Dolores Redondo  se asoma al abismo en la sima de Legarrea: «El miedo y la superstición también pueden llevar a matar»

Dolores Redondo se asoma al abismo en la sima de Legarrea: «El miedo y la superstición también pueden llevar a matar»





Dolores Redondo señala el abismo y ahí está, a sus pies, el rastro del horror. Una cicatriz en medio del valle de Malerreka y 50 metros de caída libre y vergüenza histórica. Siete cuerpos, ocho si contamos el hijo que no llegó a nacer, y una cacería de brujas, nunca mejor dicho, en plena Guerra Civil. «A menos que reciba una noticia en los próximos días que diga lo contrario, es la ejecución popular por brujería más reciente de la historia de España», desvela la escritora. A sus pies, el escenario del crimen. La sima de Legarrea. El agujero negro al que fueron empujados en 1936 Josefa Goñi Sagardía, embarazada de seis o siete meses, y sus seis hijos. «Es sobrecogedor. Piensa en empujar a una persona, no digamos ya a siete», exclama la autora de la popular trilogía del Baztán, cinco millones de ejemplares vendidos y casi 40 traducciones en todo el mundo. En la memoria, un suceso reconstruido desde el rumor y la leyenda y fijado a la historia cuando en 2016 el antropólogo y forense Paco Extebarría encontró los restos de Josefa y sus hijos en el fondo de la cueva. «Los apuntaron con un arma y los obligaron a saltar hasta la sima, y uno a un fueron arrojando a los niños en presencia de la madre, para luego obligarla a salta tras ellos», leemos ahora en ‘Las que no duermen NASH’ (Destino), obra con la que Redondo regresa al kilómetro cero de su mapamundi emocional y literario, Elizondo, Elbete y alrededores, para seguir explorando tormentos y misterios ancestrales y presentar a una nueva heroína, la psicóloga forense Nash Elizondo.El libro llega este miércoles a las librerías con una primera tirada de 220.000 ejemplares en castellano y otros 20.000 en catalán y, para presentarlo como el Basajaun manda, la escritora vasca pastorea a un nutrido grupo de periodistas por rincones y escenarios de la novela. Nuevos puntos a marcar en rojo esas rutas literarias que han convertido la casa de tía Engrasi, la comisaría, o la antigua Panificadora Baztanesa, hoy obrador de Matecadas Salazar, en imponentes reclamos turísticos. «En Elizondo me he dado cuenta de que está Dolores Redondo, que soy yo, y luego la Redondo, esa escritora que las gentes de aquí ya perciben como un personaje del Baztán», relativiza.Creencias mortales Es Dolores y no la Redondo quien habla ahora de la sima de Legarrea en Gaztelu, paraje siniestramente hermoso que propicia en la novela una macabro hallazgo: el del cuerpo de una joven que llevaba tres años desaparecida. «Este lugar tiene un karma oscuro. No es un cementerio, es el escenario de un crimen», asegura. Un crimen ficticio para asentar una novela inspirada y enraizada en una atrocidad real. «No deja de fascinarme que en estos valles que se llaman precisamente Los Valles Tranquilos hubiera gente tan apegada a unas creencias en las que yo cimento mis novelas como para arrojar a una sima a una mujer embarazada y a niños de 14, 12, 9, 4 y 3 años y 18 meses. Es una burrada», insiste. Descartada la hipótesis frentista y guerracivilista («en ese pueblo todo el mundo pertenecía al mismo bando», subraya), lo que queda es el pavor al otro y la fe ciega. «El miedo y la superstición también pueden llevar a matar», sentencia Redondo.Dolores Redondo continúa con ‘Las que no duermen NASH’ el cuarteto de Los Valles Tranquilos CARLOS RUIZDe Josefa, por ejemplo, se decía que era ‘belagilek’ y desencadenaba tormentas a su antojo. También que era una bellísima ‘sorgiña’ con capacidad de aojar y que preparaba pócimas. Una bruja, vamos. Con todas las letras