el difícil encaje de Bellingham tras la llegada de Mbappé

el difícil encaje de Bellingham tras la llegada de Mbappé




A 26 de octubre del año pasado, el madridismo se preguntaba de dónde había salido esa versión de estrella total de Jude Bellingham. Tras dos meses y medio de competición, nadie se acordaba ya de los goles y la magia de Karim Benzema. Todo eso, más unas cuantas toneladas de despliegue físico, carisma y jerarquía convirtieron al inglés en el nuevo icono del Real Madrid. Trece goles y tres asistencias en trece partidos y una sensación abrumadora de autoridad y dominio. Un contexto que nada tiene que ver con lo que pasa esta temporada, en la que ha jugado, de momento, diez partidos, no ha visto todavía portería y ha dado dos asistencias. Cambio radical a la que hoy quiere poner fin en el clásico.

«Está aportando mucho, no con los goles, obviamente, sino con su trabajo, que es muy importante para nosotros. Él sabe muy bien la relevancia que tiene en nuestro equipo», explica Ancelotti, alejado por completo de la nostalgia del Bellingham de la pasada temporada. Carlo entiende que los goles de Jude eran más necesarios que nunca tras la marcha de Benzema y la decisión del club de no fichar a Harry Kane ni a ningún delantero top que sustituyese al francés. El proyecto era aguantar hasta este curso, en el que ya iba a estar Mbappé, y creer en la capacidad goleadora, no solo del inglés, sino de Brahim, Joselu, suplentes en los que había depositada mucha confianza, y con razón, como luego quedó demostrado.

Punta del rombo

Así que Ancelotti, como innegociable hombre de club que siempre ha sido durante su carrera, colocó a Jude arriba junto a Rodrygo y Vinicius, en la punta de un rombo en el que Kroos ejercía de ancla y Camavinga y Valverde de interiores, y le dio al inglés libertad absoluta para llegar al área y aportar al equipo el máximo números de goles. Lo que nadie esperaba, ni el mismo futbolista ni tampoco el propio Ancelotti, es que todo saliera tan redondo. Gracias a Bellingham el Madrid se fue a las vacaciones de Navidad con media Liga ganada, un colchón que le permitió afrontar la segunda parte del campeonato con mayor tranquilidad, y con la ventaja de dosificar esfuerzos y energías pensando también en los cruces de Champions. El resultado, es de sobra conocido: doblete.

«El año pasado era determinante que él marcase goles porque no teníamos delantero, habíamos perdido a uno tan importante como Benzema. Este año no tenemos ese problema porque ha venido Mbappé, que puede marcar 30, 35 o 40 goles. Obviamente, siempre será bueno que Jude marque, pero ahora lo necesitamos más por su trabajo», analiza Ancelotti. Ese trabajo consiste, entre otras funciones, en correr todo lo que no corren Mbappé y Vinicius cuando toca hacerlo hacia atrás Así que el orden de preferencias para Carlo no tiene discusión: goles por partes de francés y brasileño, trabajo colectivo por parte del inglés.

Jude es el primero que entiende que la llegada de Mbappé condiciona el sistema de esta temporada. Aunque realmente no es solo Mbappé. Ancelotti no ha renunciado a jugar sin Rodrygo, y eso le obliga a tener tres arriba, lo que retrasa veinte metros la posición de Bellingham. Además, tras la grave lesión de Carvajal, a Jude lo ha tirado a la derecha en los últimos dos encuentros, subiendo la exigencia defensiva del inglés, con la idea de ayudar a Lucas en esas tareas. Bellingham obedece y, a ojos de Ancelotti, cumple su nuevo rol a la perfección, pero otra cosa es lo que esté pasando por la cabeza del inglés.

Su lenguaje gestual evidencia cierta ansiedad por marcar su primer gol de la temporada. No solo se cabrea consigo mismo, como sucedió tras perdonar un cabezazo en área pequeña ante el Borussia justo después del 0-2, o tras el doble palo un minuto después de esa clara ocasión. También se le ha visto enfadado con algunos de sus compañeros por no darle el balón en una posición franca de gol. Así fue con Vinicius en Vigo, cuando el brasileño se chupó un balón que tenía pase sencillo a Jude y remate a portería sin oposición del inglés. Es el difícil encaje de Bellingham en este Madrid de Mbappé.

Fuente: www.abc.es