Claves del nuevo primer ministro sirio, Mohamed Al Bashir

Claves del nuevo primer ministro sirio, Mohamed Al Bashir







El hasta ahora primer ministro del denominado Gobierno de Salvación Nacional de Siria en la provincia de Idlib, Mohamed al Bashir, tiene ahora la tarea de liderar el cambio de régimen de Bachar al Asad tras su derrocamiento el pasado domingo.

«El comando general nos ha encomendado dirigir el Gobierno de transición hasta el 1 de marzo», ha dicho Al Bashir ante los medios estatales tras asumir su cargo.

24 horas – Al-Bashir es el elegido para formar un gobierno de transición en Siria – Escuchar ahora

Nacido en Jabal Zawiya (noroeste de Siria) en 1983, Al Bashir se crio en la misma región que posteriormente gobernó como parte de la coalición rebelde durante la guerra civil siria. El político islamista se graduó en Ingeniería Eléctrica y Electrónica en la Universidad de Alepo en 2007 y, posteriormente, en Sharía en la Universidad de Idlib.

Además de su formación en ley islámica, cuenta con conocimientos en inglés avanzado, así como certificados en gestión de proyectos y planificación administrativa.

No dio el salto a la política hasta 2021, una década después de que las revueltas populares contra Al Asad, en el marco de la denominada Primavera Árabe, escalasen hasta provocar el estallido del conflicto. Ese mismo año abandonó su puesto como jefe del departamento de instrumentos de precisión en la Compañía de Gas Siria para unirse a las filas revolucionarias.

Durante dicho período, fungió como ministro de Desarrollo y Asuntos Humanitarios bajo el que era entonces el cabecilla de la administración del Gobierno de Salvación -rama política monopolizada por Hayat Tahrir al Sham (HTS)- en Idlib, Ali Keda. En enero de 2024, fue nombrado primer ministro y líder Ejecutivo de la organización.

No es sorprendente, por tanto, que quien haya comunicado su puesto para dirigir la transición fuera el propio líder de HTS, Mohamed al Golani.

Un Gobierno convulso

Mientras estuvo a cargo de la administración de Idlib, Al Bashir se centró en modernizar una de las regiones más castigadas por la guerra y atender las necesidades humanitarias de las casi tres millones de personas en esa provincia, la mitad de ellas desplazados internos.

No obstante, Al Bashir ha tenido que enfrentar varios problemas durante su gestión. En febrero, grupos de manifestantes salieron a las calles de algunas ciudades de la región pidiendo la caída de Al Golani, unas protestas que se prolongaron varios meses.

Sus demandas iban desde el fin de las violaciones de derechos humanos en las cárceles, pasando por reformas económicas en la región por sus malas condiciones de vida, hasta el rechazo al monopolio de la toma de decisiones por parte de HTS. De hecho, dicha organización es tan solo una de las decenas que componen la oposición a Al Asad en Siria.

Como respuesta, las unidades de seguridad de HTS atacaron a los manifestantes con porras y gases lacrimógenos, mientras que Al Bashir emitió un decreto de amnistía general para autores de delitos que mostrasen buena conducta con el fin de contentar a la población.

Según el informe de septiembre de 2024 de la Comisión de Investigación sobre Siria creada por la ONU, las protestas siguieron a campañas de arrestos y torturas contra miembros del HTS, entre los que se incluyen grupos, partidos políticos y civiles contrarios al grupo, incluidos mujeres y niños de hasta 7 años.

Pese a los escollos durante su administración, Al Bashir se ha mostrado fiel al Gobierno de Salvación y especialmente cercano al HTS. Asimismo, tras la toma de Alepo por parte del grupo en los primeros días de la ofensiva que ha derrocado a Al Asad, el Gobierno de Al Bashir prestó asistencia con efectividad, evitando las revueltas y asegurando el acceso de la población a recursos y servicios básicos.

Las dudas sobre su transición

Al Bashir tiene la tarea de formar un Gobierno de transición amparado tanto por el propio Al Golani como el primer ministro sirio saliente, Mohamed Gazhi al Jalali, para coordinar el cambio de régimen. Tiene hasta 1 de marzo de 2025 para lograr su cometido.

El desafío se torna complejo en un país de gran diversidad étnica y religiosa. Sus próximos pasos deben contentar a grupos tan diversos como cristianos, kurdos, drusos, suníes o alauitas.

Asimismo, en los siguientes tres meses, el nuevo líder del Ejecutivo deberá reestructurar las antiguas instituciones de Al Asad para llevar a buen término la tan ansiada transición.

De acuerdo con declaraciones de fuentes de la Administración Política Siria a la televisión pública, el nuevo Gobierno ya ha comenzado a tomar medidas relacionadas con la seguridad, entre las que se incluyen la «disolución de las autoridades de seguridad y anular las leyes de terrorismo». Esta medida otorgaría inmunidad a la práctica totalidad de grupos rebeldes, incluido el propio HTS.

Por lo pronto, el enviado especial de las Naciones Unidas para Siria, Geir Pedersen, ha afirmado que los acuerdos deben ser lo más completos posibles, y ha recordado durante una rueda de prensa en Ginebra que «han pasado ya nueve años desde la adopción de esta resolución [que declara a Hayat Tahrir al-Sham grupo terrorista]».

Sin embargo, para la comunidad internacional todo parece depender más de la actuación de los grupos rebeldes, especialmente de la organización de Al Golani, que del propio Al Bashir. De momento, la mayoría de Estados occidentales confirman que se están dando los pasos adecuados. Así lo ha refrendado Pedersen: «La verdad es que hasta ahora Hayat Tahrir al-Sham y otras facciones armadas están enviando buenos mensajes al pueblo». El resultado final queda en manos de Al Bashir y su capacidad para lograr el apoyo de los sirios y de los Gobiernos extranjeros.

Fuente: www.rtve.es