y en todos los idiomas. Sólo que no, claro. Simplemente era diferente. Y pobre. Pero sobre todo diferente. De ahí el título de una novela con la que Redondo homenajea «esa inquietud femenina que, por ejemplo en el medievo, se consideraba inmediatamente causa de brujería». «Las mujeres durante la noche tenían que dormir porque su alma más frágil, más permeable a la maldad y a la influencia del maligno estaba especialmente predispuesta durante la noche, así que la mujer debía dormir o rezar. Permanecer despierta durante la noche ha sido siempre un símbolo relacionado con la brujería, así que el libro es un homenaje a las que no nos fuimos a dormir y nos quedamos leyendo, inventando, pensando», explica. Un homenaje, recalca, «a una inquietud que a algunas les costó la vida».Nuevo cuartetoCon ‘Las que no duermen NASH’, Dolores Redondo da un paso más en la composición de lo que, ahora sí, ya se ha desvelado con un nuevo cuarteto, el de Los Valles Tranquilos. Una serie que comenzó con ‘Esperando al diluvio’ y cuya tercera entrega se encerrará a escribir la donostiarra en Navidad, en cuanto liquide la ronda promocional. «No es una saga, no son novelas que continúan. He buscado una vuelta de tuerca más, ya que creo que es mi obligación como escritora no solamente contar una historia, sino intentar contarla de un modo diferente. No puedo revelar cuál es el lema o el dogma de este cuarteto, porque es algo que quiero que se vaya descubriendo libro a libro, pero sí que todos forman parte del mismo universo Dolores Redondo y de ese género que inauguré con ‘El Guardián Invisible’», resume. Se refiere la autora de ‘La cara norte del corazón’ a esa mezcla de investigación policial, leyendas del Baztán y crímenes brutales con la que se ha fraguado su leyenda superventas. Un cóctel al que se suma ahora la aparición estelar de Amaia Salazar y la irrupción de la doctora Nash Elizondo, psicóloga forense con la que Redondo se permite tensar la intriga desde una óptica diferente. «No es policía, no puede llegar a casa de alguien y obligarle a hablar, así que tiene que lograr que la empatía funcione», explica. Algo ciertamente complicado cuando la mayoría de sus interlocutores están muertos. «En ocasiones, cuando el cadáver está muy dañado o incluso no hay cadáver y hay que establecer una causa de la muerte, se necesita a un psicólogo de los muertos, a alguien que se meta en la mente de esa víctima y sea capaz de dilucidar cuál era su estado mental y de ahí cuál ha sido la causa de la muerte», ilustra.Noticia Relacionada estandar No ‘Esperando al diluvio’, de Dolores Redondo, un asesino en serie en el Bilbao de los años de plomo Miriam Villamediana La escritora donostiarra publica una nueva novela en la que abandona a la inspectora SalazarSu nombre, por cierto, no es un capricho ‘anglo’, sino un apodo. «Nash es el c ódigo forense internacional que significa natural, accidental, suicidio u homicidio, que son las causas de la muerte», aclara antes de aventurarle un futuro prometedor junto a Amaia Salazar. «Puedo adelantar que Nash y Amaia se van a llevar muy bien; me gusta como interactúan. Son muy diferentes, vienen de estructuras matriarcales muy distintas, pero son el poli bueno y el poli malo perfecto. Ahí donde Amaia puede ser más dura, Nash tiene la sensibilidad para empatizar», avanza una autora que si algo ha aprendido maniobrando entre la cresta de la ola del bestseller y las más bajas pasiones es que «la mayoría de los seres humanos son capaces de matar si les das la circunstancia adecuadas». «La mente criminal fascina porque no dejas de preguntarte cómo alguien es capaz de hacer eso. Y a la vez te sientes identificado porque no deja de ser otro humano el que lo hace», reflexiona.

Fuente: www.abc.es