El centro de salud de Guinguinéo, avanzadilla de la digitalización médica en Senegal
El proyecto está a la espera de la retirada de trabas administrativas para la unificación de registros
GUINGUINÉO (SENEGAL), 20 (Del enviado de Europa Press, Borja Aranda)
El centro de salud de Guinguinéo se ha convertido durante los últimos meses en uno de los ejemplos del proceso de digitalización de los servicios médicos en Senegal, un programa que sin embargo está aún a la espera de la ‘luz verde’ administrativa para pasar a la unificación de los registros, entre preocupaciones sobre la gestión de los datos de los pacientes.
Abdoulaye Dia, médico jefe desde hace aproximadamente dos años, destaca en un encuentro con periodistas durante una visita a las instalaciones, objeto de un proyecto de cooperación de la UE –con colaboración de Bélgica y Francia–, que «sólo ve beneficios» a la puesta en marcha de este sistema en el lugar, uno de los dos centros de salud de la localidad, ubicada en un departamento en el que viven más de 170.000 personas.
Así, dice que el centro es «una referencia» en la digitalización en la región de Kaolack (centro) y explica que antes de su llegada se llevó a cabo «un análisis de situación» que derivó en el envío de ordenadores y la formación del personal sobre el uso del programa informático destinado a aglutinar la información de los pacientes y su historial médico.
Dia afirma que el centro atiende a unos 50 pacientes diarios de media, entre turnos de día, tarde y urgencias, para un total de más de 10.000 citas únicas durante los últimos 17 meses. «El número de pacientes es enorme», reconoce, antes de recalcar que hay otros que van al segundo centro.
El modelo parte de la entrega al paciente de un ticket –que funciona como «número de identificación personal»– cuando llega al centro, donde paga la tasa correspondiente a los servicios que busca –500 francos centroafricanos (cerca de 0,75 euros) para ser visto por una enfermera y 1.500 (unos 2,25 euros) para una cita con el médico, costes que aumentan a partir de las 16.00 horas–.
«Esa identidad permite acceder a todos los servicios», destaca Dia, quien afirma que el sistema impacta además de forma positiva a la hora de realizar los informes mensuales y mantener un control sobre el suministro de medicamentos. «La persona va a la farmacia a recoger el medicamento con el mismo ticket, todo se hace en el mostrador de entrada», apunta.
En este sentido, subraya que, en su caso, este sistema le permite «abrir el ordenador, escribir el número (de identificación) y obtener sus datos, edad, apellido, nombre». Además, puede introducir los síntomas y comprobar automáticamente los paralelismos con la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades.
Dia reconoce sin embargo que al principio hubo algunos problemas, en parte porque la población «no entendía el funcionamiento». «Todo comienzo es difícil», sostiene, al tiempo que apunta que la digitalización ha ralentizado el proceso de venta de medicamentos. «Estamos en el proceso de resolverlo. Quizá también sea un problema de recursos humanos», arguye.
Además, puntualiza que también hay discrepancias aún por solucionar en torno a la «interoperabilidad» de los datos y la «duplicación» del registro, dado que en la actualidad ha de seguir manteniendo los documentos en papel, además de ir actualizando la base de datos informáticos, tal y como exigen las autoridades hasta que se produzca la unificación.
«Los registros se hacen a final de mes», especifica, mostrando uno de los documentos en papel que ha de rellenar con los datos del paciente, síntomas y patología. «Cada mes, el director de centros de salud viaja para hacerse con los registros para el informe», dice, antes de reconocer que es un sistema «un poco arcaico» que «será resuelto con la digitalización».
Dia lamenta además que no pueda atender a pacientes desde otros lugares ni acceder al archivo si no está en el centro debido a que los sistemas de protección de datos lo impiden a personas que no cuenten con permisos, hasta ahora sólo otorgados a los informáticos dedicados a labores de mantenimiento de la red, si bien se trabaja para que estas autorizaciones sean ampliadas.
TRABAS ADMINISTRATIVAS
Woré Fall, representante de la Agencia Belga de Desarrollo (Enabel) –una de las principales promotoras de este proyecto–, sostiene que los trabajos y comprobaciones técnicas sobre la validez del sistema ya han sido llevados a cabo, si bien reseña que «lo que aún no existe es la validación institucional» para que la totalidad de los datos recopilados sean importados por la base central de datos.
«En estos momentos, están obligados a hacer este doble trabajo. El Ministerio (de Sanidad) exige que mantengamos este doble trabajo hasta que se aseguren de que tienen la misma información en el sistema y en los registros», remarca, antes de ahondar en que las autoridades «no quieren saltarse esta etapa».
De esta forma, incide en que ya se ha enviado una nota al ministerio «para reclamar que se dé una validación institucional» una vez se superen los diferentes niveles administrativos que deben dar el visto bueno a este paso. «Estamos esperando. Todo el trabajo que había que realizar, ha sido llevado a cabo», defiende.
En cualquier caso, Dia destaca que «hay que considerar el centro de salud como un piloto» y ensalza que las autoridades de Senegal han optado por «una digitalización integral». «Para lograrlo, es necesario que haya pilotos», dice, si bien lamenta que esta duplicación del trabajo puede ser una carga en momentos en los que «hay muchos enfermos» esperando a ser atendidos.
«Lo que queríamos proponer al Estado de Senegal era un modelo capaz de ser reproducido», arguye Fall, antes de indicar que se ha tenido que levantar «desde la base», ya que la propia red informática «estaba totalmente obsoleta». «Había una conexión muy, muy inestable, así que no se podía trabajar con Internet en ese estado», destaca.
«Hizo falta poner en marcha una intranet local y servidores locales. Hay dos servidores, uno de producción y uno de respaldo para que puedan trabajar siete días a la semana, 24 horas al día», dice, al tiempo que apunta igualmente a la «inestabilidad» de la red eléctrica, que ha sido resuelta a través de un sistema «autónomo» de placas fotovoltaicas que alimentan al centro.
SUSPICACIA SOBRE LA ENTREGA DE DATOS
Dia hace hincapié en que, igualmente, uno de los problemas a los que ha hecho frente el modelo es que parte de la población se muestra reacia a compartir sus datos, lo que les lleva a acudir al otro centro existente en la ciudad, que aún no ha iniciado el proceso de digitalización.
Así, destaca que hay una «huelga» sobre la entrega de datos, un hecho ratificado por la representante de Enabel, que subraya que algunas personas son «escépticas» ante este paso. «Hay un contexto cultural, un contexto político que hace que poner en marcha este tipo de proyecto sea un verdadero desafío», manifiesta.
En este sentido, el médico jefe explica que el sistema sanitario en Senegal funciona a través de comités de desarrollo sanitario. «El personal de sanidad gestiona la salud al nivel de su estructura. Es necesario lograr que la población y la comunidad se adhieran», sostiene.
Para lograr este apoyo, la comunidad elige a personas que les representen, figura que en el caso de la localidad de Guinguinéo es la de un profesor del instituto local. Estos representantes funcionan como «mediador» entre los trabajadores sanitarios y la población, según Dia.
El proyecto, parte del programa DIRECCT (Digital Response Connecting Citizens) –activo en las regiones de Fatick, Kaffrine y Kaolack–, contó con un presupuesto inicial de 2,9 millones de euros, si bien Enabel entregó otros 500.000 euros para reforzarlo a través de su colaboración bilateral, según Fall, algo que ha permitido crear «una buena herramienta» para mejorar la entrega de servicios sanitarios, en palabras de Dia.