Dimite el arzobispo de Canterbury presionado por su gestión de un caso de abusos a jóvenes y niños
El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, primado de la Iglesia de Inglaterra, ha anunciado este martes su dimisión entre presiones de los obispos por no haber actuado en 2013 cuando conoció un grave caso de abusos infantiles cometidos por un voluntario en campamentos de verano cristianos hace décadas.
Welby, líder espiritual de los 85 millones de anglicanos de todo el mundo, asume su responsabilidad por su gestión y ha asegurado que se siente «apenado» y que su marcha se producirá en respeto a sus obligaciones institucionales y constitucionales.
El arzobispo se había enfrentado a múltiples peticiones de dimisión después de que un informe concluyera la semana pasada que no había tomado medidas suficientes para detener a una persona a la que describía como el abusador en serie más prolífico de la Iglesia.
«Está muy claro que debo asumir la responsabilidad personal e institucional por el largo y traumatizante periodo entre 2013 y 2024″, ha indicado el arzobispo en un comunicado publicado en su cuenta de X. Welby argumenta que cuando asumió el puesto en 2013 fue informado de que la Policía estaba al corriente de los presuntos abusos cometidos durante décadas por el líder de campamentos cristianos John Smyth, y que él «pensó erróneamente que habría una resolución».
«Los últimos días han renovado mi profundo y largamente sentido sentimiento de vergüenza por los fallos históricos en la salvaguarda de la Iglesia de Inglaterra», se lee en la nota de Welby, que espera que con su decisión quede clara «la seriedad» con la que la Iglesia de Inglaterra «entiende la necesidad de cambio», y nuestro profundo compromiso de crear una Iglesia más segura. «Al dimitir, lo hago con el dolor de todas las víctimas y supervivientes de abusos», asegura.
Su etapa al frente del arzobispado ha supuesto más de una década de grandes convulsiones en la que se vio obligado a sortear las disputas sobre los derechos de los homosexuales y las mujeres clérigos entre las iglesias liberales, sobre todo en América del Norte y Gran Bretaña, y sus contrapartes conservadoras, especialmente en África. Es probable que las iglesias anglicanas de países africanos como Uganda y Nigeria acojan con satisfacción la salida de Welby, tras haber manifestado el año pasado que ya no confiaban en él.
Los principales retos de su sucesor serán mantener unida a la comunidad anglicana mundial, cada vez más dividida, y tratar de invertir el descenso de la asistencia a la iglesia, que en Reino Unido se ha reducido en una quinta parte desde 2019.
Mas de 100 niños y jóvenes sufrieron abusos
La dimisión de Welby se produce cinco días después de que el informe independiente Makin le señalara por su gestión de una serie de denuncias de abusos que se remontan a la década de 1970. Según el documento, el abogado británico John Smyth había sometido a más de 100 niños y jóvenes a abusos físicos y sexuales «brutales y horribles» durante un periodo de 40 años.
El informe relata que Smyth golpeaba a algunas víctimas con hasta 800 golpes de bastón y les suministraba pañales para absorber las hemorragias, según el informe. Después se colocaba encima de sus víctimas, a veces besándolas en el cuello o en la espalda. El abogado fue presidente del Iwerne Trust, que financió los campamentos cristianos de Dorset (Inglaterra), y Welby trabajó en ellos como oficial de dormitorios antes de ordenarse. Smyth se trasladó a África en 1984 y siguió cometiendo los abusos hasta cerca de su muerte en 2018, según el informe.
Welby ha reconocido que el llamado informe Makin, puso de manifiesto «la conspiración de silencio mantenida durante mucho tiempo sobre los atroces abusos de John Smyth».
Según la investigación, encargada en 2019, en 2013 la Iglesia de Inglaterra conocía al más alto nivel las denuncias de abusos sexuales en los campamentos en 2013 y Welby tuvo conocimiento de las acusaciones, como muy tarde, ese mismo año, meses después de convertirse en arzobispo. El informe apunta que si las denuncias se hubieran denunciado a la policía en 2013, podría haberse llevado a cabo una investigación completa y Smyth podría haberse enfrentado a cargos antes de morir.
Tras la dimisión de Welby, comienzan los procedimientos eclesiásticos para el nombramiento de un nuevo arzobispo de Canterbury, que exigen que un cuerpo de clérigos y un presidente, designados por el primer ministro británico, le propongan dos nombres. Las propuestas han sido el obispo de Norwich, Graham Usher, y la obispa de Chelmsford, Guli Francis-Dehqani.
Usher está a favor de los derechos de los homosexuales y se ha manifestado abiertamente sobre la necesidad de abordar el cambio climático. Francis-Dehqani nació en Irán y ha contado cómo asesinaron a su hermano tras la Revolución iraní. De ser elegida, se convertiría en la primera mujer en ocupar el cargo.