Edu Galán: «Trump es uno de los grandes comediantes de nuestro tiempo»
Siglo XVIII. 1791 en concreto. La Primera Enmienda a la Constitución de Estados Unidos establece la protección a la libertad de expresión. Y una alfombra roja, como el paso del tiempo mismo, se despliega y George Carlin aparece en un escenario , casi 200 años después. En 1972, el cómico publicó un vinilo con esta pista: ‘Siete palabras que nunca puedes decir en televisión’. O sea: ‘mierda’, ‘meada’… y ahora una cortinilla de estrellas cutre nos absorbe cual agujero negro y vemos a Donald Trump en un atril, con sangre en la boca y oreja, levantar el puño. 2024, ¡la singularidad!’ Morir de pie ‘ es el título del nuevo ensayo de Edu Galán , hijo de su tesis doctoral que comenzara 20 años atrás, y un paneo a los principios y las contradicciones del país norteamericano a las puertas de unas elecciones (siempre las más importantes de la historia) a partir del nacimiento y desenvoltura del ‘stand-up comedy’ , santo y seña de su imaginario nacional. De Bob Hope a Dave Chappelle o Hannah Gadsby pasando por Lenny Bruce y Bill Hicks, y su función como espejo de la sociedad, con sus vicios y virtudes. ¡Comedia y tragedia en un 2×1 con patatas! No en balde, la entrevista con el también colaborador de ABC se ha coronado en un McDonald’s en la madrileña calle de Magallanes (Chamberí). Noticias Relacionadas estandar Si EL CLUB DE LA COMEDIA ELECTORAL A todas horas: la política como ‘reality show’ Pedro Rodríguez estandar Si EL CLUB DE LA COMEDIA ELECTORAL Humor e inmadurez. Comportémonos como adultos Juan Carlos Ortega—La base del ‘stand-up’ la sitúas en la Primera Enmienda. Eso es precioso.—Sí. Eso ayuda mucho a la comedia. Y siempre con precursores poniendo la cara, porque la libertad de expresión se gana poniendo el careto y chupando porrazos. Y con Mark Twain como el proto ‘stand-up’, siempre amparado por la libertad de expresión cuya meta es amplísima y extraordinaria.Se refiere aquí Galán a que en la celebración del ciento cincuenta aniversario del nacimiento del científico y polímata Benjamin Franklin, uno de los padres de la Constitución, en el año 1956, Mark Twain inauguró una serie de discursos cómicos plagados de anécdotas personales, reflexiones sobre la sociedad e ironía en los agradecimientos a sus anfitriones burgueses. Estas veladas lo llevarían alrededor de Estados Unidos e Inglaterra durante los siguientes cincuenta años y el autor le atribuye la paternidad de este género para hacer reír. —Y luego ya vendrían Bob Hope en Borscht Belt, Lenny Bruce, George Carlin, Steve Martin, Seinfeld, ‘Saturday Night Live’…—Carlin o Lenny Bruce creo que son una dupla indivisible, aunque a mí me interesa más, como precursor, Lenny Bruce. Pero como cómico total, Carlin es muy superior. Crearon el monologuismo moderno, fueron los mascarones de proa de ese arte en ese profundo cambio social y cultural que ocurrió en Estados Unidos a partir de los años 60. Y el siguiente ‘Big Bang’ fue Steve Martin, que tiene un estilo de comedia sin politizar y surrealista. Yo creo que en ningún momento él se declara ni contra la guerra de Vietnam ni contra nada. Siendo hippie descubre su propia voz y entra en la comedia física, entra en mil cosas surrealistas, y comienza a llenar estadios y ahí, junto con él, y la aparición del ‘Saturday Night Live’ y HBO y la multiplicación de los clubes de comedia, se llega al ‘mainstream.’ Y en esa época Seinfeld, va llegando Bill Maher y mucha gente que en los 80 marcarían el rumbo y harían muchísimo dinero, cosa que Lenny Bruce nunca hizo.Noticia Relacionada estandar No Trump denuncia «trampas» a «gran escala» en las elecciones—Trump subió el domingo este meme a Twitter: «Cuando sea presidente, los helados de McDonald’s volverán a ser fantásticos de nuevo». Una chanza de las suyas a nada de las elecciones.—En Trump confluyen todas las representaciones de lo que yo llamo ‘el hombre público norteamericano’, una persona que sube a un escenario y convence a los demás. Tiene varias representaciones: el profeta, el político, el colono, el charlatán, el vendedor de crecepelo y el cómico. Y hay figuras norteamericanas en el que esas cinco representaciones confluyen. Dos de ellas, que yo utilizo para pivotar el libro, son Joseph Smith Jr., el fundador del mormonismo, y Trump, que es el paroxismo . No se nos ocurriría pensar en Abraham Lincoln haciendo un chiste como este, ¿no? Que confluyan todas esas representaciones en alguien, y sea un hombre público norteamericano puro, como Trump, es muy difícil. Porque el político siempre trata de parecer serio aunque venda crecepelo.