Córdoba exhibe 23 años después una pasión inmarchitable por la selección en el España-Serbia
El tango dice que veinte años no son nada. Es un tema bellísimo pero no totalmente real, visto lo visto ayer en Córdoba. La ciudad volvía a recibir a la selección 23 años después de que la acogiera por última vez: fue el 25 de abril de 2001. En aquella ocasión, fue un amistoso ante Japón y esta vez, el primer partido oficial de la Roja en nuestra tierra. No es la única cuestión que ha variado.
La selección que nos visitó hace 23 años era un conjunto atormentado -no podía añadir más títulos a la Eurocopa de 1964- y la de Luis De la Fuente es una selección que ha forjado una leyenda en los últimos 16 años.
Córdoba también ha cambiado: tras muchas derrotas, la ciudad parece atisbar un futuro distinto, con la Base Logística como fichaje estrella. Lo que no ha se ha modificado ni un ápice es el amor por el fútbol que tiene esta ciudad: en 2001, se llenó El Arcangel y ayer también. Y florece, en estos días del festival Flora, con una pasión inmarchitable por la selección, aunque juegue aquí de dos décadas en dos décadas.
A eso de las 18.45 horas, 120 minutos antes de que arrancara el duelo, el público ya hace cola para acceder al estadio. Allí, están Miguel Ángel y Ábel, su hijo. «Es la primera vez que vemos a la selección y será en el campo del Córdoba», comenta el padre al mismo tiempo que explican que vienen de Palma del Río. El pequeño comenta que está «emocionado» y algo dispuesto a dar un poco de envidia a sus compañeros de clase mañana. «La pena es el tiempo», dice Miguel Ángel cuando empieza a lloviznar. Bueno, eso y que el peque quería ver a Lamine Yamal, lo que con la plaga de lesiones que sufre la Roja no podrá ser.
El entorno de El Arcángel, con todo el papel vendido, ha sido un hervidero de aficionados con sus camisetas, sus bufandas, sus caras pintadas con las franjas rojas y amarilla.
Alberto, un padre que, con su familia, también hace cola para entrar al estadio asegura que todos están «bastante emocionados». «Lo malo, las bajas. Mi hija quería ver a Yamal», afirma. El tiempo es la otra pega que le pone a la cita con España. No obstante, la lluvia respeta cuando, sobre las siete, llega el autobús de la selección y se desata la locura. Y también alguna lágrima.
«Estamos emocionados. Lo malo, el tiempo y las bajs. Es que mi hija quería ver a Yamal», dice Alberto, un padre que está a las puertas de El Arcángel con su familia
Un pequeño las derrama, porque no ha podido ver a sus ídolos. «Aunque sea a las doce de la noche del hotel, te llevo yo al hotel», dice su padre, buscando el consuelo del niño. De nada servirá la buena voluntad del progenitor. La seleccion no pernocta aquí. No ha sido lo único que ha estado mal: las colas de acceso han sido muy largas.
Las puertas se abren. El Arcángel luce radiante, engalanado, como quien se ha acicalado para una de esas citas que no se olvidan. Luz, que luce una gran bandera española indicando que viene de Cañete de las Torres, asegura que es la primera vez que ve a la Roja. Y se le agolpan los sentimientos: «Estoy emocionada, ilusionada». Se declara igualmente dispuesta a «dejarse la garganta» para animar a los de De la Fuente.
«La selección no viene desde 2001. Hoy Córdoba tiene que hacerse notar», asegura Antonio, un joven, desde las gradas
Y los serbios saltan a calentar y rápidamente comprueban que la afición cordobesa no se anda con chiquitas: se llevan su pitada. Antonio, que se confiesa «cordobesista y futbolero», asegura que, después de tanto tiempo sin venir a jugar a nuestra ciudad, las gradas de El Arcángel tienen que «hacerse notar». Cita también las numerosas bajas y rápidamente matiza: «A los que vienen les apoyamos». Y vaya que si la grada lo ha hecho, haciendo florecer una pasión que llevaba demasiado tiempo sin poder eclosionar.