el periodismo en dictaduras o en guerras

el periodismo en dictaduras o en guerras







Diecinueve años de edad. Un viaje a Belfast para estudiar fotografía. Encontrar el amor, dejar una carrera de ingeniería industrial y mudarse a otro continente. Así empezó Zigor Aldama su vida como corresponsal freelance en China: «La dictadura perfecta», ya que «no se nota». El periodista señaló que «la verdadera fuerza del Gobierno de China es su capacidad para adaptarse a los tiempos y a las necesidades de la sociedad«.

Vestido elegantemente, con una camisa blanca metida por dentro de unos tejanos grises, unas gafas con patillas rojas y unos zapatos marrones, el reportero vasco, de 44 años, acudió al máster de Reporterismo Internacional de RTVE el pasado lunes para dar una masterclass sobre los viajes a los países con regímenes dictatoriales o en guerra.

«¿Alguno de vosotros quiere trabajar como corresponsal en otro país dentro de unos años?”, preguntó con una pizca de ironía. Varias manos se alzaron rápidamente. “Mucho optimismo, veo yo, sois muy valientes por tal y como están las cosas”.

Pese a su pesimismo con el oficio, Aldama ha trabajado y sigue trabajando como corresponsal freelance. Estuvo en China durante 21 años trabajando para varios medios del Grupo Vocento. También cubrió guerras civiles como la de Nepal, Sri Lanka o Ucrania y ha colaborado con el diario El País, Eldiario.es, El Confidencial, Berria, South China Morning Post, Asia Geographic, Forbes, Lonely Planet, Magazine o Altaïr, entre otros. Además, recibió la medalla de oro de los Premios de la Asociación de Editores de Prensa de Singapur, el Premio de Periodismo Colombine y el Premio Periodismo Vasco 2020.

El periodista dedicó la primera parte de la clase a explicar cómo acabó haciendo periodismo en un régimen autoritario como lo es China. Con 19 años conoció a una chica del país asiático en un curso de fotografía, se enamoró y se casó con ella al año siguiente. Se mudó a la ciudad de Shenzhen y empezó su primer año de los veintiuno que pasaría allí.

La dictadura que no se nota

Zigor, que vivió durante 21 años en China, definió al gobierno del país como «La dictadura perfecta», ya que «no se nota», expresó. El periodista señaló que «la verdadera fuerza del gobierno de China es su capacidad para adaptarse a los tiempos y a las necesidades de la sociedad». De hecho, preguntó a los alumnos qué países les venían a la cabeza al pensar en la palabra dictadura. «Corea del Norte», «Irán», «Venezuela» o «Cuba» fueron algunas de las respuestas, pero nadie mencionó a la gran potencia.

Acto seguido, Aldama explicó que, en China, no hay separación de poderes: país, gobierno y partido son lo mismo. Es decir, cualquier crítica contra el gobierno o el Partido Comunista se interpreta como una crítica al país en sí. Añadió que el pensamiento patriótico se inculca en la educación que reciben los niños desde pequeños. Además, apuntó que, «aparte de no haber vivido nunca en democracia», no hay ninguna alternativa al Partido Comunista Chino.

La población se enfrenta a lo que llamó una «tecnodictadura» gracias a las nuevas tecnologías impulsadas por la inteligencia artificial y el reconocimiento facial. El profesor abrió el debate entre los alumnos sobre la privacidad de estas innovaciones. Los alumnos pusieron sobre la mesa conceptos como privacidad e intimidad, diferentes según cada concepción cultural. El periodista hizo hincapié en quién controla estos sistemas y qué normas aplican.

Seguidamente, habló sobre el sistema de crédito social chino, que clasifica a los ciudadanos según sus comportamientos. Aun así, dijo que «aún no existe un sistema unificado en todo el país» y que «en occidente se ha entendido mal este concepto».

Conflictos en otros territorios

En varios territorios del tercer estado más extenso del planeta (China cuenta con más de 9 millones de kilómetros cuadrados) se experimentan sentimientos independentistas. En el caso de Xinjiang y el Tíbet, explicó Aldama, el Peking quiere acabar con la cultura y las tradiciones de los uygures y de los tibetanos, minorías étnicas respectivas. El Gobierno ha enviado a muchos ciudadanos de Xinxiang y el Tíbet a «centros de reeducación» para convertirlos en «buenos ciudadanos», tras amenazarles (a ellos o sus familias) con severa represión si no obedecen. El periodista recalcó que esta es una forma muy efectiva de mantener a la población controlada.

En el caso de Hong Kong, Zigor comentó que, a raíz de las manifestaciones que tuvieron lugar en 2019, se ve muy claramente cómo opera el pragmatismo chino: «el Ejecutivo logró desactivar una revuelta prodemocracia sin pegar un solo tiro». «Libertad o muerte» es el mensaje de una pancarta que sostenía un manifestante en una fotografía que mostró Aldama. «Lo triste es que al final fue muerte, no libertad», aclaró. “Hong Kong ya no es el lugar que fue, ni lo volverá a ser”.

