De qué color es en realidad el Danubio que Strauss imaginó azul

De qué color es en realidad el Danubio que Strauss imaginó azul



En 2025, Viena -la capital de Austria y de la música- celebrará los doscientos años del nacimiento de Johann Strauss hijo (1825-1899) con grandes eventos y conciertos [programa competo, aquí] en el que volver a sentir la música. Strauss padre también fue director de orquesta y compositor de muchos vals, pero con ninguno consiguió la fama. A su hijo, en cambio, se le conoce como el rey del vals, ese baile irreverente en el que «los cuerpos se pegaban demasiado». Compuso más de 150 y su fama fue extraordinaria, algo parecido a una gran estrella del pop actual.

El ‘Danubio azul’ es uno de ellos, estrenado el 13 de febrero de 1867 en la sala Diana bajo la dirección de Rudolf Weinburm. Esta obra fue primero una versión coral con acompañamiento de piano, pero la acogida de la crítica fue tibia, con una letra de dudosa calidad escrita por un funcionario de la Policía. En la Exposición Universal de París (1889) se presentó ya sin coro y bajo la dirección del propio Strauss. Posteriormente, se interpretó en seis conciertos en el Covent Garden de Londres. Dicen que poco después se habían impreso más de un millón de partituras en todo el mundo.

Pronto el ‘Danubio azul’ fue considerado el himno no oficial de Austria. Incluso suena al despegar y aterrizar en los aviones de Austrian Airlines. Y, sin embargo, como bien se sabe el río nunca es azul.

Los colores en 1900

Hacia 1900, Anton Bruszkay, consejero de la corte vienesa, miraba el Danubio cada mañana entre las siete y las ocho de la mañana en la pequeña ciudad de Mautern, cerca de Viena. Anotaba sus observaciones día a día y las enviaba a la Sociedad Geográfica Austriaca y a la Oficina Central Hidrográfica de Viena, que publicaban los datos. Pues bien, según esa información el Danubio fue «marrón, 11 días; amarillo arcilla, 46 días; verde sucio, 59 días; verde claro, 45 días; verde hierba, 5 días; verde acero, 69 días; verde esmeralda, 46 días, y verde oscuro, 64 días».

La industrialización, los residuos, los plásticos o la actividad ganadera en la zona han dado su propio toque de color al Danubio a lo largo de las últimas décadas. Pero el tono azul ni siquiera era el predominante en 1900, si hay que hacer caso a la meticulosa observación de Bruszkay.

En Viena, el Danubio siempre está presente, en el parque nacional Donau-Auen, en el Viejo Danubio, en la Isla del Danubio (donde cada año en junio hay una gran fiesta) o en el canal del Danubio, creado entre los años 1870 y 1875. Se trata del afluente del Danubio original más al sur de Viena, que en su forma actual tiene 17,3 km de longitud y fluye por el centro histórico de la capital. Y es que, en efecto, los vieneses tienen una relación muy especial con sus orillas y sus playas. Van allí para relajarse, jugar y hacer deporte o a pasar unas horas en los cafés de la playa la playa fluvial Gänsehäufe.

La casa de Johann Strauss, en un distinguido edificio de la Praterstraße, donde compuso la obra, es una de las paradas obligadas de la ruta para conocer el mundo del músico en Viena. Ubicada en la planta noble, la vivienda refleja el estatus elevado de Strauss en la cima de su carrera. Hoy en día es un espacio conmemorativo, que alberga una exposición dedicada al rey del vals. Su tumba está en el cementerio central, cerca de las de Brahms, Schubert y Beethoven.

Fuente: www.abc.es