hasta el absurdo» este tema: «Yo no odio a nadie», ha recalcado, recordando que las fotografías que exhibieron las diputadas socialistas Mercedes Garrido y Pilar Costa en la Mesa vulneraron la neutralidad ideológica de la Cámara balear, lamentando haber sido víctima de una campaña de acoso contra él.
«Han organizado un circo y una campaña de acoso contra mí, y hasta han hecho un uso político de la Justicia», ha dicho en alusión a su imputación como investigado por un presunto delito de odio. «Han hablado de atentado como si yo fuera terrorista y han reunido a sus huestes para que me gritaran ‘Le Senne puto nazi’», ha lamentado Le Senne, acusando a los partidos de izquierda de ser «expertos en cortinas de humo».
En su turno de intervención, el PP ha censurado este martes que el presidente de la Cámara «perdiera las formas» aquel día, pero ha recordado que se disculpó públicamente. Además, el portavoz del Partido Popular en el Parlamento balear, Sebastià Sagreras, ha considerado que esta remoción «iniciativa del PSOE y de sus satélites» sólo pretendía quitar un cargo, y ha criticado que quienes la han liderado sean los consejeros de Francina Armengol, que «no dimitieron ni pidieron perdón» ante «el mayor escándalo» de Baleares por la compra de cuatro millones en mascarillas defectuosas a la trama vinculada al ex asesor del ministro Ábalos en la anterior legislatura.
El PP salva a Le Senne, pero advierte de que el pacto con Vox ya está roto y no hay marcha atrás, por lo que Marga Prohens seguirá gobernando «en minoría y en solitario», negociando cada iniciativa con todos los partidos.
Las próximas semanas determinarán cómo ha quedado la relación de los antiguos socios de investidura. Después de ‘perdonar la vida’ a Le Senne, los populares llevarán el decreto de simplificación a la Cámara para convertirlo en ley. Y en menos de un mes, llegará el turno del techo de gasto –que el año pasado cayó por las peleas internas de Vox– y seguidamente los presupuestos.
En el pleno de este martes, el PSOE ha acusado al PP de tacticismo y de «jugar con la democracia» porque los populares apuraron hasta el último momento para revelar el sentido de su voto. Su portavoz Iago Negueruela ha considerado que Le Senne es un «presidente marcado» y ha ofrecido los votos del PSOE para expulsarlo: «Estaría tremendamente orgulloso de votar a un presidente del PP la semana que viene», ha declarado. El PP le ha contestado que «no se vende por sillas».
En la misma línea, los nacionalistas de Més per Mallorca han considerado que lo que se debatía esta martes era si «el Parlamento era decente y digno con Le Senne en la Presidencia».
Le Senne no dimitió este verano cuando Abascal rompió el pacto de investidura con el PP y se mantuvo en el cargo. Su estrategia fue alargar al máximo la convocatoria de la moción de remoción y no convocar un pleno extraordinario en agosto. Fue entonces cuando la presidenta Prohens le pidió que dimitiera por «coherencia» alegando que su cargo emanaba del pacto roto unilateralmente por Abascal. Él le respondió a ella que dimitiera. Ahora el PP impide que caiga y busca un futuro y puntual aliado.
Dos veces bajo amenaza
La ‘cabeza’ de Le Senne ha estado amenazada dos veces, primero por sus propios compañeros de filas amotinados a finales del año pasado, y ahora por la oposición y por el PP, que en un principio exigió su dimisión. En ambas ocasiones Le Senne se ha acabado salvando.
La primera vez, porque los cinco compañeros rebeldes que desafiaron a la dirección nacional del partido consiguieron el poder que reclamaban y enterraron el hacha de guerra; y ahora, porque el PP apuesta por mantener el statu quo confiando en que Vox apoye los grandes proyectos de legislatura que aún deben pasar por el Parlamento. Algo que no parece cerrado después de que las palabras de Abascal de este lunes, cuando amenazó a los gobiernos populares con no apoyar los presupuestos si no se desmarcaban de las políticas migratorias del Gobierno central.
En Baleares, no habido apenas discrepancias en esta materia entre PP y Vox. Aun así, el partido de Santiago Abascal, siguiendo las directrices de Madrid, rompió el acuerdo de 110 puntos con el PP el pasado julio. Desde entonces, el Ejecutivo de Prohens insiste en que no hay vuelta atrás y que sólo quiere cumplir su programa electoral, negociando cada medida. El PP logró 25 diputados, al igual que toda la izquierda junta, mientras la mayoría parlamentaria está en 30. Prohens se apoya habitualmente en el diputado de Formentera y en el diputado no adscrito Xisco Cardona, que abandonó Vox en la primera crisis, pero necesita tres más para llegar a una mayoría.
Sin embargo, la fragmentación dentro de Vox podría beneficiar a Prohens, ya que existe un grupo crítico con Abascal que no sigue las directrices nacionales y actúa por su cuenta. Son Idoia Ribas, Sergio Rodríguez –todavía dentro del Grupo Parlamentario Vox Baleares– y el recién dimitido Agustín Buades, ahora diputado no adscrito.
En un año Vox Baleares ha perdido dos diputados y las crisis desde el inicio de la legislatura no han cesado. En octubre abandonó el diputado menorquín Xisco Cardona –que se mantiene afín al PP– y el pasado viernes se marchó el diputado Agustín Buades, denunciando haberse sentido «una marioneta» y no compartir la decisión de Abascal de romper el pacto con el PP. La aritmética parlamentaria es complicada pero no imposible para el PP.