—¿El título del libro es un guiño a su atentado reciente?—Surgió a partir de las memorias de Steve Martin. ‘Born Standing up’. Nacido de pie. Me pareció que el comediante y el político para terminar su discurso tienen que estar de pie. Tienen que aguantar de pie hasta la muerte del propio discurso y, en el caso de Trump, casi es literal. También hablo de la contraposición al ‘hombre público norteamericano’, el reverso del sueño americano, que es el chaval que le disparó: ‘El hombre oculto norteamericano’. Hay una parte de la población a la que se le ha obturado el futuro y que siguen aguantando el discurso de que pueden ellos solos. Un discurso imposible, fantasmagórico, y que crea monstruos. Es un país fundado sobre el libre mercado y una idea del libre albedrío… Entonces, si tú fracasas, fracasas no sólo ya porque no has hecho lo suficiente si no porque Dios te ha dado la espalda, no te quiere a su lado, porque no has llegado al éxito económico. Y eso crea monstruos que además tienen acceso a las armas precisamente por ese libre mercado y por su pasado de colonos de buscar un terreno y protegerlo tú, porque el Estado no entra en mi terreno.—¿Cree que Trump es un gran comediante?—Sí, creo que es uno de los grandes comediantes de nuestro tiempo, pero tiene un doble valor. Porque un comediante normalmente se dedica exclusivamente a la comedia. Pero Trump tiene un área política, comercial, de colono (de construir sus propias torres) y de charlatán. Y mesiánico, de profeta, de una cosa casi de Cristo: «Conmigo no habrá guerras», dijo. Eso es la hostia, nos lo tomamos como una cosa bobalicona pero yo no he escuchado jamás a un líder político decir: «Conmigo no habrá guerras». Eso diría Cristo. Es tremendo. Y ridículo. Pero conecta. Y, luego también, lleva la contradicción de: ¿es Trump un líder pacifista?—¿Por qué en Europa nos chirrían tanto sus formas también?—En España tenemos el catolicismo, que tiene otras maneras, una cierta solemnidad. Y luego en Europa, no te olvides, pero pasó la Ilustración. En Estados Unidos también, pero hay una tradición política muy diferente, y ahí el libre mercado y la sociedad de consumo ha evolucionado de una forma diferente, que eso se ve en su relación con las armas. Es decir, Kamala es más seria, pero ha salido en Oprah y dice que si entra uno en casa, le pega un tiro. Es como si ahora a Manuela Carmena de pronto le oyes decir: «Yo hago magdalenas, pero pero a mí si entra alguien a robarme esas magdalenas le pego un tiro a la cara», y aplauden, sus votantes aplauden. Entonces, quiero entender eso y trato de dar unas pinceladas de por qué ocurren esas contradicciones y por qué si se hiciesen en Europa no tendría un pase y diríamos que a este señor hay que meterlo en el frenopático.Edu Galán en el McDonald’s de Chamberí Ignacio Gil—Steve Martin decía que «hacer comedia solo en el escenario es el último bastión del ego». ¿Es EE.UU. un país con mucho ego? ¿Y España?—España tiene ego de otra forma. Aquí es muy importante el sentido de comunidad. Y en la comunidad el ego se tiene que disolver por narices, porque molestas al otro. Y también la raíz católica de España tiene mucho que ver con la parroquia. Que para hablar con Dios tienes que ser mediado, a través del cura. Pero en cambio la relación de los norteamericanos es muy individualista, es inmediata con Dios. Ellos hablan a Dios directamente. No necesitan a nadie. Y Dios les premia con el éxito. Y para hablar con Dios directamente, y para dirigirte a él, tienes que tener mucho ego.—También cita a doña Concha Piquer: «Yo tengo mucha vocación, pero si no cobro, no me divierto». El sueño americano es material.—Es totalmente material. La felicidad está íntimamente ligada al dólar. Allí, no se jubilan si pueden. Es un país ansioso, tiene que estar en constante persecución a la caza del sueño americano, y lo que no saben es que siempre es contra otros, no hay más huevos. No es una nube infinita. El sueño americano está parcelado, es como un lejano oeste, y solo se consigue no ya a codazos sino dando hostias como Bud Spencer. Y eso es durísimo, la competición sin fin, un sitio al que no vas a llegar. De hecho, el sueño americano en los 60 y 70, con Vietnam y tal, muchos entendieron que era ‘fake’.