El acusado de matar a Paloma e India insiste en que «no» recuerda el doble crimen: «Lo lamento muchísimo»

Eso sí, únicamente ha respondido a las preguntas de su abogado y ha insistido en que no recuerda nada de lo ocurrido esa noche, después de coincidir con unos amigos en La Cistérniga que, según él, le dieron «fentanilo» y es lo que le provocó la laguna mental.

La del único acusado por las brutales muertes ha sido la última declaración después de tres sesiones, en un día marcado por la tensión en la sala, en la que incluso los familiares de las víctimas han saltado desde la zona público para arremeter contra David al grito de «asesino».

El acusado, que se enfrenta a la petición de prisión permanente revisable por al presunto asesinato de India -además de 25 años de pena por la muerte de Paloma-, se ha tratado de defender alegando que no recuerda «nada» de lo ocurrido esa noche en el quinto piso del número 66 del paseo de Zorrilla en el que convivía con Paloma y su hija, después de comenzar una relación hacía menos de un año. Sí ha reconocido sus «adicciones» al alcohol y la cocaína, aunque ha sostenido que trató de disminuir su consumo desde que inició la relación y aseverado que «no» lo hacía delante de ellas ni del resto de la familia. Aunque, ha apostillado, «me escapaba» para hacerlo.

Ha sido al hablar sobre la pequeña, con la que ha sostenido que «pasaba más tiempo que con mi hijo -fruto de una relación anterior y con quien estuvo en un partido de fútbol la mañana anterior a los hechos-», cuando David ha irrumpido en sollozos, después de permanecer prácticamente impertérrito durante toda la vista en la que se han narrado los hechos que acabaron con la ida de ambas: Paloma, víctima de 27 heridas, entre ellas 17 provocadas por un cuchillo de grandes dimenciones, además de otras en labios y cuello en un intento de sofocar sus gritos o asfixia, en India, a quien asestó cinco cuchilladas, siendo mortal ya la primera que con tal brutalidad llevó el cuchillo hasta el cerebro.

«Soy una persona antiviolencia», ha asegurado el acusado. «Odio los conflictos, la violencia», ha sostenido en su defensa, después de escuchar cómo los diferentes testigos-peritos había relatado por la mañana las pruebas en su contra, como el cuchillo con sus huellas, además de definirlo como un «mentiroso» que durante las diferentes entrevistas e informes posteriores a los hechos incurrió en contradicciones, recordando a conveniencia lo que quería.