Lo triste es que al final fue muerte, no libertad

También habló de Taiwán, isla que cuenta con el apoyo de Estados Unidos y que, según algunos analistas, podría ser el lugar donde estallará la tercera guerra mundial. Explicó que los gobiernos de Washington y Taipéi acordaron que si China atacase a Taiwán, Estados Unidos deberían salir en defensa de la isla. Algo que cada vez parece más probable, dijo Zigor Aldama. De hecho, hace unos días China volvió a asediar en unas maniobras a la que llama «isla rebelde» por mar y aire, para que nadie pudiese entrar ni salir del territorio. Explica que podría ser una de las chispas que iniciase esa posible guerra. «Desgraciadamente, la historia no llama al optimismo», concluyó.

La transformación global

Aldama recalcó cómo en las últimas tres décadas China ha emergido como la principal potencia manufacturera y comercial del mundo. A través del proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, impulsado por el presidente Xi Jinping, el país busca fortalecer su influencia internacional, atrayendo a las naciones de los BRICS (Brasil, Rusia, India y Sudáfrica, más la propia China) que, aunque sus intereses no son siempre coincidentes, reconocen el poder de atracción chino.

El periodista destacó que la visión a largo plazo del sistema chino ha sido clave de su éxito. Enseñó una fotografía de Shanghái hace veinte años y una de este año, en la que se aprecia el vertiginoso crecimiento de la ciudad, plagado de rascacielos e infraestructuras avanzadas. «China tiene tanta fuerza que ha conseguido callar a los países democráticos, con excepción de Estados Unidos».

Los límites de la democracia

En la segunda parte de la clase, Zigor Aldama habló a los estudiantes sobre otros países que sin ser exactamente dictaduras no se respetan los derechos humanos, o están al límite. Con fotografías tomadas por él mismo explicó el caso de Myanmar (Birmania), la guerra civil y la limpieza étnica de los rohinyás, uno de los 134 grupos étnicos del país. Destacó que en Bangladesh se encuentra el mayor campo de refugiados del mundo, acompañando el relato con imágenes del inmenso terreno donde se asilan miles de rohinyás. Aldama piensa que la mayor parte de la población birmana está a favor de expulsar a esta minoría étnica. Con este ejemplo abrió el debate entre los estudiantes sobre dónde están los límites de la democracia.

Respecto a Nepal explicó que, los maoístas, «comunistas que iban a la guerra en chancletas», consiguieron derrocar en 2007 la monarquía. Después de enseñar fotos de jóvenes soldados nepalíes, explicó que, hoy en día, el país es una república y está mucho más avanzado en cuestión de derechos humanos, pese al violento cambio de régimen.

Explicó Aldama el caso de Sri Lanka, ejemplo de una democracia que actuó como una dictadura para acabar con un problema social interno. En 2009, el ejército lanzó una ofensiva que dejó un saldo trágico de 40.000 vidas, un genocidio «oculto tras la fachada de una democracia».

El presidente de Sri Lanka ha dado a la guerrilla tamil una tregua de 24 horas para rendirse. Ha sido después de que las tropas rebeldes se defendieran de los ataques del ejército y provocaran el éxodo de miles de civiles. La organización humanitaria Human Rights Watch ha pedido al Consejo de Seguridad de la ONU que tome medidas para evitar una catástrofe. En Paris, miles de expatriados tamiles han salido a la calle para protestar por la actitud del Gobierno. (21/04/09).

La historia de Filipinas ejemplifica cómo, a veces, combatir la violencia con más violencia da resultados, aunque éticamente sea controvertido, añadió el periodista. La lucha contra el narcotráfico se tradujo en miles de asesinatos, entre ellos muchos inocentes. Zigor enseñó una fotografía de la viuda de uno de ellos.

En Bangladesh la ilusión de democracia se desmorona ante el trabajo infantil y la violencia de género, explica. Zigor Aldama entrevistó a varias prostitutas a lo largo de años en tres ocasiones, lo que le permitió conocer a fondo la vida de estas mujeres. Mostró a los alumnos imágenes de una misma chica en tres momentos vitales diferentes, desde el deterioro físico a la salud.

Educación y ayudas contra la lacra del trabajo infantil

El periodista también estuvo en Ucrania recientemente, cubriendo la guerra. Allí entrevistó a soldados y civiles. «En Europa, los jóvenes dais por hecho que la democracia es algo sólido y que durará siempre. Ucrania es el ejemplo de que una democracia puede acabar en cualquier momento”, señaló.

El periodista terminó la clase destacando que, a él, como periodista, lo que realmente le apasiona es contar historias de la gente. La labor de un corresponsal no es solo documentar guerras o regímenes autoritarios, sino también desenterrar historias humanas, historias que nos recuerdan que la lucha por los derechos humanos y la libertad es constante, incluso en las democracias que damos por sentadas.

El trabajo de periodistas como Zigor Aldama resuenan como una llamada de atención para que no olvidemos que detrás de cada conflicto hay vidas que merecen ser vistas y escuchadas.

Fuente: www.rtve.es