—Siguiendo el hilo, llegamos a Russell Brand y Joe Rogan, altos comisionados conspiranoicos, y al monólogo de autoayuda.—Ahora hay cómicos que se han convertido en profetas terrorifícos, por los clicks y porque tanto Rogan como Brand son grandes contadores de historias y a través de la comedia saben simplificarlas para que parezcan verdad cosas muy simples. Esta sería otra idea, las cosas complejas no suelen parecer verdad. Un profeta que ha tenido una revelación baja del monte como haría Moisés y dice: «He visto una zarza arder y era Dios». Jamás dice: «Es producto de la combustión, el viento o aquella rana que chupé me provocó esta visión…». Porque si chupas ranas no te va a seguir nadie. Los medios tradicionales han cometido errores, cómo no, pero el periodismo sirve para algo, un método, un contrastar las fuentes, una seriedad y ellos sueltan su perorata fácil de digerir, porque son cómico-profetas, como Trump. Y eso es peligrosísimo. Y luego está la derivada de la comedia identitaria, más cercana al charlatán. Y eso no quita que no sean graciosos, porque los hay muy buenos, como Hannah Gadsby. Pero muestran cómo tú mismo puedes superar la discriminación, la depresión o la locura, es una cosa vomitiva. Es una ideología individualista y no funciona. O eso de la terapia infinita: «Yo voy al psicólogo desde hace 20 años». ¡Pues que te devuelva el dinero! Y hay una denuncia de palabras inadecuadas, muy entrelazado con lo ‘woke’. Pero lo incómodo para tus impuestos es gestionar centros de integración, hacer sacrificios personales a través del Estado… «No digas discapacitado, di persona con habilidades especiales», pero la persona con habilidades especiales le sigue subiendo la madre por las escaleras porque la administración no le pone el mecanismo hidráulico. Da igual como lo llames. O que los españoles pidamos perdón por cosas de hace 500 años. Lo ‘woke’ es una respuesta globalizada norteamericana y son actos espurios, muy cómodos.—Y luego esta el ‘stand-up’ fascista, de Calamaro.—Calamaro es uno de mis grandes amigos. Es una forma de provocar, de remover. Hay una canción de él que me gusta mucho que se llama ‘Hacer el tonto’, y creo que a él le gusta hacer el tonto. Pero claro, él no es ‘stand-up’. Pero este concepto que se sacó de la manga para de vez en cuando desquiciarnos a todos… Porque yo a veces cuando le escucho determinadas cosas digo… ¡Me cago en la hostia! Y aparte me pasa una cosa genial. Tengo amigos de todas las ideologías, como todo el mundo. Lo que pasa es que algunos míos son muy conocidos. Y se produce esta cosa que es como mímesis por amistad, o algo así, y me piden explicaciones por lo que ha dicho el otro. «¿Cómo eres amigo de este?» Y yo digo… ¡Pásame tus amigos y a ver qué dicen y qué piensan! Que seguro que son una gentuza peor que tú. Calamaro para mí es un príncipe, un rey en la tierra. Es un tío que conmigo siempre ha sido un amigo. Siempre ha estado ahí. Y como decía él de Maradona: «Es mi amigo y es una gran persona».—También apunta a que los hippies y la contracultura inventaron sin querer el neoliberalismo publicitario de hoy.—Sí. El mercado encontró en la expresión del yo interior, propia del hippismo, un filón para que a través de productos de consumo tú te expreses. Siempre cuento que mi abuelo cuando murió tenía 3 jerseys. Mi abuelo, nacido en 1920, no tenía ningún interés en expresar su alegría a través de su forma de ser interior a través de la ropa que se ponía. El mercado ha entendido esto del hippismo, que está muy enlazado con el psicoanálisis y mil cosas, de que la expresión del yo no tiene fondo.—’Stand-up’, ‘late nights’ y una suerte de… ¿imperialismo cultural? ¿Nos han conquistado sus formatos en detrimento de los autóctonos?—Más que imperialismo es la globalización. Al final las culturas mutan y reciben estímulos de otras o, directamente, son arrasadas por otras. El concepto de la cultura no es monolítico, está en dialéctica y en permanente conflicto. Pero en ese escenario es cierto que la globalización ha homogeneizado y aseptizado el arte. Y el arte cómico no puede ser ajeno a esto: muchos cómicos y cómicas españoles se parecen en exceso a referentes norteamericanos cuando lo más revolucionario sería que se pareciesen más a Tip y Coll.